El presidente del Banco Central de Guatemala, Lizardo Sosa, dijo que es esperanzador para el país la eventual firma de un programa de apoyo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ante el oscuro panorama económico que se vislumbra para el 2002.
Sin embargo, antes de lograr el entendimiento con el FMI, el Congreso guatemalteco deberá aprobar un paquete de leyes que modernizarían el sistema financiero local.
Hasta el momento los partidos de oposición han negado su apoyo a las reformas, con lo que impiden su aprobación.
El respaldo del FMI consistiría en un préstamo de unos $400 millones, que representa una esperanza para una maltrecha economía que en el 2001 apenas creció un 2,4% respecto al 2000.
Además, el año terminó con una inflación del 9%, muy por encima del 6% que la Junta Monetaria previó a inicios del 2001.
Se proyecta que este año la economía crezca un 2,4%, lo cual depende de la reactivación internacional pues por ahora la demanda en los principales socios comerciales del país está deprimida.
Para el año que se inicia el Gobierno plantea un programa económico que propone mantener un déficit fiscal inferior al 2%, y aunque en las proyecciones realizadas por las autoridades monetarias no se incluye el posible aporte del FMI, se mantiene la esperanza de que ocurra.
La eventual firma del acuerdo permitiría mantener la estabilidad, asegurar el financiamiento de la brecha externa y sentar las bases para un crecimiento sostenible, indicó el presidente del Banco Central guatemalteco.