El mercado cambiario costarricense afronta una importante abundancia de divisas desde el segundo semestre del 2022, que se intensificó en los primeros meses del 2023, y que ha contribuido a una apreciación del colón respecto al dólar de más del 20% en el último año.
Para los meses de abril y mayo, la abundancia de dólares presente en las ventanillas de las entidades financieras mermó respecto a marzo, pero la cifra mensual sigue siendo abultada en comparación con lo observado durante prácticamente todo el 2022.
De acuerdo con la información que publica el Banco Central de Costa Rica, las entidades financieras se quedaron con $907,5 millones para marzo, una cifra máxima en el último año; para luego registrar un descenso en los meses de abril, mayo, y lo que va de junio.
Para abril, la cantidad de divisas con las que se quedaron las entidades fue de $778,6 millones, la cifra volvió a descender para mayo, cuando se registró un superávit de $619,3. En lo que va de junio, con corte al 19 de ese mes, el monto fue de $443,4.
El monto de divisas que le quedó a los bancos es porque los dólares que compran al público por medio de ventanillas físicas, electrónicas (cajeros automáticos e Internet) y directamente con clientes corporativos, son más de los que venden, lo que se conoce como el superávit privado.
Según los datos de la autoridad monetaria, entre el 1.º de enero y el 19 de junio del 2023, las entidades financieras compraron al público $14.211 millones en divisas, al tiempo que vendieron $10.496 millones en ese mismo lapso. En su mayoría, las sesiones fueron superavitarias, es decir, se compró más de lo que se vendió.
Estacionalidad
Uno de los factores que influye en la afluencia de divisas en el mercado costarricenses es el de la estacionalidad, que son épocas del año en que el mercado cambiario tiene un comportamiento más marcado, con una tendencia hacia una mayor o menor cantidad de dólares.
Según el estudio Aproximación de patrones estacionales en el mercado cambiario de Costa Rica Octubre 2006 - junio 2013 en los meses entre abril y octubre el tipo de cambio sube porque hay menos divisas, y luego tiende a bajar hacia final de año, y hasta abril, que son meses de una mayor afluencia de divisas.
Juan Pablo Arias, economista de la Bolsa Nacional de Valores (BNV), explicó que este año la estacionalidad es un factor que vuelve a tener vigencia, pues los mercados van ajustando hacia la normalidad el volumen de operaciones y transacciones que son recurrentes en cada periodo del año.
De acuerdo con Arias, estos patrones de comportamiento se vieron modificados en los años anteriores por una serie de circunstancias que sucedieron en cadena, como la pandemia, la crisis de contenedores, el conflicto militar entre Rusia y Ucrania, la inflación, y, como consecuencia de lo anterior, la escalada en las tasas de interés.
“Conforme los consumidores vuelven a sus actividades, el patrón de consumo vuelve a su comportamiento habitual y con ello, las estacionalidades en sus hábitos, incluyendo el sector turístico, el comercio internacional y el consumo doméstico, con lo cual el mercado de divisas empieza nuevamente a mostrar sus particularidades propias a través del tiempo”, afirmó el economista.
Adriana Rodríguez, gerente general de Acobo Puesto de Bolsa, coincidió en que la estacionalidad es un factor que persiste en el mercado cambiario, aunque añadió que la distribución de los flujos ha sufrido modificaciones a partir del cambio del pago de impuestos, cuya fecha efectiva se trasladó de diciembre a marzo, entre otros elementos.
Según Rodríguez, los efectos más dominantes de la estacionalidad, como el pago de aguinaldos, los marchamos y la temporada alta de turismo, siguen vigentes para explicar el aumento en la oferta de divisas hacia el final y durante los primeros meses de cada año.
Estabilidad
En la buena teoría, el mercado de dólares costarricense estaría entrando en una época de menor abundancia de divisas, lo que normalmente causaría que su precio esté más propenso a comportarse hacia el alza de mayo a octubre, debido a una menor oferta de divisas.
En las últimas semanas, su cotización ha sido más estable, con variaciones apenas algunos colones. Desde finales de abril y hasta lo que va de junio, los precios oscilaron entre ¢539 y ¢547, con semanas en las que la cotización varía de ¢1 a ¢3, tanto al alza como a la baja.
Para la gerente de Acobo, la estabilidad en el precio del dólar responde a que el superávit de divisas continua, aunque en menor proporción que en marzo y abril, así como a un leve incremento en el porcentaje de divisas que es absorbido por el sector privado (demanda).
Rodríguez añadió que también influye en este comportamiento una menor disponibilidad de instrumentos con tasas de interés en colones en niveles altos, que ha disminuido el interés de las personas por colonizar o por mantenerse en colones, al comparar los rendimientos en alternativas en dólares.
Por su parte, Arias explicó que la mayor estabilidad en el precio del dólar también responde a que el Banco Central ha contrarrestado la importante abundancia de divisas con la reposición de sus reservas internacionales, lo que contribuye a que la volatilidad sea menor y a que la apreciación del colón no haya sido mayor.
Choque de fuerzas
El precio del dólar en Costa Rica se determina en el mercado, por lo que este se ve influido por fuerzas de la oferta y demanda. Ante una abundancia de dólares (más oferta), su valor en comparación con el colón baja. Por otro lado, si la demanda crece, el precio más bien aumenta.
La cotización del dólar no se puede predecir debido a la naturaleza con la que se establece su precio en el mercado, pero existen algunos elementos en la economía que podrían presionar el valor de la divisa al alza o a la baja, en los próximos meses.
Según Arias, uno de los aspectos que más influye en el comportamiento del precio de la divisa son las diferencias entre tasas de interés en colones y dólares que ofrece el mercado. En Costa Rica, el Banco Central redujo su tasa de política monetaria a 7%, mientras que la Reserva Federal de los Estados Unidos sostuvo su tasa de referencia en un rango de 5 a 5,25%, con lo que se acortó la brecha entre los indicadores de referencia.
“Se puede esperar que una vez esos cambios se muestren en el mercado, los inversionistas y el público empiecen a manifestar esas diferencias con una preferencia mayor por el dólar a la que se tiene actualmente, lo que traerá una apreciación del dólar respecto al colón”, aseguró Arias.
En esto coincidió Rodríguez, quien añadió que el mercado adelantó la corrección en las tasas de interés en colones, con niveles de alrededor del 6,50% para plazos cortos, mientras que las inversiones a corto plazo, en dólares, se posicionan en valores cercanos al 5,25%. “Eventualmente el efecto que debe dominar es el de la apreciación del dólar”, afirmó.
Por otro lado, Vidal Villalobos, economista de Grupo Prival, comentó que todavía existen factores que pueden presionar a la baja el precio del dólar, como la entrada de $1.500 millones correspondientes al segundo tramo de los eurobonos del Gobierno, la inversión extranjera directa y lo que siga ingresando por turismo.
De igual manera, los precios internacionales de las materias primas siguen desacelerando, según muestra el Índice de los Precios Internacionales de las Materias Primas Importadas, publicado por el Banco Central. Este indicador incluye costos de granos, metales y petróleo crudo.
Este comportamiento a la baja disminuye la demanda de dólares para saldar la compra de esos insumos, pero una eventual presión en su cotización, como la provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania, podría tener el efecto contrario, impulsar un aumento en el costo de materias primas y elevar la necesidad de divisas para pagar ese costo.
En tanto, las expectativas que el Banco Central midió por medio del mercado y las encuestas a economistas, para mayo del 2023, apuntan hacia un aumento en el precio del dólar en los próximos 12 meses, específicamente de 6,3% y 3,83%, respectivamente.