En el proyecto de ley de presupuesto para el Gobierno Central presentado, este 1.° de setiembre, por el Ministerio de Hacienda a la Asamblea Legislativa, las remuneraciones bajan y las transferencias corrientes crecen poco, pero los intereses suben un poco más.
El plan de gasto total presentado es por ¢11,5 billones (millones de millones) y se financia en un 53% con ingresos corrientes (principalmente por impuestos) y un 47% con deuda.
El plan aumenta un 1,82% (excluida la amortización) con respecto al plan inicial presentado para el 2021, con lo cual cumple con la regla fiscal que permite un aumento máximo de 1,96%.
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Para poder lograr ese cumplimiento se comprimen en forma importante dos de los disparadores del gasto: las remuneraciones y las transferencias corrientes.
En el caso de las remuneraciones bajan 0,3% si se compara el proyecto de presupuesto del 2022 con el presupuesto inicial del 2021.
En este comportamiento influye la aplicación del título III de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, la cual varió las formas de cálculo de los incentivos salariales, entre otros cambios.
Las transferencias corrientes, que son giros que hace el Gobierno a otras entidades públicas para gastos corrientes (como remuneraciones), aumentan un 1,9% por mayores transferencias al sector público, mientras que las transferencias corrientes al sector privado se reducen, según explicó el ministro de Hacienda, Elian Villegas.
“En términos del PIB (producto interno bruto), todos los rubros del gasto sufrirán una reducción, por ejemplo, el gasto total sin amortización experimentará una disminución de 0,8 puntos porcentuales del PIB al pasar de 22,4% del PIB a 21,6% del PIB. Siendo las remuneraciones y transferencias corrientes los rubros que más contribuyen a esta disminución (0,4 puntos porcentuales y 0,3 puntos porcentuales del PIB respectivamente)”, explica el Ministerio de Hacienda en la exposición de motivos del proyecto.
En dicha exposición se detalla también que entre el 2007 y 2019 las remuneraciones del Gobierno Central y las transferencias corrientes aumentaron 1,7 puntos porcentuales del PIB y 3,3 puntos porcentuales del PIB, respectivamente, lo cual junto a un estancamiento de los ingresos tributarios, provocó un ensanchamiento de la brecha entre gastos e ingresos, que se tradujo en un deterioro del resultado financiero al pasar de -1,0% a -6,7% del PIB en el mismo periodo.
En el caso de los intereses aumentan un 3,6% al comparar el proyecto del 2022 con el presupuesto inicial del 2021 y aunque la gestión de la deuda atenúa el incremento en pago de los rendimientos, este rubro se vuelve más difícil de controlar debido al tamaño de la deuda pública (estimada en 70,3% de la producción para el 2021) y por ello las autoridades destacaron la importancia de continuar el esfuerzo para bajar dicha deuda.
“La sostenibilidad fiscal sigue en riesgo por el rumbo de la deuda, estamos en una situación delicada”, dijo la presidenta de la Asamblea Legislativa, Silvia Hernández.
Las remuneraciones, las transferencias corrientes y los intereses representan un 68% del proyecto total de presupuesto del 2022.
En cuanto al gasto por ministerios aumenta para los de Gobernación y Policía, Hacienda, Justicia y Paz, de la Presidencia; Ciencia, Innovación, Tecnología y Comunicaciones, Comercio Exterior, Relaciones Exteriores y Agricultura si se compara el proyecto del 2022 con respecto al plan de gasto autorizado a agosto del 2021.
El de los ministerios de Educación y Ambiente y Energía se mantienen casi estables y bajan los de Cultura y Juventud, Seguridad Pública, Obras Públicas y Transportes, Trabajo y Seguridad, Vivienda y Asentamientos Urbanos, Planificación, Economía, Industria y Comercio y Salud.
Efectos de la regla
El exviceministro de Hacienda, José Francisco Pacheco, quien ha trabajado en la elaboración de presupuestos del Gobierno Central, explicó que siempre en materia presupuestaria habría que ver si los recortes se deben a algún elemento en particular.
Citó como ejemplo que en el 2021 se dieron transferencias al sector privado como el bono Proteger que no se están repitiendo en el 2022.
No obstante, añadió, que efectivamente, los efectos de la regla fiscal y de la reforma en general del 2018 ya se están viendo.
Pero también consideró que hay que reflexionar si esto es posible mantenerlo por todo el periodo que el Gobierno cree que va a ser necesario mantenerlo para cumplir con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“En el caso propiamente de la regla fiscal la severidad que le va a imponer a los presupuestos en estos años es tan grande yo podría pensar que va a haber tentación para hacer excepciones o modificarla”, manifestó Pacheco.