La brecha salarial entre mujeres y hombres para ocupaciones similares es un fenómeno que se registra en muchos países. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) realizó una comparación entre 46 naciones y en esta entrega de La Dataserie mostramos los resultados donde Costa Rica aparece en una buena posición.
La OCDE define este indicador como la diferencia entre los ingresos medios de hombres y mujeres en relación con los ingresos medios de los hombres. Los datos utilizados se refieren a los empleados a tiempo completo. Se utilizaron datos del 2021 o los últimos disponibles.
Costa Rica resultó en el sexto lugar por detrás de Bulgaria, Rumania, Bélgica, Colombia y Noruega. En resultado para el país fue de 4,7%, lo cual significa que, en promedio, las mujeres con trabajo a tiempo completo reciben una remuneración de 4,7% menor a la de los hombres.
El Informe Estado de la Nación 2021 indicó que la brecha salarial promedio en Costa Rica ha sido de 10% en el período 2001-2019, según los datos de las encuestas de hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos, en lo cual puede influir una metodología distinta de medición.
Se consultó a Willem Adema, sénior en materia laboral de la OCDE, sobre las posibles razones por las cuales la brecha salarial de género de Costa Rica es de las más bajas entre los países de la OCDE y otros seleccionados.
“Las brechas salariales de género relativamente bajas en algunos países como Colombia, Costa Rica, Grecia, Italia y Turquía están relacionadas con un efecto de selección por el cual hay menos mujeres en el mercado laboral formal en comparación con otros países, pero las que trabajan formalmente tienden a tener habilidades y salarios relativamente altos en relación con los hombres”, explicó Adema.
Natalia Morales, investigadora del Programa Estado de la Nación, comentó sobre la triple barrera que tienen las mujeres en el mercado de trabajo: primero, poder insertarse a un empleo remunerado, lo cual pasa por resolver primero quién realiza el trabajo doméstico no remunerado y bajo qué condiciones.
Segundo, que las contraten. Una vez que las mujeres deciden buscar un trabajo, la barrera es que puedan tener efectivamente un empleo digno y la tercera barrera es que les paguen igual que los hombres, y aquí el reto no es solo igual salario por igual empleo, sino que las mujeres puedan tener acceso a los trabajos que deseen, sin tener que balancear el trabajo remunerado con el no remunerado.
“Muchas mujeres aceptan empleos inestables, precarios, con incumplimiento de garantías, con tal de tener más flexibilidad laboral y atender las dos tareas (familia y trabajo)”, comentó Morales.