Guyana, un pequeño país ubicado al noreste de Suramérica, con una población que no supera los 800.000 habitantes, experimenta una notable bonanza económica en los últimos años, situándose como una de las naciones de mayor crecimiento, según proyecciones del 2023.
Organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) han destacado el crecimiento de Guyana, que comparte fronteras con Surinam, Brasil y Venezuela.
¿Qué hay detrás de esta bonanza económica y cuáles son las razones de este importante crecimiento durante los últimos años? La Nación explica los motivos por los que este país pasó de ser una de las más pobres de la región a ser la de mayor crecimiento en el mundo.
Para poner en perspectiva este crecimiento, en 2022, Guyana registró el mayor aumento del producto interno bruto (PIB) a nivel mundial, con una tasa del 62,3%, superando ampliamente a la isla Fiji, que ocupó el segundo lugar con 20%, según datos del FMI.
Las proyecciones para el 2023 sugieren un crecimiento del 38,4%, solo superado por la región china de administración especial de Macao, con un aumento del PIB real del 74,4%, según este mismo organismo multilateral.
Por su parte, la Cepal pronosticó un incremento del 25,1% para el 2023 en Guyana, muy por encima de las demás economías de América Latina y el Caribe que, en promedio, estimó que crezcan 1,7% para el año pasado.
La historia se repite de nuevo con el Banco Mundial, cuyo pronóstico es del 29% para el 2023, y prevén que esta economía siga creciendo a doble dígito para el 2024 y 2025, con tasas muy superiores a las de los países de la región.
¿Qué está detrás del crecimiento?
Los organismos económicos internacionales señalan una sola razón: el resultado del crecimiento en el país obedece a la puesta en marcha de la producción de petróleo en alta mar. Solamente en el 2022, este producto representó el 88% de sus exportaciones.
Grandes consorcios extranjeros como ExxonMobil y Hess Corporation extraen miles de barriles de crudo diariamente de las reservas descubiertas en el 2015 frente a las costas del país angloparlante, según el medio alemán DW.
El Banco Mundial destacó que el PIB de Guyana está experimentando un rápido aumento debido a la producción de petróleo, que se inició en el 2019 y alcanzó los 278.000 barriles por día en el 2022. Los recursos estimados de Guyana ascienden a más de 11.200 millones de barriles equivalentes de petróleo.
“Se espera que siga siendo una de las economías de más rápido crecimiento, con tasas de dos dígitos en el 2023 y 2024, a medida que otros yacimientos petrolíferos comiencen a operar”, destacó el Banco Mundial.
En su más reciente revisión, el FMI destacó que la economía de Guyana triplicó su tamaño desde el inicio de la extracción de petróleo A finales del 2019. Añadió que la producción de crudo está aumentando rápidamente, respaldando el mayor crecimiento del PIB real del mundo en el 2022.
“Las reservas de petróleo per cápita de Guyana son una de las más altas del mundo. En el futuro, la producción de petróleo seguirá expandiéndose rápidamente, ya que cuatro nuevos campos entrarán en funcionamiento a finales del 2028″, explicó el FMI.
A pesar de que históricamente Guyana ha tenido uno de los PIB per cápita más bajos de Suramérica, el crecimiento económico extraordinario desde el 2020 elevó este indicador a más de $18.199 en el 2022, desde $6.477 en 2019, según el Banco Mundial.
Además, el petróleo impulsó un fuerte crecimiento en la economía no relacionada con este sector, pues permitió una significativa inversión en infraestructura para respaldar el crecimiento en otras áreas económicas, de acuerdo con el Banco Mundial.
Según un artículo de El País de España, el Gobierno planea conectar la capital Georgetown de forma directa con otras ciudades y hacer una autopista hasta la frontera con Brasil. Además, es usual el ver grúas, andamios y obreros trabajando las 24 horas del día.
Conflicto
Sin embargo, no todo es color de rosa para Guyana, pues un conflicto del pasado ha vuelto a resonar en los últimos meses. Venezuela, país vecino, reclama como propio el Esequibo, un área que constituye dos tercios de la antigua colonia británica y que fue otorgada a Guyana en un laudo arbitral en 1899.
Esta disputa territorial centenaria se intensificó luego del descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo en el 2015, y en el último trimestre del año pasado, con la concesión de licencias petroleras en la zona en disputa por parte de Guyana.
En esa área que Venezuela considera como suya es donde se produjeron algunos de los descubrimientos petrolíferos que han impulsado la bonanza económica sin precedentes en Guyana, que defiende el laudo y quiere que sea ratificado por la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
Carlos Murillo, internacionalista y director del Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo (CIOdD) de la Universidad de Costa Rica (UCR), explicó que ese territorio atrajo el interés del régimen de Nicolás Maduro, que se mantuvo en standby mientras Guyana no se interesó en explotar esos recursos.
Sin embargo, es cuando Guyana hace las concesiones de exploración y eventual explotación de recursos que Caracas se interesa por rescatar ese territorio del Esequibo para aumentar sus reservas petroleras, añadió Murillo.
No obstante, para este internacionalista de la UCR, el principal factor por el cual el régimen venezolano atizó este conflicto en los últimos meses responde a la necesidad de desviar la atención por parte del Gobierno.
“Eso es común en los regímenes dictatoriales, que cuando la presión interna aumenta el régimen rescata un conflicto, sobre todo territorial, para desviar la atención de esas presiones internas y alentar el espíritu nacionalista”, destacó Murillo.
Venezuela y Guyana se han comprometido a no escalar las hostilidades, aunque la llegada hace unos días de un buque de guerra británico para actividades de defensa, atizó la situación con la movilización de más de 5.600 efectivos venezolanos en ejercicios militares cerca de las aguas en disputa.
Para Murillo, las tensiones bajarán en estos primeros meses del 2024, pues se avecinan las elecciones en Venezuela y el país tampoco tiene el poderío ni el interés para invadir el territorio vecino para recuperarlo por la fuerza.