Costa Rica avanzó siete lugares en el Informe Global de Competitividad 2017- 2018 elaborado por el Foro Económico Mundial, y lanzado este martes 26 de setiembre en Ginebra, Suiza.
Con este resultado, el país se ubica en el segundo puesto en el ámbito latinoamericano, solo por debajo de Chile.
Este estudio es realizado con apoyo del Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible de Incae Business School, y hace un análisis del conjunto de instituciones, políticas, y factores que determinan el nivel de productividad de una economía.
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Costa Rica obtuvo una calificación de 4,5 y se ubicó en el puesto 47 entre 137 naciones, siete posiciones más arriba respecto al informe anterior (posición 54).
La primera posición del informe es de Suiza, quien nuevamente lidera el ranquin global con una calificación de 5,8, seguido por Estados Unidos y Singapur.
Costa Rica obtuvo los mejores resultados en los indicadores de salud, educación, disponibilidad de Internet móvil, apertura para la atracción de inversiones, transferencia de tecnología y sofisticación de los negocios.
Según indicó el Incae, por medio de un comunicado de prensa, las buenas calificaciones en educación y salud, son resultado, en parte, de la acumulación de buenas políticas de progreso social desde la Independencia.
Por su parte, los éxitos relacionados con inversión y tecnología, responden a cambios estructurales más recientes, consecuencia de la liberalización de la economía, luego de la crisis de la deuda, y la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que trajo la apertura en telecomunicaciones.
Deficiencias. Sin embargo, Costa Rica todavía mantiene dentro de sus debilidades el deterioro de las instituciones gubernamentales, que se mide por medio de variables como desconfianza en los políticos, desvío de fondos públicos, pagos irregulares y sobornos, ineficiencia del gasto público, ineficiencia del Poder Judicial para resolver disputas y costos asociados al crimen y la violencia.
La infraestructura se mantiene como otra debilidad permanente y sus efectos van más allá de su impacto en la productividad.
"Estas deficiencias traen implicaciones serias sobre la salud (contaminación, accidentes y muertes en carretera), la paz y el bienestar colectivo", indicó el Incae.
Para el año pasado, los resultados de Costa Rica no fueron tan positivos, ya que mostró un retroceso de dos puestos en el ranquin. En ese momento, su principal debilidad fue el pilar institucional, problema que todavía arrastra el país.
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En la región latinoamericana, Chile (33) mantiene el liderazgo, en la misma posición respecto al año anterior, seguido de Costa Rica (47) y Panamá (50).
Las mayores caídas de competitividad de la región se registraron en República Dominicana (104), que cayó 12 puestos respecto al 2016; Panamá (50) y Honduras (96), los cuales cayeron ocho puestos en el mismo periodo.
Los principales problemas que persisten en los países de la región están ligados con la institucionalidad, tales como corrupción y burocracia, así como el aumento en la inseguridad y aquellos relacionados con la falta de capacitación y regulaciones laborales.