Hay coincidencia entre economistas en que la inflación se continuará desacelerando en el 2023 y así también lo dejó claro el Banco Central, en su último comunicado del año sobre la política monetaria.
“Los modelos del Banco Central proyectan que la inflación general y subyacente retornarían al rango de tolerancia alrededor de la meta en el primer semestre del 2024, antes de lo previsto en la reunión previa de política monetaria (segundo semestre del 2024)”, indicó la entidad.
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El economista de la Bolsa Nacional de Valores, Juan Pablo Arias, citó tres factores que contribuyen a esta desaceleración: el menor crecimiento de los precios internacionales, la disminución en el tipo de cambio (apreciación del colón respecto al dólar) y el aumento en la tasa de política monetaria (TPM), que empezó el año en niveles del 1,25% y a la fecha se encuentra en 9%, lo cual influye en el resto de tasas del mercado e influye en contraer el consumo.
“Considerando que la variación de precios en la economía responde de forma rezagada a los efectos de política monetaria, sería de esperar que durante los siguientes meses se mantenga la disminución en el nivel de precios pero cada vez más lenta”, prevé Arias.
No obstante, en una charla impartida el 14 de diciembre pasado, el economista José Luis Arce, director de Análisis y Estrategia de FCS Capital, llamó la atención en que los precios de los alimentos están mostrando una resistencia a bajar.
“El único lunar que vemos en este proceso de desaceleración de los precios, por lo menos en el corto plazo en el caso de Costa Rica (…) es la resistencia a la baja que parecen estar mostrando los alimentos”, comentó Arce.
Los alimentos son el gasto más importante de los hogares y los de menores recursos dedican una mayor parte de los ingresos que tienen a ellos.
El índice de precios al consumidor de los alimentos llegó a un máximo interanual de 22,49%, en agosto pasado, y a partir de ahí ha cedido un poco hasta 19,95% en noviembre, pero la desaceleración ha sido más moderada que en otros componentes del indicador.
Según Arce, esta resistencia a la baja en los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas es el único elemento que no es tan optimista en materia de inflación, aunque sí hay una reducción.
Arce comentó varios factores que pueden influir en dicha resistencia a la baja: puede tener que ver con estructuras de mercado y con el hecho de que en buena parte del proceso de aceleración de los precios los aumentos en los costos de producción no se trasladaron rápidamente a los precios al consumidor, lo cual generó una reducción en los márgenes de comercialización, los cuales ahora pueden estar normalizándose.