por Mónica Medel
México, 1 ene (EFE).- A partir de hoy México, Estados Unidos y Canadá liberalizan el comercio de automóviles nuevos y equipo de computación usado.
Esta es una de las últimas escalas en la desgravación total del comercio de bienes y servicios entre los tres socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor el 1 de enero de 1994 y culminará con la apertura comercial total y el establecimiento de la mayor área de libre comercio del mundo en 2008.
El gobierno mexicano considera que la apertura del comercio de vehículos nuevos y ordenadores usados no significará problemas para ninguno de estos dos sectores de la actividad productiva, a pesar de lo cual han adoptado medidas para afrontar la situación.
La liberalización del comercio de automóviles nuevos es la que, aparentemente, menos dolores de cabeza ocasionará a los fabricantes y distribuidores.
El subsecretario de Negociaciones Internacionales del Ministerio de Economía, Angel Villalobos, señaló a EFE que en los últimos años ha habido una convergencia importante en los precios ("están casi iguales") de los vehículos en los tres mercados y destacó que con la apertura los consumidores tendrán "mayor variedad".
Sin embargo, analistas y comercializadores coinciden en que, en adelante, la liberalización impondrá la "necesidad" de alinear precios en los tres mercados y la estrategia de las armadoras deberá ser regional, a consecuencia de lo cual los convenios con los distribuidores tendrán que ser redefinidos.
México es básicamente un exportador de vehículos. Desde hace décadas se instalaron en el país armadoras de las estadounidense Ford y General Motors, la alemana Volkswagen y la germano-estadounidense Daimler-Chrysler, entre otras, y actualmente exporta dos tercios de su producción total, según datos oficiales.
El gran pero es que aunque buena parte los componentes de los vehículos se fabrican en el país, la mayoría de sus piezas y partes deben ser importadas, por lo que es uno de los mercados que hay que desarrollar, dijo el subsecretario.
"No creo que tengamos un impacto significativo en esta apertura, el consumidor va a tener mayor opción, México es un exportador neto de automóviles a EEUU y va a haber que cumplir ciertas reglas para importar autos nuevos, por lo que no lo veo como una amenaza importante", dijo.
En cuanto a los computadores usados el subsecretario señaló que "está por salir toda la reglamentación al respecto" sobre obsolescencia y garantías de los equipos para evitar que el país "se inunde de chatarra" y el consumidor "no corra riesgos".
Esta mayor regulación es la respuesta a inquietudes expresadas por los productores de estos equipos, agrupados en la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, Telecomunicaciones e Informática (Canieti), que temen una posible invasión de tecnología chatarra procedente de EEUU.
Hasta el momento, el TLCAN establece normas de seguridad, etiquetado, contenidos y calidad de los equipos importados nuevos, pero no de los usados, por lo que advirtieron de los daños que causaría a la industria local la entrada indiscriminada de estos computadores usados.
Los fabricantes de partes y de mantenimiento correctivo, por su parte, podrían incrementar su participación de mercado con esta desgravación.
Después de esta apertura, la siguiente gran fecha será 2008, que para México significará terminar la liberalización de productos agropecuarios sensibles como el maíz, fríjol, jugo de naranja y leche en polvo, que son considerados estratégicos para la dieta de más de 100 millones de mexicanos.
Respecto de los dos primeros productos, México pidió a sus socios "explorar alternativas" que pudieran dejarles fuera de la desgravación y todavía está a la espera de la reacción de los otros dos países.
Un primer gran paso en este sentido ocurrió el 1 de enero de 2003, con el término del período de protección del capítulo agropecuario del tratado y que significó la eliminación de los aranceles de 19 productos del área.
Entre ellos figuran la carne de cerdo y de ave, además de huevos y papas, que los productores mexicanos consideran "básicos y estratégicos" para la seguridad alimentaria del país. EFE
mm/ehc/as/jma