Joe Biden veía este lunes 20 de diciembre desvanecerse la esperanza de un acuerdo sobre su gigantesco plan de reformas con el que busca preparar a Estados Unidos para los retos del siglo XXI, en un fin de año de pesadilla también marcado por el aumento de casos de covid.
De regreso a la Casa Blanca tras un fin de semana en familia en su casa en Delaware, el presidente estadounidense, portando una mascarilla negra, caminó hacia el Despacho Oval sin dirigir una palabra ni una mirada a los periodistas que lo esperaban al descender del helicóptero.
Su agenda no prevé, de momento, ninguna comparecencia pública.
Su plan “Reconstruir mejor” (Build Back Better, en inglés), que prevé $1,75 billones para reformas sociales y para favorecer que Estados Unidos prospere frente al cambio climático y la competencia de China, recibió un golpe posiblemente fatal este fin de semana después de que el senador demócrata Joe Manchin, crucial para la aprobación en la Cámara alta, decidió votar en contra.
El mandatario de 79 años hasta ahora se limitó a enviar un tuit, en el que asegura estar “más decidido que nunca” a defender este proyecto que apunta, entre otras cosas, a rebajar significativamente el coste de la insulina.
El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, buscó levantar el ánimo: “Vamos a votar una versión revisada” del proyecto de ley BBB ya “aprobado por la Cámara de Representantes, y seguiremos votando hasta que tengamos algo”.
¿Pero, qué puede quedar de la iniciativa legislativa más importante sin el apoyo de Manchin?
“Absolutamente imperdonables”
Tras anunciar su voto contrario el domingo en Fox News, el canal conservador que le gustaba al expresidente Donald Trump, el legislador de Virginia Occidental repitió en una entrevista con la radio West Virginia Metro News que no votaría a favor de estas “reformas muy muy ambiciosas”.
El BBB apunta a reducir el costo de guardería y de medicamentos, mejorar el poder adquisitivo de los hogares y fomentar la compra de vehículos eléctricos.
Manchin, que amasó una fortuna con los combustibles fósiles, teme un efecto inflacionario y considera que las ayudas deberían ser más focalizadas. Sin él, no habría mayoría demócrata en el Senado.
Es imposible contar también, como hizo recientemente Biden para la aprobación de un enorme plan de gastos en infraestructura, con los votos de la oposición: los republicanos consideran que “reconstruir mejor” inclinaría a Estados Unidos hacia el “socialismo”, algo polémico en la política del país.
La Casa Blanca expresó su frustración el domingo en un comunicado de virulencia sin precedentes de su portavoz Jen Psaki, criticando “un cambio repentino e inexplicable” y una “violación” de los compromisos de Manchin.
“No es el presidente, son sus colaboradores” los que hicieron “cosas absolutamente imperdonables”, dijo el lunes de manera bastante enigmática el senador, luego de finalizar abruptamente las discusiones.
Este cambio erosiona aún más el crédito político de Biden, cuyo índice de aprobación ya es muy bajo, a un año de las elecciones legislativas de mitad de período que podrían ser una debacle para los demócratas.
El Presidente, un exsenador que se enorgullece de haber dominado el juego parlamentario como ningún otro, se dedicó personalmente al tema, hablando en varias ocasiones con Manchin, para disgusto de los progresistas de su partido, que se sienten estafados.
“Es hora de quitarse los guantes y gobernar”, tuiteó el lunes la congresista demócrata Alexandra Ocasio-Cortez, una de las caras más conocidas del ala progresista.