En un año de pandemia donde se rompieron las cadenas mundiales de valor, economías clave para Costa Rica cayeron y se estimó una caída muy fuerte en los flujos de inversión mundial, las empresas extranjeras siguieron invirtiendo en el país.
La información que recopila el Banco Central por medio de la Balanza de Pagos Trimestral indica que de enero a setiembre del 2020 dicha inversión sumó $1.219 millones, 21% menos que en el mismo periodo del año anterior ($1.553 millones), pero no resultó tan afectada como se preveía.
Esta inversión incluye la llegada de nuevas empresas al país, la ampliación de operaciones de las firmas extranjeras que operan en Costa Rica, reinversión de utilidades, así como las compras que realicen foráneos de corporaciones o propiedades radicadas en suelo nacional.
De Estados Unidos, de donde proviene la mayor cantidad de inversión, el flujo de recursos pasó de $967 millones, en los primeros nueve meses del 2019, a $823 millones en el 2020.
La Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) estimó que los flujos mundiales de inversión extranjera directa disminuirían hasta 40% en el 2020, en su informe sobre la Inversiones en el Mundo 2020.
Según dicho informe, en el primer trimestre del 2020 tanto los anuncios de proyectos de inversión en nuevas instalaciones como las fusiones y adquisiciones transfronterizas se redujeron más del 50%. En cuanto a la financiación de proyectos mundiales, una importante fuente de inversión en proyectos de infraestructura, las nuevas operaciones se redujeron en más del 40%.
FUENTE: Banco Central || Infografóa / LA NACIÓN.
Factores que contribuyeron
Dos factores, principalmente, ayudaron a Costa Rica a evitar una caída mayor en la inversión extranjera, en medio de la pandemia: el tipo de industria predominante y el teletrabajo, según se desprende de las valoraciones de Jorge Sequeira, director general de la Coalición de Iniciativas para el Desarrollo (Cinde), encargada de traer empresas al país; y Ricardo Monge, economista consultor de organismos internacionales.
Monge explicó que en manufactura en Costa Rica predominan los servicios médicos, donde con la pandemia más bien hubo una demanda en algunas líneas de producción, y servicios empresariales, que se pudieron adaptar rápidamente.
“La experiencia de Costa Rica en atracción de inversión extranjera directa y el comportamiento de las multinacionales lo que demuestra es que en los sectores más grandes (servicios empresariales en servicios y dispositivos médicos en manufactura) lo que demostró es una resiliencia extraordinaria gracias, en buena medida, a esa capacidad que tienen estas empresas de flexibilizar sus actividades productivas y aprovechar oportunidades nuevas que permanentemente están viendo”, dijo Monge.
“Es el resultado de un esfuerzo país de haber insertado en la economía nacional sectores claves, desde hace más de 20 años. Son sectores que dinamizan la economía y se han beneficiado durante esta pandemia como son los de dispositivos médicos y las tecnologías digitales o servicios habilitados por las tecnologías digitales”, añadió Sequeira.
En una consulta que realizó Monge a varias empresas de dispositivos médicos encontró que el teletrabajo fue un elemento muy importante para que pudieran continuar su producción en Costa Rica.
Apenas seis meses antes de la pandemia, en setiembre del 2019, Costa Rica aprobó la ley número 9.738, Ley para Regular el Teletrabajo en Costa Rica, lo cual facilitó esta opción.
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“Estas empresas nos manifestaron que si bien pertenecen a cadenas globales de valor, y no fue mentiras de que se interrumpieron al inicio producto de la crisis, una cosa que vieron es que las personas que trabajaban con ellos muy rápidamente pudieron comenzaron a hacerlo desde las casas, lo cual hizo que la actividad productiva en Costa Rica no sufriera”, dijo Monge.
Sequeira también indicó que el teletrabajo fue clave en sostener este tipo de inversión, que incluso aumentó el empleo en el 2020 en cerca de 20.000 puestos.
“Incluso, las empresas ya instaladas siguieron produciendo bienes y servicios sin afectación, se adaptaron al contexto de la pandemia y las medidas de restricción adoptadas tanto por Costa Rica, como por otros países”, comentó el representante de Cinde.
Muestra de lo anterior, añadió, es que en solo tres días el 98% del personal de las empresas del sector servicios implementó el teletrabajo. En el caso de las empresas de manufactura, el 87% recurrió a la modalidad de teletrabajo para su personal no operativo”, destacó.
A estos factores, Sequeira sumó que el esfuerzo de Cinde por atraer inversión no cesó durante el 2020.
Lecciones aprendidas
Monge opinó que debemos preguntarnos: ¿qué hemos aprendido de esta experiencia?, pues es de aplaudir que la inversión sobreviviera, pero ahí hay oportunidades que no se están aprovechando como se debe.
Señaló, como ejemplo, el potencial que Costa Rica tiene de hacer un hub (centro de actividades) de ciencias de la vida aprovechando el clúster (grupo de empresas) de dispositivos médicos y biotecnología que ya tiene el país.
Además, la posibilidad de desarrollar nuevos sectores, como el farmacéutico, y unir también otras instituciones como el Instituto Clodomiro Picado.
Otro ejemplo es mejorar la digitalización de trámites donde, consideró, se requiere definir una institución líder que dirija el proceso.