La tasa básica pasiva (TBP), que es un promedio de las tasas de interés pagadas por los ahorros y una referencia para los créditos en colones, sigue experimentando una tendencia alcista que se mantiene desde mayo del año pasado. Desde ese momento, este indicador semanal se ha duplicado hasta alcanzar los 6,71% en los que se encuentra actualmente.
Anterior a la semana actual (del 8 al 15 de marzo) cuando la TBP bajó levemente, de 6,72% a 6,71%, el indicador sumaba ocho revisiones consecutivas con aumentos y una tendencia al alza que se mantiene, pese a que desde finales de octubre cesaron los incrementos de la tasa de política monetaria (TPM), que establece el Banco Central.
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Esto es relevante porque las tasas de interés del sistema financiero deberían aumentar como respuesta a los incrementos aplicados por el Banco Central en su tasa de política monetaria. Pero, ¿por qué si los aumentos en la TPM se detuvieron en desde octubre la tasa básica pasiva ha seguido subiendo en los meses siguientes?
Para obtener una respuesta es importante tener claro de dónde sale la tasa básica. Es un promedio ponderado de las tasas de interés brutas (sin excluir el impuesto sobre la renta) de la captación que las entidades financieras realizan en el mercado nacional. Para obtener el resultado, el Banco Central saca un promedio ponderado por el monto de la captación de las últimas cuatro semanas, y que rige por los próximos siete días.
Si bien el Banco Central de Costa Rica (BCCR) todavía no baja la TPM, el indicador se mantiene estable, en 9%, luego de la agresiva subida desde el 0,75% en el que estaba en diciembre del 2021. Este aumento fue parte de la “medicina” utilizada por el Banco y varias otras autoridades monetarias del mundo para evitar que la alta inflación se mantuviera por un largo periodo.
Carlos Fernández, exgerente del Banco de Costa Rica (BCR), explicó que ambas tasas tienen relación y aumentan de forma paralela, lo que sucede es que estas casi nunca llegan a juntarse, debido a que las tasas de interés para fijar la TBP, que es un promedio de las tasas del sistema financiero, usualmente están por debajo de la TPM.
“Los bancos no puede pagar tasas de interés similares a las del Banco Central, porque tienen un encaje mínimo legal que es el 15% de costo adicional. Si pagaran el 9% para competir con el Central, el costo efectivo es de ese porcentaje más el 15% del encaje, entonces es difícil”, dijo Fernández.
De su lado, el economista Daniel Ortiz, director ejecutivo de Consejeros Económicos y Financieros S. A. (Cefsa), explicó que las tasas poseen un rezago respecto a los incrementos de la tasa de política monetaria, los cuales pueden tardar desde seis meses hasta dos años, dependiendo de cuán rápido puedan adaptarse las entidades.
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“Uno esperaría que las tasas sigan subiendo un poco más, conforme el Banco Central empiece a hacer ajustes a la baja en la tasa de política monetaria, eventualmente las tasas de interés pueden empezar a bajar hacia final de año y aún más para el 2024″, comentó Ortiz.
El director ejecutivo de Cefsa aseguró que ese rezago existe por los costos de captación de los intermediarios financieros, que pueden verse en el comportamiento de los certificados de depósito a plazo, es decir, por las diferencias que hay entre un mes y otro, así como por el encaje mínimo legal que deben asumir los bancos.
Este último es un porcentaje de las captaciones que las entidades financieras supervisadas deben mantener como reserva en el Banco Central. Esta es una de las herramientas de política monetaria que tiene la autoridad monetaria para controlar la inflación.
Bajada lenta
Carlos Fernández aseguró que con los niveles actuales de inflación, que cayó a 5,58% para febrero, el Banco Central tendrá que tomar medidas a futuro para bajar la tasa de política monetaria; sin embargo, con las tasas de interés de los bancos la situación dependerá de otros factores.
“Va a depender mucho de la liquidez que tengan, de la aceleración que pueda tener el crecimiento del crédito en colones, entonces, a como subió más rápido el Banco Central, es muy probable, o casi un hecho, que los bancos van a ir bajando más lentamente sus tasas”, añadió Fernández.
En consecuencia, el exgerente del BCR resaltó que la tasa básica pasiva, al ser un promedio de esas tasas de interés, va a ir disminuyendo poco a poco, pero que no va a ser en la misma proporción que los ajustes que realice el Banco Central en la tasa de política monetaria.
De su lado, Ortiz mencionó que en los próximos registros se verá una TBP que seguirá subiendo por un tiempo más, antes de que se empiecen a reflejar los ajustes hacia la baja de la TPM. “Puede ser que la veamos llegando a un 7%, es posible verla bajando hacia la segunda parte del año, pero normalmente las tasas suben más rápido de lo que bajan”, agregó.
Por su parte, Fernández consideró que el indicador ya llegó a los niveles máximos, pues ya no es de esperar que aumente más considerando los resultados actuales de la inflación, que se acercan a la meta establecida por el Banco Central de entre el 2% y el 4%.
“Puede empezar a dar vuelta un poquito, conforme los bancos bajen las tasas, máxime que va a entrar la emisión de los eurobonos, por lo que el Gobierno va a presionar menos las tasas en colones, y se espera que el Banco Central bajará la tasa de política monetaria”, comentó Fernández.
Premio para ahorrantes, agobio para deudores
El comportamiento al alza de la TBP genera una dualidad, que beneficia a unos y perjudica a otros. Por un lado, la subida representa un beneficio para los ahorrantes, debido a que refleja que reciben mejores rendimientos por su dinero en el sistema financiero.
Sin embargo, hay otra cara de la moneda, y es la de los deudores. Este comportamiento al alza implica un incremento en las cuotas para quienes tienen operaciones de crédito ligadas a este indicador. Hasta agosto había 1.322.407 operaciones de créditos en moneda nacional con tasa variable o semifija, de las cuales 700.854 estaban ligadas a la tasa básica.
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Según datos de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef), esas 700.854 operaciones de crédito del sistema financiero nacional ligadas a esta tasa, en agosto pasado, representan 53% de las operaciones a tasa variable o semifija, en moneda nacional.
La preocupación mayor del aumento sostenido en la tasa básica pasiva es para los deudores, quienes mes a mes han visto incrementos en las cuotas de sus créditos. Incluso, la Asociación Bancaria Costarricense (ABC) informó en enero, de que los bancos tendrán, durante el 2023, una mayor flexibilidad para seguir apoyando a deudores con problemas de pago o con atrasos en los créditos ante la alza en las tasas de interés.