La crisis de la covid-19 provocó que se acelerara el deterioro de la cartera de crédito de las entidades financieras y se comenzara a incrementar la morosidad de los deudores.
A julio anterior, el 74% del saldo de los préstamos otorgados en el sistema financiero nacional estaba catalogado como de poco riesgo o cartera buena. Sin embargo, 12 meses antes era el 80%, según la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
La porción de crédito en buen estado se mantuvo, en valores cercanos a este último porcentaje, hasta febrero pasado. A partir de ese momento comenzó a reducirse, muestra la información de la Superintendencia.
A los efectos económicos de la covid-19 se unen otras razones que se arrastraban previo a la pandemia, pero se profundizaron aún más, como el el alto desempleo y el escaso crecimiento del crédito, explicó Bernardo Alfaro, el pasado 28 de agosto, previo a su salida de Sugef.
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“La pandemia aún no impacta de modo importante en los niveles de cartera al día o en morosidad. Esto se debe a que una operación prorrogada o readecuada, por efecto covid-19, que se encontraba al día antes de la crisis, seguirá mostrando cero días de atraso”, advirtió Alfaro.
Además, destacó que para las entidades financieras la manera de protegerse de los efectos de la crisis es la constitución de provisiones para créditos malos, y una mayor holgura patrimonial permitirá resistir la crisis.
Para determinar la cartera de crédito en buen estado, la Sugef mide la proporción que representan las operaciones de crédito al día y con atraso máximo de 90 días, sobre el activo productivo.
A julio anterior, las entidades financieras tenían colocado un saldo de ¢20,8 billones en créditos a hogares y empresas, es decir casi un 2% menos frente a los ¢20,5 billones al mismo periodo del 2019.
En el caso de la mora, el indicador se ubicó en 2,56% en todo el sistema financiero, en julio pasado, y registró un incremento respecto a los meses previos, luego de que se comenzaran a eliminar las prórrogas en pagos de deudas en algunos bancos.
El indicador estaba en 2,44% previo a la pandemia y las medidas de restricción implementadas, y en 2,36% doce meses antes de julio anterior.
La morosidad es el porcentaje del saldo de crédito con más de 90 días de atraso en el pago y en cobro judicial. Para la Sugef, el porcentaje de normalidad de la cartera de crédito es cuando la mora llega hasta el 3%.
Efecto en entidades
Por instituciones financieras, los bancos públicos y privados con mayor peso en el sistema financiero tuvieron una desmejora en sus carteras. Pero el Banco Popular reportó el retroceso más relevante.
En julio anterior, la cartera menos riesgosa de la entidad representaba el 64%, frente al 80% en el mismo periodo del año 2019. Mientras que, a inicio de este año, era del 70%, según datos de Sugef.
Maurilio Aguilar, director de Riesgo Corporativo de la entidad, explicó que el impacto en la entidad se genera por la estructura de clientes de la institución, pues se concentra en asalariados (públicos y privados), trabajadores independientes; y micro, pequeñas y medianas empresas.
“En los últimos meses, se han incrementado los atrasos en los pagos de las cuotas de los préstamos; sin embargo, nuestras carteras de crédito tienen un nivel adecuado de cobertura de estimaciones y se encuentran altamente diversificadas”, explicó Aguilar.
La entidad está entre las que más se elevó el indicador de mora en los últimos meses. En julio se ubicó en 3,14% comparado con el 2,37%, 12 meses antes.
En el caso del Banco de Costa Rica (BCR), la entidad pública estuvo entre las que más se elevó la mora. En julio se ubicó en 3,94% es decir casi un punto porcentual más frente al mismo periodo del año pasado.
“La morosidad se afecta porque a pesar de que BCR construyó una serie arreglos específicos para sus clientes, bajo los cuales se instrumentalizan las readecuaciones o prórrogas, las condiciones de otros deudores se han ido deteriorando y teniendo efecto en el indicador”, detalló Douglas Soto, gerente del BCR.
El jerarca enfatizó que si los efectos de la pandemia se prolongan haya más incidencia en el indicador.
En el Banco Nacional (BNCR) informaron que la desaceleración económica, en el último año, provocó una reducción en el saldo de la cartera de crédito de 2,77%, con lo cual se aceptan indicadores de la entidad.
La mora para el BNCR se ubicó en 3,81%, en julio pasado, y la cartera con poco riesgo, según la medición de Sugef, fue de 71,1% casi seis puntos por debajo comparado con un año antes.
“El indicador de mora mayor a 90 días presenta un crecimiento de 0,43 puntos porcentuales debido a clientes que, antes de la pandemia ya presentaban problemas de pago, vieron deteriorada su situación ante la compleja coyuntura económica”, explicó la entidad por escrito.
En el caso de BAC Credomatic, la morosidad se ubicó en 1,98% y mostró una tendencia a reducir en los últimos 12 meses.
Laura Moreno, vicepresidenta de Relaciones corporativas BAC Credomatic, dijo que las medidas de contención de la pandemia ayudaron a la entidad a reducir el indicador.