El resultado del índice mensual de la actividad económica (IMAE) comenzó a mostrar en marzo los efectos del nuevo coronavirus, con un crecimiento de apenas 0,9% respecto al mismo mes del año anterior, el menor desde noviembre del 2009, cuando se sufrió la crisis financiera internacional.
El índice también mostró al cierre del primer trimestre un cambio en la tendencia que tenía hasta febrero del 2020.
El Banco Central de Costa Rica publicó, la mañana de este miércoles 13 de mayo, los resultados de este indicador de corto plazo, el cual aproxima la evolución de la producción de bienes y servicios del país en un determinado mes.
Los datos provienen de la serie tendencia ciclo, la cual excluye factores estacionales y coyunturales.
El Banco aclaró en el comunicado que los datos básicos utilizados en el cálculo del indicador están sujetos a revisión por parte de las empresas informantes (sustitución de datos preliminares por definitivos). Debido a esto, y la incorporación de una nueva observación, podrían implicar ajustes en las tasas de variación de los meses previos.
El pasado 6 de marzo se confirmó, en Costa Rica, del primer caso positivo de la enfermedad covid-19, lo cual llevó al Gobierno de la República a decretar, a mediados de ese mismo mes, estado de emergencia nacional y a cerrar fronteras, aislar a los residentes, cancelar eventos masivos, entre otras medidas para contener la propagación de la enfermedad.
El economista José Luis Arce, director de FCS Capital, llamó la atención de que con la nueva serie desde antes de la pandemia había señales de contracción.
“El rasgo más interesante, y preocupante a la vez, es que la actividad económica mostró en el primer trimestre señales de contracción incluso antes del inicio del shock pandémico”, indicó.
Explicó que desde enero, las tasas de crecimiento trimestrales anualizadas, que son un indicador de la evolución de corto plazo de la actividad económica, se mantuvieron en terreno negativo.
Según el comunicado del Banco Central, una de las actividades más golpeadas es la del turismo. En consecuencia, la industria de servicios de alojamiento y servicios de comida y bebidas resultó con la mayor afectación en la producción (reducción interanual de 12,5%).
En el comunicado, la autoridad monetaria explicó que esta actividad está encadenada con otras como servicios de transporte, construcción, bebidas, alimentos diversos, servicios de seguridad, telecomunicaciones y servicios financieros que también resultan afectadas.
“La actividad de servicios de alojamiento utiliza una diversidad amplia de insumos de otras actividades, y provoca de esa forma un efecto amplificador sobre el resto de la economía”, explicó la entidad.
Además, los servicios de comidas y bebidas presentan lo que se denominan encadenamientos hacia atrás (la compra de insumos de otros productores) y hacia adelante (lo que se produce sirve de insumo para otros sectores).
Otras actividades que cayeron son la construcción (un 15,6%), con lo cual acumuló 16 meses de variaciones negativas y la actividad comercial, con una caída de 1,6%, por la menor comercialización de madera, papel, productos textiles, combustibles, productos de cuero y bebidas.
En el sector comercio, Arce detalló que las actividades más afectadas son las de bienes duraderos y materiales de construcción, vehículos, y la venta de aparatos eléctricos y del hogar.
En contraste, la comercialización de productos farmacéuticos aumentaron y hubo una cierta aceleración en el consumo de alimentos, bebidas y tabaco.
Pese a la fuerte desaceleración, todavía hay actividades que crecen, como la agropecuaria, la cual incrementó su producción en 2,6% en términos interanuales en marzo del 2020 y la manufacturera que aumentó 4,3%.
En la actividad agropecuaria, el resultado se vincula, principalmente, con la normalización de las condiciones climatológicas que afectaron negativamente a esta actividad durante el 2019. Esa normalización constituye un choque positivo de productividad, que favoreció en particular a la producción de banano y de productos destinados primariamente al mercado local (hortalizas, raíces, tubérculos y arroz)”, explicó el Banco Central.
El aumento en la actividad manufacturera obedece el impulso de las empresas ubicadas en los regímenes especiales, las cuales crecieron a una tasa de 10,5 %, favorecidas por la mayor demanda externa de implementos médicos y de productos alimenticios.
Lo anterior difiere del comportamiento de las empresas manufactureras ubicadas en el régimen definitivo, las cuales decrecieron 0,2%, por la menor actividad en productos alimenticios (bebidas, pollo y azúcar), textiles, papel y productos vinculados con la construcción, como pinturas, barnices, productos de plástico, vidrios, perfiles y tuberías.
El Banco también dio a conocer los resultados de la Encuesta de perspectiva empresarial, la cual se realizó entre el 13 y 30 de abril, donde se entrevistaron vía telefónica 307 empresas.
Las empresas entrevistadas informaron de que adoptaron alguna de las siguientes medidas desde marzo del 2020 para adaptarse a las nuevas condiciones del mercado, producto de la pandemia: 71% indicaron que se adoptó la modalidad de teletrabajo, 36% aplicaron vacaciones obligatorias a parte de su personal, 27% redujo jornadas de trabajo, 20% tuvo que reducir personal, mientras que 12% aplicó suspensión de contratos. Cerca de 7% indicó que contrató más personal o extendió las jornadas de trabajo.