Las inversiones a largo plazo del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), el principal fondo de retiro del país, disminuyeron en más de ¢120.000 millones en el 2024. Se trata de la mayor caída registrada en los últimos siete años.
Los estados financieros no auditados de la entidad muestran que las inversiones a largo plazo pasaron de ¢2.497.516 millones, en 2023, a ¢2.377.357 millones, el año pasado.
Desde el 2018, la evolución de las inversiones fue positiva y con una tendencia creciente, salvo por una leve fluctuación entre el 2021 y el 2022, periodo en el que se registró una baja de ¢12.025 millones.
En el 2023, las inversiones retomaron su trayectoria ascendente, logrando no solo recuperar el monto perdido, sino también superar el nivel alcanzado en el 2021. Sin embargo, entre el 2023 y el 2024 se reportó la reducción del saldo.
Los documentos indican que esta disminución absoluta se debe a la amortización de títulos valores, por vencimiento de los mismos, y las revaluaciones en la cartera de inversiones.
Esta acción corresponde a la revaluación de los Títulos Denominados en Unidades de Desarrollo (Tudes), diseñados para proteger contra la inflación. Estos instrumentos se ajustan con base en el valor diario de las Unidades de Desarrollo, calculadas por el Banco Central.
La baja entre el 2023 y 2024 se explica por el vencimiento de títulos principales en julio, lo que redujo los ingresos. Además, en setiembre se registró una liquidación por ese mismo motivo que profundizó el desajuste.
Gerencia atribuye desbalance a reorganización de liquidez
Jaime Barrantes, gerente de Pensiones de la CCSS, explicó a este diario que la fluctuación del año pasado responde a la limitada disponibilidad de recursos operativos, que están comprometidos a corto plazo para atender el pago de pensiones del régimen.
“Es principalmente por la estrechez del flujo de efectivo a corto plazo, que no nos permite tener un horizonte más lejano, sino uno más a corto y mediano plazo para cubrir los eventuales desajustes en el flujo (de efectivo), que nos dé el poder de atender oportunamente el pago de pensiones”, explicó el jerarca.
A finales de marzo pasado, La Nación informó de que la CCSS está a punto de utilizar la reserva del IVM para cubrir los gastos en pensiones durante el 2025, pese a que su utilización estaba proyectada hasta el 2041.
Esta situación obedece a que, el año anterior, el incremento en las jubilaciones anticipadas elevó considerablemente el gasto en el pago de pensiones. En ese contexto, Barrantes explicó que fue necesario utilizar casi todos los intereses generados por la reserva para cubrir el déficit y asegurar los desembolsos, y no descartó tener que recurrir a la reserva este año.
La preocupación del jerarca fue confirmada por la Auditoría Interna de la CCSS en el informe AD-AFINPE-0024-2025, emitido el 26 de marzo, donde se advierte sobre un “inminente riesgo” de utilizar, por primera vez, esos fondos.
Barrantes afirmó que el traslado de fondos desde inversiones a largo plazo no significó un uso de la reserva, sino una reorganización hacia los instrumentos de corto plazo.
El funcionario aseguró que la reserva mantuvo su crecimiento y que el ajuste realizado obedeció a la necesidad de cubrir posibles desviaciones en el flujo de efectivo derivadas del gasto mensual en pensiones.
Es principalmente por la estrechez del flujo de efectivo a corto plazo, que no nos permite tener un horizonte más lejano, sino uno más a corto y mediano plazo para cubrir los eventuales desajustes en el flujo (de efectivo), que nos de el poder de atender oportunamente el pago de pensiones.
— Jaime Barrantes, gerente de pensiones
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Inversiones a corto plazo subieron
Entre el 2023 y 2024, se registró un aumento en las inversiones a corto plazo, similar a la disminución en las de largo plazo, como explicó Barrantes. El monto pasó de ¢77.935 millones a ¢184.501 millones, lo que representa un crecimiento de ¢106.566 millones.
Dicho crecimiento lo atribuyen a una estrategia de inversión que priorizó títulos de menor duración debido a variaciones en las tasas de interés del mercado financiero.
No obstante, el monto que cayó en las inversiones a largo plazo fue de ¢120.159 millones; es decir, persiste un desbalance de ¢13.593 millones.