La Paz, 1 feb (EFE).- El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, puso en marcha un programa económico basado en la austeridad fiscal y en nuevos impuestos a los más pudientes, dirigido a recuperar la deteriorada economía interna y a reducir el elevado déficit fiscal del país.
El conjunto de medidas, que el mandatario boliviano dijo que abandona la ortodoxia de sus antecesores, fue expuesto en un mensaje a la nación, de casi una hora de duración, difundido esta noche por una cadena de radio y televisión.
Mesa señaló que la nueva visión de la economía local postula la austeridad, el impulso a la producción, la solidaridad, el mejoramiento de las carreteras, la modificación de la normativa petrolera y la reducción del déficit fiscal.
La austeridad se inició con una reducción del 10 por ciento al sueldo del presidente y del 5 por ciento en los salarios de los altos ejecutivos, al mismo tiempo que se eliminaron los bonos, de hasta 4.000 dólares, a los ministros, viceministros y directores generales.
Con la medida, se prohibió que otras autoridades tengan salarios superiores al del Jefe de Estado, como ocurre actualmente.
Mesa impuso también un drástico recorte a la cuenta de "Fondos Reservados", dedicados a la seguridad interna y externa del país, y que son motivo de permanentes denuncias de corrupción contra sus administradores.
En su mensaje, dijo que enviará al Congreso Nacional un proyecto de ley para crear un impuesto del 1,5 por ciento al patrimonio neto, superior a 50.000 dólares, y otro, del 3 por 1.000 a las transacciones financieras, con los que espera obtener ingresos adicionales por 135 millones de dólares.
Con esos tributos, el fisco obtendrá 220 millones de dólares, la mitad del déficit, que el año pasado fue del 8 por ciento.
Además, Mesa anunció la creación de un fideicomiso, con la aportación de las empresas afiliadas al Fondo de Vivienda, que pagará la primera cuota del crédito otorgado a los trabajadores que no tengan vivienda propia y que cubrirá la mitad del seguro al mismo préstamo.
Anticipó que, desde ahora, el Gobierno triplicará, de 200 a 600 millones de dólares anuales, su gasto en compras de productos de origen nacional, a la vez que los exportadores tendrán nuevos beneficios.
El presidente boliviano confirmó la creación de un nuevo impuesto, de hasta el 32 por ciento, a las trasnacionales petroleras, de acuerdo al volumen de las exportaciones y al tamaño de los campos.
Mesa puso en marcha una licitación para conceder el servicio de distribución de gas natural por redes en todo el país y también un nuevo mecanismo para la construcción de viviendas sociales.
El mandatario dijo que su gobierno no incrementará los precios de la gasolina, del gas de consumo doméstico y del gasóleo, pero que aplicará una fórmula para ajustarlos, periódicamente, combinando la devaluación interna y el precio internacional del petróleo.
"Esta es una decisión consciente. Yo no le voy a pedir sacrificio a quien ya no puede hacer más sacrificios", enfatizó el mandatario, al insistir en su decisión de "acercar a la realidad" el coste de los carburantes en el mercado interno.
Además, derogó el decreto dictado en 1997 por su antecesor, Gonzalo Sánchez de Lozada, rechazado por los sindicatos porque aprobó un modelo de contrato de riesgo compartido con las trasnacionales petroleras.
El presidente dejó esperando a los empresarios hasta el próximo 15 de febrero, cuando, dijo, presentará la normativa para el funcionamiento de un "hospital" para las empresas en dificultades financieras.
"El hospital de empresas es fundamental para el desarrollo de un sector que está terriblemente presionado y con dificultades, al que estamos dispuesto a hacerlo", prometió.
Asimismo, añadió que el gobierno ha fijado un incentivo a los bancos que incrementen su cartera de créditos, a la vez que limitó en el 2,5 por ciento la tasa de usura para los préstamos.
El presidente boliviano aprobó también un conjunto de "definiciones", que enmarcarán la conducta de los funcionarios públicos durante los procesos de contratación de bienes y servicios del Estado.
El plan ofrecido es "de largo plazo", dijo Mesa, al convocar a la población a recibirlo "como un giro hacia una nueva visión del país". EFE
jcz/may