La Corporación Ganadera (Corfoga), alertó este jueves que los casos de gusano barrenador registrados oficialmente podrían triplicarse debido a las deficiencias en las curaciones de los animales afectados y la falta de reportes por parte de los ganaderos. Hasta el 1.º de marzo, la cifra de afectaciones contabilizadas por el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) era de 15.945 incidencias.
“En este momento existe incertidumbre, no sabemos si estamos ganando la lucha o perdiéndola, esto debido a que no se están reportando todos los casos al Senasa”, indicó Luis Diego Obando, director ejecutivo de Corfoga.
En Costa Rica, el hato de ganado bovino se estima en 1.510.563 animales, según la última Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) de 2023, cuyos datos fueron presentados en octubre pasado. Los datos de Senasa, indican que del total de casos de gusano barrenador registrados al 1.º de marzo, 12.558 son bovinos, es decir el 0,85% del total nacional.
Si los casos en ganado son el triple, como advierte Corfoga, la afectación alcanzaría al 2,5% del hato bovino.
Sobre la estimación acerca de que los casos pueden ser el triple de los registrados, Obando señaló que surgió de entrevistas a un grupo de ganaderos que participaron en un conversatorio realizado recientemente, donde asistieron también organismos especializados, la academia y entidades del gobierno.
El vocero añadió que los productores no están reportando los casos porque “simplemente aprendieron a convivir con la plaga” y a buscar cómo tratarla, sin informar a las autoridades sobre la cantidad de casos. Por otro lado, se están realizando curaciones inapropiadas, principalmente en los ombligos luego de los nacimientos.
El primer reporte de gusano barrenador en Costa Rica se registró el 14 de julio de 2023. La enfermedad estuvo ausente en el país durante 23 años.
Este padecimiento lo provoca la mosca Cochliomyia hominivorax, que deposita sus huevos en heridas expuestas, provocando miasis (infestación por larvas).
El gusano crea un agujero en la piel similar a un tornillo, debido a la manera en que excava y se alimenta del tejido vivo, lo que le valió el nombre de “barrenador”.
Los datos al 1.º de marzo, registran que los caninos son la segunda especie con más incidencias (1.465 casos), seguidos de ovinos (525), porcinos (321), equinos (313), caprinos (130) y felinos (74), además de animales silvestres, ganado bufalino, aves, conejos y otros.
La estadística además registra 60 casos acumulados en seres humanos. Al cierre de 2024, la plaga había afectado a 40 personas, en su mayoría adultos mayores.
Obando indicó a La Nación que las afectaciones económicas se concentran en los retrasos en la producción de leche y carne cuando una res está afectada.
De acuerdo al análisis realizado por Corfoga, el costo de curar una herida varía entre ¢2.350 y ¢25.414, mientras que las pérdidas productivas durante el periodo de curación de las heridas por reducción de peso y disminución de la producción de leche oscilan entre ¢2.439,55 y ¢20.410,12. El costo de no tratar o tratar de manera inadecuada las heridas se calcula en ¢83.627,76 por res.
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“Hay un costo principal, el tiempo. El animal tarda en recuperarse, en alimentarse adecuadamente y por ende, durará más en producir leche y en salir al mercado”, apuntó Obando.
Las autoridades declararon en febrero pasado la emergencia sanitaria en el territorio nacional para prevenir, controlar y erradicar la propagación de la enfermedad.
Senasa confirma subregistro
El Senasa confirmó que existe un subregistro de los casos de gusano barrenador. Mariano Arroyo, coordinador del Programa Nacional Enfermedades Transfronterizas de la entidad, indicó que esta situación es una constante en el registro de todas las enfermedades porque las personas deciden no notificarlas cuando las padecen.
Arroyo reiteró que los datos de Senasa son los oficiales, y se obtienen mediante los reportes de las personas afectadas y las inspecciones que realiza la entidad. A la fecha, las regiones más afectadas son la Brunca, Huetar Norte, Huetar Caribe y Chorotega.
