La decisión de Coopeamistad y Coopelecheros de abandonar el negocio de la intermediación financiera después de casi dos décadas en la actividad estuvo precedida de una supervisión especial de la Sugef, desde el año pasado, la cual apresuró la decisión de abrir una negociación de compraventa de los activos.
La revisión de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) provocó la reclasificación de deudores y la constitución de mayores estimaciones por el deterioro en la cartera de crédito de ambas cooperativas de ahorro y crédito. De hecho, durante este año, el nivel de morosidad de las dos entidades se elevó de forma acelerada.
“A partir de los procesos de supervisión en muchos de los casos hay que hacer algunos ajustes. Aquí son dos cooperativas muy muy pequeñas y en este negocio el tamaño cuenta para tener la capacidad de enfrentar (las órdenes) y no hay accionistas que puedan enfrentar el aporte de más capital”, explicó Rocío Aguilar Montoya, jerarca de la Sugef, a La Nación.
La funcionaria añadió que el acuerdo de compraventa de activos y el traslado de pasivos concretado con Coopenae y Coopealianza, fue la salida más ordenada para las dos entidades vendedoras. Sin embargo, afirmó que la supervisión no tenía como objetivo sacar a Coopelecheros y Coopeamistad de la actividad de captación de ahorro del público para prestarlo a otros clientes.
“El supervisor no llega para que liquiden entidades. Llega para poder observar la administración de los riesgos y que las oportunidades de mejora se puedan ejecutar en tiempo”, subrayó. Aguilar Montoya reconoció que en los procesos de fiscalización hay acciones tan fuertes como las recomendaciones de intervenir a Coopeservidores y Desyfin.
“A partir de los procesos de supervisión en muchos de los casos hay que hacer algunos ajustes. Aquí son dos cooperativas muy, muy pequeñas y en este negocio el tamaño cuenta”
— Rocío Aguilar Montoya, jerarca de Sugef
Coopeamistad informó, por escrito, de que la decisión de dejar la intermediación se tomó a inicios de este año, principalmente, por las nuevas reglas sobre coberturas por deterioro crediticio. “Los desafíos que hemos enfrentado se deben a requerimientos normativos regulatorios y al efecto de las situaciones que se han presentado últimamente en el mercado financiero nacional”, recalcó la cooperativa sin referirse a los procesos de intervención.
La normativa a la cual se refiere la entidad es al Reglamento sobre el cálculo de estimaciones crediticias que comenzó a regir el 1.° de enero anterior. La norma tiene como objetivo establecer la metodología para cuantificar el riesgo de las operaciones crediticias y de los deudores, así como constituir las provisiones para salvaguardar la estabilidad y solvencia de las instituciones supervisadas.
La Nación consultó por correo electrónico a Coopelecheros, el pasado 25 de setiembre, sobre el proceso de cesión de activos y pasivos, la fiscalización de Sugef y las razones de dejar la intervención, pero al cierre de este artículo no hubo respuesta.
El Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) aprobó, el 18 de setiembre anterior, que Coopenae absorba una parte del negocio de Coopeamistad. Mientras que Coopealianza hizo lo mismo con Coopelecheros.
Las cooperativas que adquirieron los negocios informaron de que efectuaron una debida diligencia para adquirir solo una parte de la cartera de crédito y la mayoría de las obligaciones de ahorros e inversiones del público.
LEA MÁS: Coopeamistad y Coopelecheros, vinculadas al sector ganadero, dejan negocio financiero tras 20 años
La Cooperativa de Ahorro y Crédito La Amistad R. L. (Coopeamistad) empezó a participar en la actividad de intermediación financiera en 2005, aunque fue fundada en 1955 por trabajadores de Dos Pinos.
Por su parte, la Cooperativa de Ahorro y Crédito de los Productores de Leche R.L. (Coopelecheros) comenzó sus actividades financieras en 2007, y fue constituida como organización productiva en 1996.
Ambas organizaciones poseen un fuerte arraigo en el sector ganadero en el cual tienen colocado la mayoría de su financiamiento.
Deterioro financiero de las cooperativas
La información de ambas entidades muestra que, durante el último año, aumentó el deterioro financiero debido a la recomposición de la cartera de crédito para que mostrara un mayor riesgo de los deudores. Esto elevó la morosidad y afectó las utilidades.
En el caso de Coopeamistad, la organización registró una pérdida de ¢477 millones entre enero y agosto de este año, mientras que en el mismo periodo de 2023 tuvo una ganancia de ¢144 millones, según datos en la Sugef.
El aumento en las provisiones por préstamos incobrables fue lo que provocó este resultado negativo. Esta provisión ascendió a ¢585 millones en agosto pasado, mientras que en el mismo periodo del año anterior no existía.
Las estimaciones se crean, según la normativa vigente, con las ganancias del periodo, pero si no alcanzan, deben tomarse del patrimonio de la entidad. En Coopeamistad, el saldo del patrimonio (constituido por el aporte de capital de sus asociados) fue de ¢5.330 millones en agosto anterior, mientras que 12 meses antes eran de ¢6.175 millones, según la información financiera de la entidad.
Para la Sugef, el porcentaje de normalidad de la cartera de crédito es cuando la mora es de 3% o menos. En agosto pasado, la cartera de crédito de Coopeamista ascendía a ¢22.898 millones, y la mitad estaba garantizada con pagarés. El indicador de morosidad a más de 90 días y en cobro judicial fue de 5,44%. Sin embargo, 12 meses antes, era de 1,92%.
Este deterioro está relacionada, precisamente, con la reclasificación de deudores ordenada por la Sugef. Por ejemplo, en agosto del año pasado, el 0,15% de los créditos estaba en cobro judicial, es decir, ¢35 millones. Pero, 12 meses después, se elevó al 1,39% del saldo financiado, o sea, ¢318 millones.
En el caso de Coopelecheros, la reclasificación de deudores tuvo un fuerte impacto en el indicador de morosidad, el cual se ubicó en 12,19% en agosto pasado, en una cartera cuyo saldo fue de ¢14.642 millones.
Sin embargo, 12 meses antes, este índice era de 0,97%, y el saldo total del financiamiento era de ¢17.600 millones, según datos registrados en la web de la Sugef.
El ajuste más relevante fue en las operaciones enviadas a cobro judicial. En agosto de este año, el saldo fue de ¢1.113 millones. No obstante, un año atrás, el monto era de ¢257 millones, según los datos financieros de la entidad.
Adicionalmente, la cooperativa tuvo una ganancia de ¢8,7 millones entre enero y agosto anterior, lo cual significó una reducción de casi tres veces respecto a los ¢24,1 millones del mismo periodo del 2023.
Otra de las razones del estrés financiero de Coopelecheros fue la rápida reducción de las obligaciones con el público. En agosto de este año, los depósitos a plazo y a la vista registraron un saldo de ¢5.233 millones. Sin embargo, 12 meses antes, estos alcanzaban ¢6.819 millones, es decir, una caída de ¢1.586 millones.