De acuerdo con los datos de la Encuesta Continua de Empleo, que publica el Instituto Nacional de Estadística y Censos, antes de la pandemia, en el trimestre que terminó en febrero del 2020, existían cerca de 357.000 trabajadores en el comercio.
Vino la emergencia sanitaria por la covid-19 y con la enfermedad la cifra bajó a 271.000 en el trimestre que finalizó en julio del 2020, casi 86.000 menos.
Luego se empezó a recuperar, pero en el trimestre que concluyó en marzo del 2021 llegaban a 335.000, por debajo del nivel de la pandemia, pese a que las ventas del comercio ya alcanzaron el nivel que tenían antes de la crisis.
Sin embargo, las ventas regresaron con cambios cualitativos, son ahora diferentes, con mayor participación del comercio en línea, los pagos electrónicos y, muy posiblemente, con una reducción en la cantidad de trabajadores.
Alonso Elizondo, director ejecutivo de la Cámara de Comercio, comentó que todavía es temprano para medir el efecto de la pandemia sobre el empleo porque todavía muchos comercios tienen aforo reducido.
“Va a recuperarse el empleo, pero no en la magnitud anterior”, estimó Elizondo.
Explicó que muchos comercios se quedaron con personal de sobra y que el canal en línea de ventas es bastante bueno y ya no requiere tanta gente.
Esto, añadió Elizondo, intensifica un problema que tiene el mercado laboral costarricense: por un lado, posee trabajadores que saben de tecnología y hablan otro idioma pero, por el otro, existen personas poco calificadas, empleadas en el comercio, agricultura y construcción; sin embargo, es en el comercio donde, posiblemente, no se va a requerir tanta gente.
¿Qué hacer ahora?
El especialista en el mercado laboral, José Manuel Salazar, quien fue director general de Empleo de la Organización Internacional del Trabajo del 2005 al 2015, y director regional para América Latina y el Caribe, del 2015 al 2018, considera que ahora le corresponde al país acelerar las reformas aprobadas.
Salazar coincidió con Elizondo en que el modelo de negocio cambió con la pandemia y que todavía faltan estudios e información para medir el impacto en el empleo.
“Yo creo que parte de la respuesta es tratar de evitar más pérdida y mortalidad de empresas, en la medida en que se pueda, no se trata de mantener empresas que son ya insolventes (…) es un tema delicado que se está hablando alrededor del fondo de avales y del Sistema de Banca para el Desarrollo”, manifestó Salazar.
Respecto a los trabajadores, añadió Salazar, hay que “subir el nivel de ambición” hacia un programa lo más masivo posible de capacitación de trabajadores para hacerlos más empleables, entrenamiento en inglés, en competencias digitales y no solo los jóvenes, sino todas las edades.
“Si tenemos más empresas con modelos de negocios digitales, pues evidentemente gente que pueda tener las habilidades para manejar más sistemas de ventas, aplicaciones, etc”, dijo Salazar.
En esto, añadió, tiene un papel clave el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y la aplicación de la ley de educación dual.