Durante los últimos 12 meses el precio del aceite de cocina aumentó 65% y se convirtió en el tercer ingrediente de la canasta básica en reportar una mayor subida, por debajo del tomate y de la papa. Un producto de uso diario pero que podría pasar desapercibido en la compra del supermercado, ya calienta el bolsillo tanto de los hogares como de la industria alimentaria y de restaurantes.
Se trata de una materia prima para todos esos sectores, pues desde cocinar un huevo en el desayuno hasta las papas fritas, los tacos, hamburguesas y el pollo frito que los costarricenses consumen en los restaurantes de comida rápida –solo por nombrar algunos alimentos–, necesitan del aceite para su elaboración.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) muestra variaciones interanuales significativas, en algunos casos entre el 50% y el 80%, durante el 2021 y los primeros seis meses de este año.
Aunque en setiembre del 2021 comenzó a disminuir esta variación, a partir del pasado mes de febrero el producto comenzó una tendencia al aumento otra vez, empujado principalmente por las consecuencias de la guerra entre Ucrania y Rusia y la crisis de contenedores que sigue afectando al mundo. Para el mes de julio se reportó una aumento un poco menor a junio, pero aún la variación se mantuvo alta, en 64,8%.
La industria alimentaria ve con preocupación el comportamiento del aceite y consideran que se agotan las opciones para sustituirlo o enfrentar sus altos costos, lo que pone en una encrucijada al sector, que ve como la opción final el traslado de los costos al consumidor.
“Es un golpe muy duro a los procesos de la industria alimentaria, imagínese un producto como panificación. Y si usted me pregunta qué están haciendo las industrias, cuáles son las estrategias, mire... ya estamos en un punto donde ya no hay mucho que hacer”, aseveró el vicepresidente ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (Cacia), Mario Montero.
Cuando los precios de un cierto producto aumenta de manera significativa la industria recurre a estrategias de flexibilidad como la búsqueda de materias primas alternativas o sustitutos, pero desde Cacia aseguran que en el contexto actual, y con más de un año de escalada de costos, las negociaciones con proveedores o el contrato con nuevos es una alternativa prácticamente agotada.
“Estamos en una etapa donde la presión es muy fuerte y no queda más que hablar de precios, la industria nacional venía aguantando sin trasladar los costos al consumidor (...), pero ya después de tanto tiempo esos espacios de búsqueda de eficiencias ya están en el límite”, agregó el representante de Cacia.
Efecto en restaurantes
En Costa Rica operan diversas cadenas de comida rápida y miles de pequeños y medianos restaurantes que utilizan el aceite como una de sus materias primas y que deben enfrentar, al igual que los consumidores, el aumento en sus precios.
El gerente general en Costa Rica del restaurante KFC, Isidro Perera, comentó a La Nación que en el caso de esta cadena continúan laborando con los proveedores aprobados por la corporación, que deben pasar por extensivos procesos de certificación.
“Cambiar proveedores representaría arriesgarnos a bajar nuestra calidad y por ende generar un riesgo en la seguridad alimentaria”, aseguró Perera.
En cambio, la cadena está utilizando la estrategia de crear nuevas opciones en el menú que sean más favorables en costo, tanto para la empresa como para el cliente. Además, han revisado otras áreas con el objetivo de buscar soluciones que puedan compensar parte de estos aumentos.
Los locales de la empresa Giacomin, con 60 años en el mercado y conocida principalmente por su sección de repostería, también buscan la forma de enfrentar los precios que el contexto internacional provoca y que Costa Rica “importa”.
Su gerente general, Clemencia Palomo, aseguró que aunque, como la mayoría de restaurantes, las afectaciones por el aumento en las materias primas les alcanzó, han intentado maniobrar para no trasladar estos costos al cliente, que también ha visto su bolsillo impactado.
“Nos hemos esforzado por buscar ahorros a lo interno, de momento, esperando que esto sea momentáneo y no que haya llegado para quedarse”, aseguró Palomo.
Con el aumento general de los precios, tanto para la industria como para los consumidores por una inflación nacional que alcanza el 11,48%, la gerente de Giacomin explicó que tras la mejora de las ventas luego de la pandemia, son los últimos dos meses en los que han sentido que el consumidor ya está buscando menores precios, o bien, demandan los platillos de menor costo e incluso sustituyen el refresco por agua para disminuir gastos.
Solo en el mes de julio, el índice de precios de los alimentos aumentó 4,46%, fue la división que más subió, y en los últimos 12 meses que terminaron en julio del 2022 la subida en esa división fue de 21%, muy por encima de la inflación general.