La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyecta un crecimiento del 3,8% para la producción de Costa Rica en el 2023, según lo revelado en su Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2023: El financiamiento de una transición sostenible, publicado este 5 de setiembre.
Este pronóstico de crecimiento para Costa Rica supera la expectativa promedio en la región de América Latina y el Caribe, que se sitúa en 1,7%. Sin embargo, la proyección de la Cepal es ligeramente inferior al 4,2% anunciado previamente por el Banco Central de Costa Rica en su Informe de Política Monetaria presentado en julio pasado.
Dentro de América Central, que se prevé que tenga un crecimiento del 3,3% en el 2023, Costa Rica ocupa la segunda posición en términos de crecimiento, solo por detrás de Panamá, donde se espera un aumento del 5,1%, según las proyecciones de la Cepal. República Dominicana se ubica en tercer lugar, con un crecimiento proyectado del 3,7%.
Para el 2024, la Cepal pronostica un aumento del 3,4% para la producción de Costa Rica, una cifra ligeramente inferior al 3,8% proyectado por el Banco Central. A pesar de esta leve desaceleración anticipada para el próximo año, el país mantendría su posición por encima de la región, donde se espera un crecimiento del 1,5% en el 2024.
José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, explicó que Costa Rica acumula ciertas particularidades en las últimas décadas que le permiten mantener tasas de crecimiento similares. Entre estas se encuentran un clima favorable para la inversión, una ubicación estratégica cercana a socios comerciales como Estados Unidos y acuerdos comerciales con varios países.
“La particularidad clave es que, en los últimos 20 años, Costa Rica se posicionó muy exitosamente en algunos sectores de manufactura avanzada. El sector de dispositivos médicos pasó de exportar menos de $500 millones en el 2000, a más de $6.000 millones hoy día, un enorme crecimiento”, manifestó Salazar.
Este sector también se benefició durante la pandemia debido al aumento en la demanda de productos médicos. Además, el Secretario Ejecutivo mencionó que el sector de servicios empresariales, la recuperación del turismo y el aumento del consumo de hogares también han contribuido al crecimiento económico del país.
En cuanto al empleo, la Cepal destacó la desaceleración en el número de ocupados en el primer trimestre de 2023 en países como Costa Rica, Brasil, Chile y Colombia, que disminuyeron 2,0% en comparación con el mismo periodo del 2022.
A pesar de las proyecciones de crecimiento y el éxito en algunos sectores productivos que respaldan este pronóstico, Salazar señaló la preocupación por el “dualismo productivo” de Costa Rica, ya que los sectores más dinámicos de la economía concentran una menor cantidad de empleos, alrededor del 10% al 15% del total.
Esos empleos están ligados, principalmente, a empresas del régimen especial, es decir, el que ofrece beneficios tributarios a las compañías (como las zonas francas y otras modalidades como el perfeccionamiento activo). El otro porcentaje se encuentra fuera de esos sectores más dinámicos,
Bajo crecimiento regional
El informe presentado por la Cepal, en una conferencia de prensa virtual realizada en la sede central del organismo de las Naciones Unidas en Santiago, Chile, destacó que tanto este año como el próximo, los países de la región se verán afectados por un bajo crecimiento económico.
Esto se debe a la dinámica de la economía mundial y de los socios comerciales de la región, que también muestran un bajo crecimiento económico y un comercio global en desaceleración. La Cepal subraya que, a pesar de la caída de la inflación en varios países, es probable que las naciones desarrolladas continúen con políticas monetarias contractivas.
Dada esta perspectiva global, la Cepal no anticipa una reducción significativa en las tasas de interés externas durante este año, lo que significa que los costos de financiamiento para los países de América Latina y el Caribe seguirán siendo elevados.
El estudio también señaló que este panorama de bajo crecimiento se traducirá en una desaceleración en la creación de empleo, estimándose en 1,9% para el 2023 y en 1,1% para el 2024. Esto podría hacer que los trabajadores sean más vulnerables, tengan niveles más bajos de protección social y se empleen en sectores menos productivos.