El nuevo gobierno tendría en sus dos primeros años un superávit primario importante, según las últimas proyecciones del Ministerio de Hacienda publicadas en el Informe de Política Monetaria del Banco Central de Costa Rica (BCCR).
El superávit primario surge cuando los ingresos, que provienen principalmente de la recaudación de impuestos, superan a los gastos, sin incluir los intereses. Este superávit es una de las tres variables que determinan el crecimiento de la deuda pública respecto a la producción. Los otras dos son: la tasa de interés de la deuda y la tasa de crecimiento de la economía.
Según las proyecciones, incluidas en el informe para el 2022, dicho superávit sería de un monto equivalente al 1,6% de la producción interna (PIB). La última vez que el país registró un balance primario positivo fue en el 2008, con un 2,3% de la producción.
Para el 2023 el superávit sería equivalente al 2,1% de la producción.
Si se incluyen los intereses, el superávit se convierte en un déficit financiero equivalente al 3,6% de la producción en el 2022 y de 2,7% en el 2023. Con una caída importante respecto a los resultados del 2020 (8% del PIB) y del 2021 (5% del PIB). Estos datos son mejores que los anunciados el 26 de enero pasado por Hacienda y según el jerarca del ramo, Elian Villegas, todavía están en revisión.
LEA MÁS: Déficit fiscal del Gobierno Central cerró en 5,18% de la producción en el 2021
Villegas aseveró que detrás de estas proyecciones hay dos efectos importantes: un aumento en los ingresos tanto por una mayor recaudación debido al aumento en la actividad económica y las nuevas entradas que generarían los proyectos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Lo cual, junto con los límites al gasto, producen dicho superávit.
No obstante, aún restando los ingresos adicionales del acuerdo con el FMI (0,9 puntos porcentuales del PIB, según indica el Central) siempre habría superávit. No obstante, para Villegas, dichos ingresos siguen siendo importantes para alcanzar los resultados deseados.
Las estimaciones también suponen que se aprobarían los créditos de apoyo presupuestario y que se haría una colocación de bonos por $1.000 millones en cada año. Esto ayudaría a bajar la carga de intereses y mejorar el déficit financiero.
Impacto en deuda y financiamiento
La mejora fiscal pronosticada por las autoridades tendría dos efectos importantes en este y el próximo año: primero permitiría que a partir del 2022 comience a bajar la deuda del gobierno respecto a la producción, luego de 14 años continuos al alza.
En el 2022, Hacienda pronostica que la deuda del gobierno representaría un 70,3% de la producción, lo cual genera una fuerte carga en el pago de intereses.
El segundo, permitiría reducir las necesidades de financiamiento del gobierno que pasarían de un monto equivalente a 11,1% de la producción en el 2021 a 9,1% en el 2022 y 9,8% en el 2023, pero lo más importante, según enfatizó el presidente del Central, Rodrigo Cubero, en la conferencia de presentación de este informe, es que las necesidades de recursos internos gubernamentales tendrían una drástica baja al pasar de representar un 9,3% de la producción en el 2021, a un 3% en el 2022 y un 5% en el 2023, lo cual le restaría presión a los intereses internos.
No obstante, para que se cumplan dichas estimaciones se supone que se aprueben en la Asamblea Legislativa los proyectos de ingresos del acuerdo con el FMI, los préstamos de apoyo presupuestario y la emisión de bonos en el exterior.
Dudas
Varios economistas consultados mostraron sus cuestionamientos a estas proyecciones.
“Las cifras del BCCR no son creíbles pues dependen, primero, de la aprobación de nuevos impuestos. Y segundo, el crecimiento del país no es nada extraordinario, pues en el presente año disminuirá considerablemente la tasa de crecimiento e incluso muy probablemente tendremos crecimiento negativo en meses puntuales del año”, consideró Édgar Robles, director del Posgrado en Economía de la Universidad de Costa Rica.
Robles es del criterio que como no existe ambiente en el Congreso para avalar nuevos impuestos a este gobierno, el ajuste se tendrá que realizar en mejorar la eficiencia del gasto público y revisar el funcionamiento de todas las instituciones del Estado, lo cual se ha dejado de lado por décadas.
“Nosotros no somos tan optimistas como el BCCR. Creo que no vamos a ver ingresos nuevos en 2022 y 2023 y eso llevará el déficit por encima de 4% este año y alrededor de 3,5% el 2023, todo muy dependiente de la regla fiscal y un balance primario ligeramente superavitario pero no lo suficiente para acelerar la consolidación fiscal”, consideró José Luis Arce, director de FCS Capital.
Arce opina que no se puede concluir fácilmente de que no son necesarios los ingresos del acuerdo con el Fondo por cinco razones: hay una parte del crecimiento de la carga tributaria el año pasado que no es permanente y hay una fracción del incremento de los ingresos tributarios que proviene del aumento de las importaciones y el aumento en los precios de las mismas que se va a revertir tarde o temprano.
Además, la velocidad del ajuste cuenta, entre más rápido se haga, así mejoran las condiciones crediticias y su aporte al crecimiento de la economía. Sin impuestos adicionales todo queda en manos de la regla fiscal y ella va a estar sujeta a mucha presión política, pues es muy restrictiva y al final hay un riesgo de confianza de dejar tirado el convenio con el FMI, además del hecho que no se accedería a financiación que es clave para el ajuste y para mejorar el perfil de la deuda.