Las primeras lluvias en el Valle Central empezaron a vestir de blanco los cafetales, anunciando de paso el origen de su botín más valioso: los rojos granos del café.
Que llueva en abril sobre los cafetales augura una buena producción, siempre y cuando el ritmo de lluvias continúa en mayo, ya que la floración es de los procesos más importantes. De la cantidad de flores depende si hay o no una buena cosecha ya que por cada flor se obtiene un grano.
“Con esta gran floración de los cafetales, al país lo estamos viendo vestido de novia. Y ojalá así de excelente sea la próxima cosecha”, expresó este sábado la directora ejecutiva del Instituto del Café de Costa Rica (Icafé), Xinia Chaves.
Chaves recordó que el mejor momento para que caigan las lluvias, desde el interés de los cafetaleros, es abril.
La aparición de flores depende de las precipitaciones. La obtención de una maduración y desarrollo satisfactorio de la yema floral requiere un estímulo hídrico (aguaceros), explicó.
Costa Rica aloja siete regiones cafetaleras distribuidas en altitudes distintas, por lo cual la floración llega en distintos meses del año.
Para el Valle Central, los meses óptimos son marzo y abril cuando la yema alcanza su gestación máxima. Por caídas las primeras lluvias, las flores en las plantas brotan entre 10 y 14 días después.
“Es el momento propicio para que hayan excelentes floraciones como las que estamos viendo”, aseguró Chaves.
La funcionaria añadió que ahora solo falta que estos cafetales reciban lluvias en mayo y que los productores atiendan bien sus plantaciones para esperar una excelente cosecha en el periodo 2019-2020.
Por ahora, explicó, “la excelente floración se puede tomar como el presagio de una excelente cosecha”.