Las agencias calificadoras de riesgo crediticio son cartas de presentación cuando un país decide emitir bonos de deuda en el extranjero, también conocidos como eurobonos. Los inversionistas internacionales usan los informes elaborados por Moody’s, Fitch Ratings y S&P para decidir si compran títulos valores. Además, su criterio sirve de parámetro para calcular la tasa de interés a solicitar.
La nota asignada por cada una de las empresas permite a los países obtener financiamiento en una condición ventajosa o desfavorable, pues las empresas revisan las fortalezas y amenazas de cada emisor para brindarle una calificación. Cada entidad tiene su propia forma de calificar, pero las tres coinciden en que la nomenclatura AAA se otorga a los países con el menor riesgo y la nota D, la más baja, para los que cayeron en impago.
En esta nueva entrega de La Dataserie, realizamos una clasificación del riesgo soberano de los países del Istmo y República Dominicana, con base en la información de las tres calificadoras de riesgo, al tercer trimestre del 2022, consolidado en un informe de la Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano.
El resultado es que Panamá tiene la mejor nota, mientras que El Salvador es la nación más riesgosa.
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La información muestra que, de los siete países de la región, solo Panamá cuenta con grado de inversión por parte de las tres agencias. Las notas otorgadas sitúan a los panameños en un rango intermedio, pues está sujeto a riesgo crediticio moderado y a condiciones económicas adversas. El tema pendiente de la nación canalera es que aún no ha podido aprobar reformas para fortalecer las finanzas públicas a mediano plazo.
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El resto de países de la región, entre los cuales está Costa Rica, son emisores clasificados de grado especulativo porque son más vulnerables a las condiciones económicas y financieras. Sin embargo, poseen la capacidad para cumplir con sus obligaciones de pago.
Ahora, cada nación cuenta con sus particularidades. Por ejemplo, hace un año, Costa Rica estaba a punto de ser degradado en su nota. Sin embargo, la mejora en la situación fiscal –a raíz del aporte positivo de la reforma fiscal del 2018– y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional generaron que Fitch, Moody’s y S&P mantuvieran la nota del país y pasaran la perspectiva de negativa a estable.
Una perspectiva de calificación es una opinión respecto a la dirección probable de la calificación de un emisor en el mediano plazo.
En contraste, El Salvador sufrió, en los últimos 12 meses, la degradación en la calificación de riesgo por parte de las tres agencias estadounidenses. La baja en la nota se dio porque la nación centroamericana tiene un limitado acceso a los mercados en medio de altas necesidades de financiamiento. Además, en enero próximo tiene un vencimiento de $800 millones, lo que genera la posibilidad de un escenario de impago.