En el segundo trimestre de este año continuó la recuperación del número de ocupados del sector formal, pero no así del informal que, por el contrario, retrocedió un poco.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) publica cada trimestre calendario una medición de estos dos tipos de trabajo, con base en la Encuesta Continua de Empleo.
Según los resultados de esta Encuesta , publicados la semana pasada, el número de ocupados informales pasó de cerca de 694.000 en el segundo trimestre del 2020, cuando alcanzó el nivel más bajo por la crisis generada por la pandemia, a 929.000 en el primer trimestre del 2021, pero en el segundo trimestre de este año retrocedió a cerca de 863.000.
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Por su parte, los formales alcanzaron el punto más bajo en el tercer trimestre del 2020, con cerca de 1.023.0000 y alcanzó en el segundo trimestre de este año cerca de 1.106.000.
El empleo informal, según la definición que utiliza el INEC, comprende a personas asalariadas sin seguridad social financiada por su empleador, también a quienes les pagan en especie o que el pago fue una única vez.
Son parte de este grupo también los ayudantes no remunerados, trabajadores por cuenta propia y empleadores que tienen empresas no constituidas en sociedad (no están inscritas en el Registro Nacional de la Propiedad y no llevan una contabilidad formal en forma periódica).
Incluye además a personas trabajadoras por cuenta propia con trabajos ocasionales (laboran menos de un mes), a quienes por la naturaleza del trabajo no son susceptibles a estar inscritas o llevar contabilidad formal en forma periódica.
En el segundo trimestre de este año el empleo informal representó un 44% del total.
¿Por qué no siguió recuperándose el empleo informal?
José Manuel Salazar, quien fue director general de Empleo de la Organización Internacional del Trabajo del 2005 al 2015 y director regional para América Latina y el Caribe del 2015 al 2018, explicó que la naturaleza de esta crisis y las restricciones sanitarias están afectando las trayectorias del empleo formal e informal de manera atípica.
Por ejemplo, las personas con más educación y más calificaciones, que generalmente son formales, hacen más trabajos cognitivos sujetos a teletrabajo.
“En contraste, la gran mayoría de los trabajadores informales son de bajas calificaciones y hacen más trabajos manuales donde la presencia física es indispensable. Las posibilidades de este tipo de trabajo informal están más sujetas a los ciclos de restricciones sanitarias, que en algunos momentos se han incrementado dependiendo de los niveles de riesgo de contagio”, comentó el especialista.
Según los datos de la Encuesta al segundo trimestre de este año, el 67% de los trabajadores informales laboran en el sector servicios y dentro de este sector predominan las labores del comercio, servicio doméstico, transporte, almacenamiento, alojamiento y servicios de comida.
Otro factor que influye, según Salazar, es el dinamismo bifurcado de la actividad económica en la recuperación donde los sectores dinámicos de exportación y alto valor agregado ya rebotaron y algunos están creciendo incluso a tasas más elevadas que antes de la pandemia, con la excepción del turismo.
“Este no es el caso de los sectores de menor valor agregado y cuyo mercado es el interno. Estos sectores aún no se han recuperado a niveles prepandemia y en ellos los niveles de informalidad son más altos que en los primeros”, indicó.
María Luz Sanarrusia, encargada de la Encuesta Continua de Empleo, añadió que también hay que considerar las estacionalidades, por ejemplo, en el segundo trimestre el comercio, que tiene el 46% de sus trabajadores en empleo informal, generalmente tiene menos actividad porque ya han pasado Navidad y las vacaciones.
Según muestran los resultados de la Encuesta, en el segundo trimestre de este año bajó el número de trabajadores informales en el comercio y hogares como empleadores, pero aumentó en transporte, almacenamiento, alojamiento y servicios de comida respecto al primer trimestre.
Podría suceder también, apuntó Salazar, que algunas personas realicen trabajos informales mientras consiguen uno formal y existan traslados de un grupo a otro.
“El desempleo está en 18%, es casi una de cada cinco personas que está buscando empleo y no lo encuentra. Bajo esas circunstancias es natural pensar que muchas personas están haciendo Uber y otras estrategias de sobrevivencia y de lograr ingresos, mientras esperan que el mercado laboral se recupere y les ofrezca oportunidades” explicó el especialista.
Estrategia de sobrevivencia
El empleo informal, por definición, explicó Salazar, es de mala calidad porque no se tiene contrato de trabajo, ni seguridad social, ni otros derechos; sin embargo en tiempos de pandemia, y con un desempleo de 18%, la alternativa a no tener ni siquiera un empleo informal que de algo de ingreso, es el hambre.
Según los datos del INEC al segundo trimestre del año, casi el 70% de los ocupados informales son del área urbana, el 81% labora menos de 48 horas, el 35% trabaja en una empresa, local o finca, el 29% dentro de la vivienda propia o del empleador, un 24% en la calle y un 12% en construcción y otros lugares. Además, el 53% trabaja en establecimientos donde solo hay una persona y la mitad gana menos de un salario mínimo.
“Lo que es claro es que Costa Rica tiene una situación de emergencia en materia de empleo y que urgen medidas de reactivación económica, así como de política social, para dar empleo digno lo más rápido posible a miles de costarricenses que no lo tienen y tender una mano a mucha gente que está en situaciones extremas que una sociedad solidaria y un Estado de Bienestar moderno no debe permitir”, comentó Salazar.