Treinta horas antes de dejar de ser el ministro de Hacienda y el presidente del Banco Central -respectivamente-, Francisco de Paula Gutiérrez y Rodrigo Bolaños firmaron el convenio para que, a partir de 1999, se comiencen a pagar las pérdidas del instituto emisor.
Se necesitarán unos 25 años, aproximadamente, pagar ese faltante que cada año representa ¢40.000 millones, un 2 por ciento de la riqueza del país medida por el producto interno bruto (PIB).
En el tanto que esa obligación vaya reduciéndose, el Banco Central podrá encargarse mejor de sus tareas, como controlar la inflación, la cual bajaría, y reducir las tasas de interés.
La deuda no desaparece sino que es asumida por el gobierno, que en buena medida fue el que la generó.
Por esa razón, el ministro de Hacienda que ejercerá desde hoy el cargo, Leonel Baruch, y Eduardo Lizano, quien estará al frente del Banco Central, aplaudieron la decisión aunque Baruch mencionó que será a él a quien le corresponderá la parte difícil: pagar.
Las pérdidas representan actualmente ¢295.000 millones, pero los pagos a partir del próximo año incluyen también las pérdidas futuras en que incurrirá el instituto emisor.
¢4.000 millones es el monto previsto que deberá saldar Hacienda en 1999 e irá aumentando progresivamente. Esto se hará mediante bonos fiscales con un interés que también se va incrementando.
Baruch indicó que si bien esos pagos aumentan el servicio de la deuda, que a abril pasado representó un 24 por ciento de los gastos, y limita los recursos que se pueden dedicar a educación, salud o seguridad, "es fundamental que el país vaya limpiando la cancha".
2016: su fin
Según las proyecciones del Banco Central, ante los pagos de Hacienda, en 2007 las pérdidas representarán un 1 por ciento del PIB. En 2016 desaparecerían. Esto se planeó así para que los pagos no representen una carga muy fuerte para las arcas del Estado.
Lizano aseguró que el convenio acordado entre Bolaños y Gutiérrez era parte del trabajo que hubiese tenido que hacer en los primeros días de su gestión. Indicó que si bien esta etapa queda concluida, la segunda -los pagos- es la más complicada.
El convenio, explicó, representa una obligación de pagos de parte de Hacienda, que no puede evadir.
De acuerdo con Bolaños, al desaparecer las pérdidas del Central se podría llegar a tasas de inflación de un dígito, que ronden el 7 por ciento.
"Esto es reconocer un problema estructural que tiene el país. Se está pagando por el uso indebido de instrumentos del Banco Central en el pasado", aseguró Gutiérrez.
Las pérdidas surgieron, entre otras razones, ante el financiamiento que el Central dio en el pasado al Gobierno para contener el déficit fiscal, financiar a instituciones estatales como la Corporación Costarricense de Desarrollo (Codesa) y por pérdidas cambiarias de los bancos públicos.