El Banco Mundial proyecta que el crecimiento económico de Costa Rica sea de un 2,7% para el 2023, según las últimas previsiones publicadas en el informe El potencial de la integración, oportunidades en una economía global cambiante.
La nueva previsión muestra una leve reducción, de 0,2 puntos porcentuales (p. p.) en comparación con las hechas por la organización en enero anterior (2,9%), en su informe de Perspectivas Económicas Mundiales. Para el 2024, la variación del producto interno bruto (PIB) se mantiene sin cambios, en 3,1%, respaldada en su mayoría por el sector exportador, informó la entidad este martes 4 de abril.
El Banco Mundial apuntó que las presiones externas, incluidos los altos precios internacionales de la energía y los alimentos, así como el endurecimiento de las condiciones de financiación, están empezando a ralentizar la actividad económica.
“Costa Rica es altamente vulnerable a los choques externos, incluidas las presiones inflacionarias globales y condiciones financieras más estrictas. Todo esto aumenta los costos de los alimentos y la energía y agrega presiones financieras; con lo cual se genera mayor incertidumbre en las perspectivas económicas tanto a nivel macro como familiar”, explicó la entidad.
El Banco Mundial señaló que la inflación, que fue de 5,58% en febrero y viene en desaceleración desde que alcanzó su pico en agosto, está contrarrestando parcialmente los efectos del crecimiento económico y poniendo bajo presión el poder adquisitivo de los grupos de menores ingresos.
El estudio del organismo para el país coincide con la última proyección realizada por el Banco Central de Costa Rica, en enero anterior, que fue presentada en el marco del Informe de Política Monetaria 2023-2024.
La autoridad monetaria mantuvo en 2,7% la proyección de crecimiento en el producto interno bruto (PIB) de Costa Rica para este año. En enero fue la primera ocasión en que el Banco Central no realizó un ajuste a la baja en su proyección de crecimiento para el 2023.
Róger Madrigal, presidente del BCCR, explicó, en la presentación del informe, que la proyección de crecimiento para este 2023 se fundamenta en la demanda externa neta, es decir, las exportaciones, así como en el consumo de los hogares (crecerá 2,3% en el 2023).
La semana anterior, el Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica (IICE-UCR) también redujo su proyección de crecimiento para la producción costarricense en el 2023. Ahora, la ubica entre el 1,5% y 2,1%; por debajo del 2,3% proyectado en enero pasado.
El informe achacó la reducción a las altas tasas de interés, las cuales desincentivaron las inversiones, a la dedicación de menos recursos a la compra de bienes y servicios debido a la aplicación de la regla fiscal por parte del Estado, así como a la caída del valor del dólar respecto al colón.
Panorama regional
El Banco Mundial estimó que el PIB regional de América Latina y el Caribe crecerá 1,4% en el 2023, mientras que para el 2024 y el 2025 se prevé que el crecimiento económico alcance el 2,4%. Estas tasas son “demasiado bajas para lograr progresos significativos en la reducción de la pobreza”, según la entidad.
Según el informe, la región sobrelleva con relativo éxito las múltiples crisis provocadas por la guerra en Ucrania y las incertidumbres que rodean a la economía global tras recuperarse de la pandemia.
Sin embargo, señalaron que la caída en los precios de materias primas, la subida de las tasas de interés y la incierta recuperación de China podrían perjudicar las perspectivas regionales.
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“La región en gran medida se ha recuperado de la crisis de la pandemia, pero lamentablemente ha vuelto a los bajos niveles de crecimiento de la década anterior”, aseguró Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, en un comunicado de prensa.
El reporte sugiere el aprovechamiento de una serie de tendencias de la economía mundial para impulsar el crecimiento de la región, como la relocalización de empresas, conocida en inglés como nearshoring, así como potenciar la industria verde en los países de Latinoamérica y el Caribe.
“Aprovechar la extraordinaria ventaja comparativa de la región en la producción de energía sostenible, los productos básicos necesarios para las industrias verdes emergentes y su capital natural único ofrece una nueva fuente potencial de crecimiento, pero esto requerirá políticas para facilitar el acceso a los mercados globales, capital y tecnología”, afirmó William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.