La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima una inflación del 5,7%, en el 2022, y de un 5,6% en el 2023 para Costa Rica.
También, el organismo prevé un crecimiento en la producción del 3,2%, este año, y de un 2,6% en el 2023, según su informe semestral de perspectivas, publicado este miércoles 8 de junio.
Las perspectivas de crecimiento en la producción para Costa Rica están por debajo de las últimas estimaciones divulgadas por el Banco Central de Costa Rica, en abril pasado, cuando anunció un aumento del 3,4% y el 3,9% para los años 2022 y 2023, respectivamente. Asimismo, son menores que las que publicó este martes 7 de junio el Banco Mundial para el país, del 3,4% y el 3,2%.
Estas previsiones se dan en un contexto en el que la economía mundial está empeorando con la guerra en Ucrania y corre el riesgo de hundirse más, y en el que la inflación es una de las mayores preocupaciones de la OCDE. El término aparece citado más de 800 veces en el informe de más de 200 páginas.
La institución, con sede en París, duplicó su previsión de inflación para los países miembros de la organización hasta el 8,5% este año, lo que supondría la previsión anual más alta desde 1988.
Al igual que el Banco Mundial, la OCDE cree que las presiones inflacionarias se suavizarán el año que viene, pero advierte de que no hay nada seguro.
“Se está desarrollando una crisis humanitaria ante nuestros ojos, dejando miles de muertos, obligando a millones de refugiados a huir de sus hogares y amenazando una recuperación económica que estaba en marcha tras dos años de pandemia”, alertó la número dos de la organización y economista jefe de la OCDE, Laurence Boone, en un texto introductorio a las previsiones, titulado “El precio de la guerra”.
Para la economía mundial, el organismo prevé un crecimiento del 3% en el 2022, mucho menor al 4,5% que había proyectado en diciembre.
Sobre Costa Rica
En el caso costarricense, la Organización considera que la demanda interna se fortalecerá moderadamente este año y que las exportaciones se beneficiarán de la reactivación del sector turístico en el último trimestre del 2022 y en el 2023.
El organismo explica en su documento que en abril se relajaron la mayoría de las restricciones económicas y que la campaña de vacunación se ha desarrollado con éxito, pues el 81% de la población total ya cuenta con al menos la segunda dosis, en mayo.
No obstante, considera que las tensiones geopolíticas afectarán a Costa Rica por un debilitamiento externo de la demanda y el aumento de las presiones inflacionarias por el alza de los precios de las materias primas (alimentos, energía y transporte).
Sobre las perspectivas fiscales del país, la Organización considera que la aprobación del proyecto de ley de empleo público, en marzo pasado, y resultados fiscales, más alentadores que los esperados en el 2021, mejoraron las perspectivas fiscales de Costa Rica.
“La postura fiscal seguirá siendo restrictiva durante el periodo de proyección, ya que la regla fiscal contiene el gasto público”, indica el ente multilateral.
La OCDE prevé que el endeudamiento público neto caiga al 4,4 %, en el 2022, y al 3,3 % el año entrante. Bajo estos supuestos, la razón deuda pública/producción alcanzaría su punto máximo en alrededor del 69%, este año, antes de comenzar a disminuir.
Respecto a la política monetaria, el organismo estima que seguirá normalizándose en la medida en que persistan las presiones inflacionarias y la mejora de la actividad económica reduzca la brecha del producto (la diferencia entre el crecimiento de la producción real y potencial).
Recomendaciones
“Reforzar la red de cuidado infantil apoyaría la participación femenina en la fuerza laboral y reduciría las desigualdades educativas. Transferir parte de la carga fiscal de las contribuciones a la seguridad social a los impuestos generales, en particular los impuestos a la propiedad, y reducir el costo de establecer empresas impulsaría la creación de empleo formal”, considera la entidad.
También, recomienda al país continuar con la implementación de las reformas estructurales iniciadas durante el proceso de adhesión a la OCDE, lo cual aumentaría el crecimiento y la resiliencia económica, y reduciría las grandes desigualdades de ingresos.
“El fortalecimiento de la gobernanza y el desempeño de las empresas estatales beneficiaría a la economía en su conjunto, ya que desempeñan un papel dominante en muchos sectores clave, como la electricidad y la banca. La alta carga administrativa para iniciar una empresa podría reducirse mediante el establecimiento de ventanillas únicas virtuales”, añadió.