Las expectativas de inflación, según la encuesta que realiza el Banco Central de Costa Rica, continúan al alza y alcanzaron, en julio, 8,1% para los siguientes 12 meses y 7% para los próximos 24 meses, lo cual le complica la tarea al Banco Central de dirigir la inflación de nuevo hacia la meta central de 3%, y agita el debate sobre cuál debería ser el siguiente paso de la autoridad monetaria en momentos en que algunos precios internacionales retrocedieron.
El indicador de expectativa de inflación es uno de los que el Banco Central más cuida pues es una guía en su sistema de metas de inflación que adoptó oficialmente desde enero del 2018, el cual se caracteriza por el anuncio público sobre el compromiso de alcanzar un objetivo cuantitativo (actualmente 3%). Es lo que la entidad denomina “una política prospectiva”.
En su Informe de Política Monetaria de julio del 2022, el Banco Central explica que la tasa de política monetaria (de referencia y que influye en el resto de tasas), y la política monetaria en general se ajustarán de forma tal que la inflación proyectada en un horizonte de 12 a 24 meses se oriente a la meta de 3%.
En su último comunicado de aumento en la tasa de política monetaria, la autoridad emisora indicó que el comportamiento creciente de las expectativas de inflación llevó a la entidad a adoptar una postura de política más restrictiva, con el fin de aminorar o evitar efectos de segunda ronda que hagan persistir la inflación.
“Uno no solo quiere que la expectativa esté metida en el rango meta, y sobre todo cerca del nivel medio, de 3% de la inflación meta del Banco Central, sino que estén muy juntas: la observada y la expectativa”, explicó el expresidente del Banco Central, Rodrigo Bolaños, en una charla para el Grupo Acobo.
Una de las principales causas de la mayor inflación que ha registrado el país, la cual alcanzó en julio pasado una variación interanual del 11,48%, la mayor desde abril del 2009, es el incremento en las materias primas internacionales.
Precios internacionales a la baja
El indicador de precios de materias primas internacionales que calcula el Banco Central, que incluye los insumos más importantes para el país, subió fuertemente en el 2021 hasta alcanzar una variación interanual (respecto al mismo mes del año anterior), de 139% en abril del 2021. Luego se comenzó a desacelerar y en junio y julio pasado el nivel de dicho indicador retrocedió respecto a meses anteriores y en julio la variación interanual fue solo de 1,35%.
En esta desaceleración ha influido la baja en los precios del petróleo; y los cereales han alcanzado cotizaciones similares a las que habían a inicios de la guerra con Ucrania, en febrero pasado.
LEA MÁS: Precio de cereales se acerca a ‘punto de equilibrio’ tras aumento por guerra en Ucrania
La reducción en los precios de las materias primas internacionales, unida a la baja que ha tenido el precio del dólar y los efectos de contracción en la demanda que se espera por el incremento en las tasas de interés impulsado por el Banco Central, hacen prever a Bolaños que la inflación se desacelerará en los próximos meses.
El Banco Central elevó la tasa de política monetaria de 0,75% que estaba en diciembre del 2021, a 7,50% actualmente, y además elevó el encaje mínimo legal (porcentaje de las captaciones que las entidades deben mantener como reserva en efectivo en el Banco Central) para operaciones en colones de manera gradual, de 12% a 15%, para contrarrestar las presiones inflacionarias.
“No sería nada raro que haya unos meses de tasa negativa (en la inflación) (…) capaz que octubre o noviembre por el efecto del tipo de cambio y la baja en el precio del petróleo”, comentó Bolaños.
Otro economista, Norberto Zúñiga, de Ecoanálisis y la Academia de Centroamérica, comentó que la inflación actual ha sido inesperada y tiene una parte autocorrectiva.
“En los primeros siete meses de este año (la inflación) fue 8,5%; en igual periodo, el año pasado, había sido solo de 0,6%. Este incremento tan acelerado, en un corto lapso, no ha sido previsto y, por tanto, por si solo presenta una parte autocorrectiva. La disminución repentina del poder adquisitivo disminuye la demanda y, con ello, algunas presiones inflacionarias” comentó Zúñiga.
¿Qué es de esperar que haga el Banco Central?
Ante este panorama, ¿qué debe hacer el Banco Central de Costa Rica? ¿Debería continuar con el incremento en la tasa de política monetaria para ayudar a la inflación a que vuelva a la senda deseada o esperar para ver si la inflación encuentra sola dicho camino?
“A mí me parece que el Banco Central probablemente se va a esperar a ver qué efectos tiene todo eso antes de darle otra subida (a la tasa de política monetaria)”, comentó Bolaños.
Por su parte, el economista Norberto Zúñiga, no estima conveniente continuar subiendo dicha tasa y argumenta que ya se elevó mucho en un corto periodo y todavía no ha terminado de transmitirse en todo el sistema financiero y a los títulos fiscales.
“Aún cuando la Reserva Federal incremente la tasa de interés en la próxima reunión, la tasa de política monetaria de Costa Rica es cinco puntos porcentuales superior (7,5% versus 2,5%); una diferencia muy importante”, añadió Zúñiga como otro argumento.
También considera, al igual que Bolaños, que la baja en los precios de las materias primas, la apreciación del colón y las política seguida por el Banco Central ayudarán a reducir la inflación.
“No todo el incremento de la inflación se debe a excesos monetarios; parte importante se explica por los impactos (shocks) de oferta. Si se eleva mucho la tasa de interés, se afectará la actividad económica y podría provocarse una recesión sin ninguna necesidad”, argumentó Zúñiga.
El Banco Central de Costa Rica tendrá su próxima reunión de política monetaria el 14 de setiembre y considerará la información a ese momento para tomar la decisión.