Madrid
Bankia, que estuvo al borde de la quiebra en 2012, motivando a España a pedir una ayuda europea de más de 40.000 millones de euros para sus bancos, ya no es la oveja negra del sector. A partir del lunes 23 de diciembre volverá a ser un valor estrella de la Bolsa.
Hace dieciocho meses, "era parte del problema de la economía española", confesaba recientemente a la prensa el ministro de Economía, Luis de Guindos, antes de añadir que "hoy es parte de la solución".
La vida de este banco, nacido de la unión en 2010 de siete cajas de ahorros, entre ellas la prestigiosa Caja Madrid, se convirtió en una montaña rusa desde su entrada en bolsa en 2011 hasta mayo de 2012 en que fue nacionalizado por el Estado, forzado a socorrerlo inyectándole unos 20.000 millones de euros.
Este rescate histórico llevó a España a pedir una ayuda europea de 41.300 millones de euros para el conjunto del sector.
El 23 de diciembre, el Banco, saneado y reestructurado, volverá al Ibex-35, el índice de los principales valores de la Bolsa de Madrid, del que había salido el 2 de enero debido a su remodelación.
Señal de que su evolución es el perfecto reflejo de la situación del país, vuelve a la primera línea del sector un mes antes del fin del programa de ayuda al sector.
Cuarto banco del país con una capitalización de unos 12.000 millones de euros, era un "claro candidato a entrar de nuevo en el Ibex-35", explica Javier Urones, analista de la compañía de corretaje XTB.
Y esto "es un buen signo porque lo que le da al valor es muchísima visibilidad exterior y permite que muchísimos inversores internacionales pasen a interesarse por él".
Para Jorge Soley, profesor de dirección financiera en el IESE Business School, esta vuelta es una recompensa, ya que, en un año, "Bankia se ha saneado mucho" puesto que gracias a un nuevo equipo, más profesional, "han hecho los deberes".
Deshaciéndose de sus activos inmobiliarios dudosos y vendiendo varias participaciones, ha vuelto a los números verdes con un beneficio neto de 161 millones de euros en el tercer trimestre.
Ahora, Bankia, que tiene 7 millones de clientes, es "una entidad solvente y bien capitalizada" y "la tenemos que hacer rentable", afirmaba hace poco su presidente, José Ignacio Goirigolzarri.
Esta revolución tiene un coste social: de 3.100 sucursales, el grupo ha pasado a menos de 2.000. De aquí a 2015, espera suprimir 6.000 empleos, un 28% de su planilla.
Los accionistas también han visto como sus títulos se han desvalorizado más de un 90% desde la entrada en bolsa.
En cada uno de sus actos, o casi, el presidente de Bankia es recibido por decenas de jubilados, que protestan por haber perdidos sus ahorros en acciones preferentes que el banco les había vendido.