Todas las actividades económicas, salvo construcción, están sufriendo las consecuencias económicas de la pandemia por la covid-19 en Costa Rica.
Así lo muestran los resultados del índice mensual de la actividad económica (IMAE), a junio del 2020, los cuales publicó el Banco Central, la noche del martes 11 de agosto.
El IMAE es un indicador de corto plazo que permite aproximar la evolución de la actividad económica del país en un determinado mes. La serie utilizada es la tendencia ciclo, la cual excluye factores estacionales o irregulares.
Según dicha serie, en junio 2020, la actividad económica cayó 7,4% respecto al mismo periodo del año anterior, la mayor caída interanual (de cada mes respecto al mismo mes del año anterior) que ha registrado este indicador, el cual se comenzó a calcular en enero de 1991, y su variación interanual, desde enero de 1992.
Antes de esta crisis, la mayor caída fue en mayo del 2009 cuando la actividad económica bajó 3,4% debido a la crisis financiera internacional de ese momento.
La fuerte contracción se ve también en el desempleo, el cual alcanzó un histórico 24% en el segundo trimestre del 2020, el doble del registrado en el segundo semestre del 2019 (11,9%).
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Hoteles, comidas y transporte, los más golpeados
Según detalla el Banco Central, las actividades más afectadas con la crisis del nuevo coronavirus son: alojamiento y suministro de comida (que tuvo una caída interanual, a junio del 2020, de 59,5 %), transporte y almacenamiento (-27,7 %) y comercio y reparación de vehículos (-16 %).
En cuanto a la industria agropecuaria, esta decreció 1,3 % por la menor producción de flores, follajes, plantas y pollo. En este último caso, la reducción se debió a la menor demanda de carne de aves por parte de los restaurantes. Mitigó la caída las mayores exportaciones de banano y piña.
La manufactura disminuyó en 7,2 %, por la menor fabricación de productos alimenticios, sobre todo arroz, bebidas, frutas, legumbres y café; implantes mamarios, catéteres y equipos de transfusión y productos de papel y de impresión, entre otros.
La caída de la actividad comercial (16%) se asocia a las menores ventas de autos, electrodomésticos, combustibles y textiles, atenuada por las mayores ventas de alimentos de consumo masivo, productos farmacéuticos y de limpieza.
En el caso de la construcción decreció 0,3% en junio del 2020 respecto a igual periodo anterior; no obstante, la caída de junio es menor que la de meses previos (tiene 19 continuos de caídas), debido al crecimiento de las edificaciones no residenciales con destino privado.
“De hecho, la construcción es la única actividad que muestra una aceleración durante la pandemia aunque todavía crece a tasas negativas”, explicó el Banco Central.
La contracción en la construcción ha sido una de las más extensas y fuertes en magnitud de los últimos años, que ni siquiera se presentó durante la crisis del 2008 y 2009, según publicó La Nación a inicios de este mes.
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Un análisis por sectores, solicitado al Banco Central, indica que la construcción con destino público (uno de los dos componentes del índice general) comenzó su ciclo negativo actual en marzo del 2018 y se mantiene hasta mayo 2020 (27 meses de variaciones negativas).
El otro componente, la construcción con destino privado, entró en comportamiento negativo desde abril del 2019 y terminó en abril del 2020 (13 meses de contracción). En mayo pasado, este tipo de obras pasó a resultado positivo y se ubicó en 2% respecto al mismo mes del 2019.
Producción local y en zona franca
La crisis también afecta tanto a las empresas que están en regímenes especiales (gozan de beneficios fiscales) como en el régimen definitivo, las cuales producen, mayoritariamente, para el mercado local.
En el primer caso la producción se disminuyó 11,6 %, por la menor demanda externa de implementos médicos como catéteres, equipos de transfusión e implantes mamarios; sin embargo, esto fue compensado parcialmente por mayores exportaciones de servicios informáticos, de consultoría en gestión, de investigación y desarrollo y de apoyo a empresas, detalló el Banco Central en su documento.
En el caso del régimen definitivo, la producción disminuyó 6,6%, por la menor prestación de servicios de alojamiento, suministros de comida, transporte, comercio y por la menor actividad manufacturera.
Solo la actividad inmobiliaria presentó un crecimiento en la producción debido al alquiler residencial, ya que los alquileres destinados a la actividad comercial decrecieron.