Las presiones alcistas que ha experimentado el precio del dólar en los dos últimos años hicieron que a inicios de junio el tipo de cambio respecto al colón rozara los ¢700, un número casi impensado antes de que se iniciara la pandemia, cuando el promedio ponderado en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) era de ¢569,87, el 6 de marzo del 2020, día en el que se presentó el primer caso de la covid-19 en el país
La tendencia hacia el alza se ha acentuado más en el 2022, con el encarecimiento de las importaciones a raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania lo cual provoca mayor demanda de divisas para pagar esta factura; lo mismo que la conversión de deudas de dólares a colones, entre otros factores mencionados por el Banco Central. Ante esta presión, se ha sembrado en la cabeza de los costarricenses que ganan en colones y tienen deudas en dólares si vale la pena trasladar el crédito a moneda local.
La respuesta no es sencilla, sin embargo, especialistas consultados por La Nación consideran que son pocos los escenarios en los que una operación de colonización de la deuda podría resultar financieramente favorable, y para llegar a esta conclusión sugieren analizar al menos seis factores.
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1) Monto a convertir
Tanto Kimberly Quesada, jefa de Asesoría y Seguridad Financiera de Coopenae, como Danilo Montero, director general de la Oficina del Consumidor Financiero (OCF), coinciden en que lo primero que se tiene que saber es que, sea como sea, al pasar una deuda de colones a dólares hay que asumir esa subida del dólar, ya que el monto a convertir va a ser “mayor” al original. Esto se da debido a esa devaluación que ha sufrido la moneda local, ya que se convertirá el monto que se debe a un tipo de cambio más alto al que originalmente se adquirió.
Por el lado positivo se está protegiendo la deuda de las presiones cambiarias, en el lado negativo, si el tipo de cambio baja, ya no se gozaría de una reducción en el pago de las cuotas. En cualquiera de los dos casos, Montero recomienda, de haber hecho el cambio, no pensar demasiado en el precio del dólar posteriormente. “Eso solo lo va a mortificar. Más que un tema financiero es un tema emocional. Si hizo el cambio, quédese tranquilo, no comience a sufrir si el tipo de cambio baja”, dice.
2) Tasa de interés
Un punto vital a la hora de analizar si vale la pena realizar el cambio es proyectar cuánto van a subir las tasas de interés. El gran atractivo de los créditos en dólares es que sus tasas son menores a las de los créditos en colones, así que al colonizar la deuda lo más probable es que la tasa aumente de manera considerable, engordando la cuota.
Para Montero, hacer el cambio solo es viable cuando se logra mantener la misma tasa en colones que en dólares. ¿Qué tan probable es esto en el mercado costarricense? “Tremendamente poco probable, casi que lo pongo en una especie de comparación exagerada”, dice el director de la OCF.
Por otra parte, Quesada indica que al estar las tasas en moneda local experimentando una tendencia hacia el alza, podría ser que salga incluso más caro que la misma subida del tipo de cambio, ya que perfectamente una tasa original del 6% podría pasar hasta 12% con el refinanciamiento a colones.
“La liquidez que estoy tratando de resguardar pasándome de dólares a colones probablemente se me vaya a castigar aún más con la subida de las tasas de colones”, dice la asesora.
Las tasas de los créditos en colones están asociadas a la Tasa Básica Pasiva, la cual calcula el Banco Central de Costa Rica (BCCR), mientras que para la de los dólares hay más opciones, la página del Banco muestra la Prime Rate, la Tasa de Referencia Interbancaria (TRI) y la Libor, sin embargo esta última se descontinuará en el 2023.
3) Costos por refinanciamiento
Ambos especialistas también dicen que no hay que subestimar los costos adicionales que traería hacer una colonización. Estos costos pueden ser múltiples y venir de diferentes aristas. Por ejemplo, puede existir una penalización por hacer el cambio, también le pueden agregar costos administrativos, comisiones y gastos legales que normalmente deben pagarse de contado.
Además, estos gastos pueden ser elevados si, por ejemplo, se trata de un crédito de vivienda en el que para reformular la deuda se debe realizar un peritaje para el avalúo del inmueble. Este perito cobra un porcentaje del valor de la vivienda. “Esa es una de las cosas más caras para las cuales uno tiene que tener el bolsillo preparado”, asegura Quesada.
4) Longevidad de la deuda
Entender en qué etapa del ciclo de vida se encuentra el crédito también es un factor cardinal a la hora de poner todo en una balanza. Ambos expertos señalan que tiene más sentido pensar en refinanciar la deuda a colones cuando la persona se encuentra en la primera mitad del ciclo de vida del crédito, ya que es ahí cuando se está pagando más de intereses que del principal de la deuda; en la segunda mitad es lo contrario.
“Si estamos antes de la mitad del crédito es un buen escenario para poder replantearnos una nueva deuda, si estoy en la mitad o más allá, hay que pensarlo unas tres veces porque ya estoy pagando más hacia el principal que intereses, entonces ahí sí duele mucho volver a iniciar un camino que ya va muy recorrido y eso pega al bolsillo”, considera Quesada.
5) Preste atención al tipo de cambio
Para Quesada es importante estar informado sobre el comportamiento del mercado cambiario. La economista hace mención a las últimas intervenciones que ha realizado el Banco Central de Costa Rica, en la semana del 31 de mayo al 3 de junio, en la que la entidad inyectó $111,4 millones para estabilizar el dólar, en la semana que casi llega a los ¢700.
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“Esto es un buen escenario pensando en la subida tan abrupta que ha tenido. Es decir, entendiendo estas intervenciones, la posición del Banco Central es voy a mantenerlo, estoy aquí presente, quiero regular, quiero que busquemos un nuevo orden y esto puede implicar a que paulatinamente pueda volver una estabilidad hacia la baja”, dice la asesora.
El Banco Central ha comentado en múltiples ocasiones que no tiene un objetivo numérico respecto al tipo de cambio, es decir, no intervendrá para mantener el dólar en un determinado precio en específico, sino que dejará que sea las fuerzas del mercado las que dicten el precio e intervendrá para evitar cambios abruptos.
Quesada también recomienda realizar escenarios estresados del tipo de cambio para saber cuánto sus finanzas pueden soportar la subida del dólar. Dice que uno de los errores más grandes que cometen las personas cuando se endeudan en dólares es hacer los cálculos pensando en que la divisa se va a mantener en un precio estable. “Nunca debemos dejar de pensar que esto puede subir ¢50 y ¢80 de más”, comenta.
Este cálculo estresado le permitirá saber cuán lejos o cerca está el tipo de cambio de su límite presupuestario y esto, a su vez, le indicará qué tanto vale la pena cambiar su crédito a colones.
Por su parte, Montero recomienda no tratar “de ganarle” al tipo de cambio. Explica que un país tan pequeño y volátil como Costa Rica está sujeto a demasiadas presiones cambiarias como para que “nosotros los simples mortales” especulemos con el precio del dólar.
Montero hace una analogía con acostumbrarse a rayar en doble línea amarilla: puede ser que salga bien algunas veces, pero tarde o temprano se va a llevar un golpe. Por eso, recomienda nunca endeudarse en una moneda con la que no sea generador. “Si gana en colones y se endeudó en dólares comenzó el partido perdiendo 1 a 0”, dice. Quesada también se suscribe a la idea de asumir créditos solo si se es generador de la moneda, por más atractivas que parezcan las tasas de interés en dólares.
6) Calcular el costo-beneficio
El último paso para determinar si vale la pena colonizar la deuda es contemplar todos los factores mencionados anteriormente en una especie de operación matemática. Esta fórmula iniciaría con la solicitud de un estado de cuenta actualizado para saber cuál es el saldo que el interesado tendría que pagar para dejar la deuda en cero.
El segundo elemento es el precio de convertir esa deuda a colones, es decir, cuál es el tipo de cambio que le estaría ofreciendo el intermediario financiero para colonizarlo, luego hay que sumar los costos de formalización (penalizaciones, gastos administrativos, legales, avalúos etc.) y el aumento que significaría la nueva tasa de interés, ya que, como se mencionó anteriormente, lo más probable es que sea más alta.
Cuando ya haya sumado esos rubros y tenga ese escenario listo, calcule lo que le costaría la cuota mes a mes con los gastos de colonizarla versus la que hoy está pagando con la subida del tipo de cambio. Adicionalmente, puede hacer una proyección de cuánto más pueden aguantar sus finanzas ante eventuales subidas del dólar para saber hasta qué punto puede soportar la devaluación.
“Ahí es donde se va a dar cuenta si en efecto esto le va ayudar o le va perjudicar”, dice Quesada. La asesora también considera que son pocos los escenarios en los que esta operación matemática se va a decantar por una colonización de la deuda. “Casi que queda igual y cuidado y no peor. Veo más costo que beneficio”, afirma.