Camino a playa Junquillal, en Santa Cruz, Guanacaste, María Peralta, reflexiona acerca del futuro del hotel de su familia. Se llama Ángeles Ecolodge, tiene 10 cabañas, y para estos días, en tiempos normales, lo tenía lleno. Hoy no tiene ni un solo huésped, consecuencia de las medidas contra el coronavirus.
“Vamos a ver lo que va a pasar; de eso no sabemos ni nosotros mismos”, sentenció la pequeña empresaria.
El caso de esta empresa familiar se repite en diferentes escalas, en el 95% de los hoteles de Guanacaste, que están cerrados en cumplimiento de las medidas de emergencia o porque no hay turistas en la zona,
Un sondeo de la Cámara de Turismo Guanacasteca (Caturgua) entre sus afiliados determinó ese grado de impacto, el cual se agravó el fin de semana pasado.
A partir de este próximo fin de semana es probable que la totalidad de los hoteles quede paralizado, señaló el presidente de Caturgua, Hernán Binaghi.
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En ese sondeo, los afiliados a Caturgua consideraron que las pérdidas será de varios cientos de millones de dólares.
Binaghi prefirió no hablar de cifras de despidos, pues el sector acude a diferentes modalidades en resguardo del personal hasta donde se puede.
Algunas de esas modalidades son teletrabajo, jornadas laborales reducidas, disfrute de vacaciones. Empero, sí se han dado despidos con responsabilidad laboral.
Recursos de emergencia
En Tamarindo, la empresaria italiana, Luisa Delvigna, debió acudir a sus ahorros, pues su hotel Albergue Mamiri, de 12 habitaciones, está desierto.
Dijo que ya tiene casi dos semanas sin ingresos, por lo cual está gastando los ahorros para mantenerse.
Añadió que ya despidió a dos de los cuatro empleados y a los otros dos les dio jornada de tres veces por semana, a espera de lo que pueda suceder.
Según Delvigna, Tamarindo está tan desolado actualmente como cuando ella llegó al lugar, en 1991, y no había ningún desarrollo turístico.
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Mientras tanto, en Playas del Coco, Coco Palms Hotel es una empresa con centro de hospedaje, restaurante y supermercado. Los dos primeros negocio están cerrados.
Como ayuda para el personal, los propietarios mandaron a tres empleados del hotel a trabajar al supermercado, donde están de cajeros y de dependientes, narró Luis Castro, uno de los trabajadores.
Empero, añadió, el futuro es incierto porque la afluencia al supermercado también bajó mucho.