La agencia calificadora Fitch Ratings bajó de estable a negativa la perspectiva de la calificación de Costa Rica.
La perspectiva indica hacia dónde se podría mover la calificación en el futuro, un indicador importante para inversionistas extranjeros, y se da en un momento en el cual el Gobierno buscaba colocar hasta $1.500 millones entre inversionistas foráneos.
“La Perspectiva Negativa refleja la menor flexibilidad de Costa Rica para financiar sus crecientes déficits presupuestarios y la carga de la deuda pública, así como también el estancamiento institucional persistente que impide el progreso de las reformas para corregir el desequilibrio fiscal”, señaló la agencia en un comunicado.
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La agencia estima que el déficit del Gobierno Central alcanzó un monto equivalente al 5,9% de la producción en el 2017. El Ministerio de Hacienda publicará el viernes 19 de enero la cifra oficial, según el calendario adelantado.
“Las presiones de gasto inercial junto con una desaceleración cíclica en los ingresos en gran parte negaron las mejoras marginales en la recaudación de impuestos y la contención de costos logrados en el 2015 y el 2016”, señala el comunicado.
Fitch espera que estas tendencias continúen en 2018 y que el déficit alcance el 6,2% del PIB este año.
“Las proyecciones de Fitch suponen cierto ajuste fiscal después de las elecciones del 2018 a través de una combinación de recortes de gastos y alzas de impuestos, aunque el calendario y el alcance de las medidas siguen siendo inciertos. Los intentos anteriores de reforma fiscal integral han fracasado en el Congreso proclive al estancamiento o en el Tribunal Constitucional”, indica la agencia.
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Sin bonos externos
Fitch explicó que el Gobierno ha dependido fuertemente del mercado local para financiar sus déficits, más aún desde que la autorización del Congreso para la emisión de bonos externos expiró en 2015.
La agencia añadió que el Gobierno ha buscado mecanismos alternativos para acceder a fondos extranjeros que eludirían el requisito de la aprobación por parte del Congreso de una emisión de bonos externos.
“Fitch espera que el soberano sea capaz de administrar su situación de liquidez, pero las condiciones de mercado cada vez más estrictas y los obstáculos institucionales persistentes apuntan a crecientes desafíos de financiamiento”, señaló la agencia.
La entidad considera que además de aumentar la presión al alza sobre las tasas de interés locales, el alto endeudamiento del gobierno podría limitar la inversión y el crecimiento.
Costa Rica mantiene su calificación “BB” respaldada por altos niveles de ingreso per cápita, desarrollo social y estándares de gobierno.
“Las calificaciones también se sustentan en el exitoso modelo económico del país centrado en las actividades de servicios y manufactura de alto valor agregado, que respalda el crecimiento sólido y las entradas de inversión extranjera directa”, comentó la agencia.
El probable ganador de las elecciones presidenciales del 4 de febrero de 2018 (y una posible segunda vuelta en abril) es altamente incierto, según Fitch.
“El escenario base de Fitch asume que el ganador tendrá otro gobierno minoritario y enfrentará desafíos de una legislatura altamente fragmentada. Esto podría complicar la construcción de coaliciones y aumentar la parálisis legislativa y la inercia de las reformas, especialmente en cuestiones fiscales controvertidas”, dijo la agencia.
Se está intentando obtener una opinión del Ministerio de Hacienda sobre el comunicado de Fitch.
El febrero del 2016 la agencia Standard & Poor’s (S&P) rebajó la calificación de riesgo soberana de Costa Rica desde BB a BB- debido al deterioro fiscal del país y a inicios de ese mes Moody’s cambió la perspectiva sobre la deuda soberana de Costa Rica de estable a negativa.
Un año después Moody’s pasó la nota del país de Ba1 a Ba2 con perspectiva negativa y Standard & Poor’s (S&P) confirmó sus calificaciones soberanas y mantuvo la perspectiva negativa.
Con la decisión de Fitch, ahora las tres calificadoras tienen al país con perspectiva negativa.
Alerta para nuevas autoridades
Vidal Villalobos, gerente de Estudios Económicos de Prival Bank, explicó que Fitch fue la más lenta en ajustar la perspectiva de la deuda soberana nacional, debido a que las otras calificadoras, Moody’s y Standard & Poor's ya lo habían hecho.
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“Los mercado han descontando esto, así que no esperamos mayores movimientos en precios de activos o en la intención de compra y venta, lo que sí duele y llama la atención es que Fitch dice que Costa Rica pinta para una triple B, no para una doble B, pero por el problema fiscal nos castigan de forma importante”, comentó.
“El elemento que me pareció interesante de la perspectiva que emite Fitch es que la problemática fiscal ya no es un tema exclusivamente de sostenibilidad de deuda y de costo de la misma, sino que hasta este momento ellos consideraban que no iba a tener un impacto sobre el resto de la actividad económica, que como ya se están empezando a manifestar situaciones de estrujamiento, ese supuesto deja de ser válido y puede afectar el crecimiento”, opinó el gerente de la Bolsa Nacional de Valores, José Rafael Brenes.
Francisco Gamboa, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Costa Rica, manifestó que debe ser prioridad para el presidente y diputados que asumen en mayo, el saneamiento de las finanzas del Gobierno pero con una visión integral que le entre al tema del gasto con valentía y al tema de modernización de los impuestos. Y el Gobierno y diputados actuales deberían dejar algo avanzado en el tiempo que les queda.
“Modificaciones como estas son una señal para las nuevas autoridades y para los distintos actores políticos en 2018, respecto a la urgencia e importancia de buscar soluciones reales a la situación de las finanzas públicas”, expresó Luis Diego Herrera, analista económico del Grupo Financiero ACOBO.