Tras el golpe sufrido con la pandemia, algunas actividades económicas comienzan a levantarse, pero otras se mantienen deprimidas y en enero la actividad económica en general perdió un poco el impulso que llevaba.
El indicador que mejor permite ver la evolución de la actividad económica a corto plazo es el Imae (Índice Mensual de la Actividad Económica) que mide la evolución del volumen de la producción de bienes y servicios.
Este indicador tiene un valor de 100 en el 2017 y a partir de ahí se miden las variaciones, por ejemplo, si el indicador sube a 110 significa que el volumen de producción aumentó un 10%.
Para esta información se considera el nivel del índice desde febrero del 2020, el último mes sin pandemia, hasta enero del 2021, el último dato disponible, lo cual permite ver la evolución del nivel de producción de cada actividad económica en el periodo de la enfermedad. Se utiliza la serie tendencia ciclo, que resta factores estacionales e irregulares.
El indicador general en este periodo muestra la caída y una recuperación moderada.
El economista Ronulfo Jiménez analizó el nivel del índice también con el Imae, pero de la serie desestacionalizada, que resta solo factores estacionales, y obtiene que en el enero del 2021 el índice incluso cayó, lo cual considera que es el primer traspié desde julio del 2020.
El Banco Central utiliza también la variación trimestral anualizada de la serie ajustada por estacionalidad, la cual refleja cómo se comportaría la actividad económica en 12 meses si se mantuviera el resultado del trimestre y a enero del 2021 obtiene un crecimiento un 11,3%.
La conclusión del Banco es que la economía mantiene el proceso de recuperación que inició en julio del 2020, pero su impulso se moderó ligeramente, según señala en el informe del Imae a enero del 2021.
En todas las mediciones es clara la heterogeneidad de la recuperación. La más clara se presenta cuando se divide el indicador entre el régimen especial, que incluye Zonas Francas, y el régimen definitivo, que representa el 90% de la producción.
Las empresas que producen en el régimen especial lograron recuperar el terreno perdido en la pandemia e ir más allá; no obstante, las que producen para el régimen definitivo, tienen un comportamiento más diverso.
Cayeron, pero se levantan
Hay algunas actividades que cayeron con la pandemia, pero se han levantado poco a poco. Entre ellas están: la industria manufacturera del régimen especial, el comercio y las actividades inmobiliarias. Información y comunicaciones han mantenido una leve alza durante la pandemia.
En la industria manufacturera, en la parte que produce en el régimen especial, destaca el crecimiento en la producción de implementos médicos y dentales, específicamente en la producción de catéteres, equipos de transfusión e implantes mamarios; pero también hay otras actividades como las sustancias químicas y productos químicos derivados del petróleo y la producción de papel que han aumentado.
No obstante, las empresas de la industria manufacturera que producen para el régimen definitivo, muestran un comportamiento más estable. La actividad que más destaca en recuperación es la fabricación de productos metálicos, maquinaria y equipo.
La industria manufacturera es la segunda actividad más grande del país en volumen de producción y la cuarta en generación de puestos de trabajo. La actividad perdió cerca de 64.000 puestos con la pandemia y ha recuperado cerca de 34.000, según muestra la Encuesta Continua de Empleo.
El comercio, que es la actividad más importante en empleo y la cuarta más grande en volumen de producción, se ha recuperado conforme han avanzado las medidas de apertura.
Todos sus sectores -alimentos, bebidas y tabaco, aparatos eléctricos y del hogar, materiales de construcción, productos químicos y farmacéuticos, vehículos y el resto de actividades comerciales- han aumentado sus ventas respecto a abril del 2020, cuando alcanzaron su punto más bajo con la crisis sanitaria.
Destacan con mayor crecimiento las ventas de vehículos y los aparatos eléctricos y del hogar, que incluyen computadoras y tabletas más demandadas por el teletrabajo, las clases virtuales y el comercio electrónico.
El comercio perdió casi 86.000 puestos con la pandemia y ha recuperado unos 35.000 hasta el trimestre que terminó en enero del 2021.
Actividades que no crecen o perdieron impulso
Hay otro grupo de actividades que todavía no logran levantarse. Entre ellas se encuentra la agricultura, la construcción, actividades de alojamiento y servicios de comida, actividades financieras y seguros y administración pública.
El nivel de producción agrícola había comenzado a descender desde antes de la pandemia, desde setiembre del 2019, y con la enfermedad continuó hacia la baja.
“Las causas son una disminución en el consumo y demanda, tanto interna como externa del país. En cuanto al consumo, demanda y precios externos no es mucho lo que se puede hacer, pero si se podría ayudar con hacer al país más competitivo para que el productor pueda permanecer y crecer en dicho mercado externo (creando empleo formal)”, explicó Francisco Muñoz, presidente de la Cámara de Agricultura.
El volumen de la producción agrícola representa un 4,4% del total, pero es la segunda actividad más importante en empleo. Con la pandemia se registró una caída de cerca de 42.000 puestos. A enero del 2021 se habían recuperado cerca de 34.000.
La construcción también venía con dificultades desde antes de la llegada de la covid-19. A enero del 2020 acumuló 26 meses consecutivos de caída.
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“Previo a la pandemia ya el sector construcción se estaba viendo afectado por el bajo dinamismo de la economía nacional, así como la baja confianza de los consumidores e inversionistas. Se esperaba que en el 2020 se iniciara la recuperación, pero debido a la crisis socioeconómica generada a partir de la covid-19, muchos proyectos privados fueron pospuestos y la inversión en obra pública se revisó a la baja”, explicó Esteban Acón, presidente de la Cámara Costarricense de la Construcción.
Alojamiento y servicios de comida es la actividad más golpeada, su producción actualmente es cerca de la mitad de lo que era antes de la pandemia y cayeron casi a la mitad los puestos de trabajo, de 146.000 en el trimestre que terminó en febrero del 2020 a 77.000 en el que terminó en junio del 2020. En el trimestre que terminó en enero del 2021 se registraban cerca de 105.000 ocupados en la actividad.
La actividad tuvo un pequeño repunte en setiembre cuando se flexibilizaron las medidas de restricción sanitaria, pero desde entonces se mantiene bastante estable pese a la mayor apertura.
Las actividades financieras y de seguros son otro grupo que aún no se levanta. Annabelle Ortega, directora de la Cámara de Bancos e Instituciones Financieras de Costa Rica, explicó que para mitigar el impacto de la pandemia se ha avanzado en medidas que van desde la flexibilización de normativas por parte de los reguladores para el otorgamiento de prórrogas, readecuaciones, refinanciamientos por parte de los operadores bancarios y financieros, hasta las líneas de crédito especial para la reactivación económica, que han gestionado las entidades y el mismo Banco Central de Costa Rica.
Hay otras actividades que mostraban una recuperación, pero han perdido impulso como el transporte y almacenamiento, actividades profesionales, científicas, técnicas, administrativas y servicios de apoyo y enseñanza de actividades y de la salud humana.
En el caso del transporte, depende en buena medida de la reactivación del turismo y las otras dos tuvieron un repunte importante entre julio y noviembre y ahora podrían encaminarse a un crecimiento más acorde con el promedio histórico.
¿Qué se espera?
Es de esperar que conforme avance el proceso de vacunación y apertura en las restricciones sanitarias muchas de las actividades puedan tener más facilidad para crecer a corto plazo, pero economistas y empresarios coinciden que hay otro factor que afecta el crecimiento y es la incertidumbre fiscal.
“Hay dos cosas que están en juego: el hecho de que la pandemia esté menos fuerte, y que las restricciones a la actividad económica sean menores, eso ayuda a la expansión, ayuda a que la economía tenga mayor normalidad. Pero por otro lado está la incertidumbre sobre la política fiscal y si el acuerdo con el Fondo (Monetario Internacional) puede pasar en la Asamblea Legislativa, y si se aprueba en la Asamblea si se puede cumplir, como esos tres pasos. Esa incertidumbre limita el crecimiento”, opinó el economista Ronulfo Jiménez.
El Banco Central indicó, en un comunicado del 17 de febrero, que las nuevas proyecciones de la a Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos que elevaron sus pronósticos, ayudan a aumentar las previsiones de ventas de Costa Rica y por esta vía se podría acelerar la reactivación interna.
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Por otro lado, el incremento en el precio del petróleo y otras materias primas, resta a la capacidad de consumo de las personas en el país porque deben dedicar más dinero a pagar estos productos, lo cual puede afectar el proceso de reactivación interna.
La directora ejecutiva de la Cámara de Bancos espera que con las prórrogas, readecuaciones y refinanciamientos que se han venido brindando a las personas y empresas y conforme avance la vacunación y la apertura; la actividad económica repunte y por ende el crédito.
Para el presidente de la Cámara de Agricultura para reactivar la economía se requiere dinamizar el consumo interno así como el nivel de empleo y en este punto es donde todavía no se ven políticas claras y bien definidas por parte del Gobierno.
Mejorar el acceso al crédito productivo, acordar una decidida reducción de trámites y buscar eficiencia en el gasto público, son los tres campos de acción prioritarios, requeridos por los empresarios para iniciar la reactivación económica del país en el 2021, según la encuesta Pulso Empresarial, publicada el 11 de marzo pasado, por la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep).
“Un 50% de los empresarios encuestados en esta ocasión consideran que las autoridades del país no están tomando las medidas adecuadas para lograr la reactivación económica, para lo cual también consideran necesario impulsar la flexibilidad laboral, buscar una reforma del Estado y aumentar la inversión en capital humano”, añadió la Uccaep en el comunicado.
El Colegio de Profesionales en Ciencias Económicas también presentó recientemente 10 propuestas para una estrategia de reactivación económica.
Las medidas incluyen: establecer un plan de trabajo conjunto entre actores claves para el desarrollo productivo, definir un marco de gobernanza regional, mejorar la colocación de crédito por parte del Sistema de Banca de Desarrollo y la banca en general y apoyar sectores claves de la economía identificados en el Programa Nacional de Clústeres y en la Estrategia Nacional de Bioeconomía.
Además, trazar un plan de formación técnica vinculado a la demanda laboral potencial, acelerar el despliegue de redes de banda ancha en todo el país, gestionar y aprovechar las alianzas público-privadas, gestionar una ruta efectiva de simplificación de trámites y estructurar un plan de acción para el fomento de las inversiones y creación de capacidades competitivas.