El índice de precios al consumidor aumentó 8,26% en noviembre del 2023 respecto al mismo mes del año anterior con lo cual la inflación, medida con este indicador, cumple tres meses consecutivos de desaceleración. El menor ritmo ocurre luego de alcanzar un máximo de 12,13% en agosto.
Solo en noviembre respecto a octubre el indicador aumentó 0,14% y la variación acumulada en los 11 meses del 2022 fue de 7,73%.
De los 289 bienes y servicios que integran el índice, 56% aumentaron de precio en noviembre respecto a octubre, 32% bajaron y 12% no presentaron variación.
Los bienes y servicios que mostraron mayor efecto positivo en la variación mensual del índice (por el aumento y por su importancia en el presupuesto de los hogares) son: boleto aéreo (subió 20,55% solo en el mes pese a la baja en el precio del dólar), tomate (32,60%) y zanahoria (44,87%).
Por otra parte, la telefonía móvil bajó 4,05%, los automóviles nuevos disminuyeron 2,85% y la gasolina 1,99%.
“Muchos de los aumentos están relacionados con productos de consumo de temporada y por su parte, los bienes que muestran una reducción son principalmente aquellos con precios internacionales asociados en las disminuciones en el tipo de cambio”, comentó Daniela Andrade, economista de la Bolsa Nacional de Valores.
Por su parte, Juan Robalino, director del Instituto en Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, destacó que los precios en el mes de noviembre muestran un muy leve aumento.
“El precio a los combustibles siguió bajando, lo que compensó el aumento que se observó en el 56% de los bienes que pertenecen a la canasta básica”, dijo Robalino.
¿Qué esperar para los siguientes meses?
El economista José Luis Arce, director de Análisis y Estrategia de FCS Capital, espera que en los meses siguientes el ritmo inflacionario siga moderándose.
Esto, dijo, como resultado de la mayor estabilidad en los precios internacionales de las principales materias primas, la apreciación nominal y expectativas de estabilidad cambiaria en los próximos meses; y por el debilitamiento de la demanda interna como resultado de la política monetaria restrictiva.
“No se observan en el horizonte factores que aceleren de forma particular el nivel general de precios”, manifestó Arce.
Por su parte, Robalino, indicó que esperan que la inflación para el próximo año, en comparación con este, se reduzca sustancialmente.
Argumentó que en el contexto internacional se espera una reducción importante en las tasas de crecimiento, lo que reduciría las presiones alcistas en los precios de las materias primas importadas.
“El precio internacional del petróleo, por ejemplo, ha seguido bajando, y es probable que eso se traduzca en reducciones mayores en los combustibles en los primeros meses del próximo año”, comentó Robalino.
Además, consideran que los efectos de los aumentos ya realizados en las tasas de política monetaria todavía no se han traducido completamente a las tasas de interés. En la medida en que traduzcan en incrementos se contraerá la demanda interna y por lo tanto baja la presión sobre los precios de los bienes no transables (se consumen donde se producen) en el país.
La expectativa de inflación para los próximos 12 meses, según la encuesta que realiza el Banco Central, bajó en noviembre a 5,9% y se acercó más al límite superior del rango alrededor de la meta del Banco Central, de 4%. Este es un indicador importante para el Banco Central para definir futuros movimientos en la tasa de política monetaria.