Las obras de adecuación de los bares, con miras a la reapertura de esos negocios, este 8 de octubre, tienen un costo mínimo de unos ¢10.000 por metro cuadrado (m²), de acuerdo con las estimaciones elaboradas por los empresarios de esta actividad.
Este costo se obtuvo de la readecuación de uno de los negocios, ubicado en Alajuela, que se tomó como modelo para definir el cumplimiento de los nuevos protocolos sanitarios, establecidos para el reinicio de operaciones.
Dicho negocio alajuelense invirtió ¢500.000 en un espacio de 50 m², explicó su propietario, Johan Quesada.
La readecuación, presentada como modelo en las negociaciones con el Gobierno, se realizó con el uso de materiales plásticos. Si el Gobierno exige materiales acrílicos, el costo será el doble. Este punto todavía se está negociando.
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Los empresarios, por medio de la Asociación de Bares, Restaurantes y Afines (Asobarest), propusieron al Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), colocar divisiones o mamparas en las barras de esos negocios, con el fin de evitar le interacción entre los clientes.
Las barreras se colocan a los lados y al frente, como protección con otros clientes y con los empleados que los atienden.
A esa propuesta, el MEIC añadió las divisiones o mamparas en las mesas, la separación entre estas de al menos 1,8 metros y un máximo de cuatro personas por cada mesa, detalló José Francisco Quesada, presidente de Asobarest.
El protocolo final, dijo el MEIC, se publicará durante esta semana.
Los empresarios accedieron a esa petición, en vista de la urgencia por abrir y volver a recontratar a miles de trabajadores que fueron despedidos o están con suspensión de contratos, dijo Asobarest.
Entre restaurantes, bares, cantinas, tabernas y afines se calculó que 109.000 personas quedaron desempleadas debido el cierre por la pandemia, más 72.000 con suspensión de contrato laboral, de acuerdo con un sondeo de la Cámara Costarricense de Restaurantes (Cacore).
Al anunciar la autorización para la reapertura de los bares, el lunes 5 de octubre, la ministra del MEIC, Victoria Hernández, especificó que esos negocios solo podrán utilizar música instrumental y que es prohibido bailar.
Quesada dijo que el sector no entiende con claridad la medida de la música. Según él, los clientes van a ese tipo de negocios a pasar un rato agradable y, precisamente, a escuchar diferentes tipos de música.
Agregó que los empresarios se comprometieron a evitar que, eventualmente, lo clientes intenten bailar, aunque el negocio ponga ritmos como salsa, merengue, boleros u otros.
“La gente va a escuchar; no a bailar. Además, el negocio está comprometido a mantener todos los controles. En un caso extremo que no se cumpla, el negocio debe ser cerrado; se castiga al negocio no al sector”, adujo Quesada.
La medidas de la música los sorprendió, así como el anuncio de que las divisiones serán en acrílico, continuó Quesada. Por eso, buscarán negociar estos puntos con la ministra del MEIC.
En lo relativo a la inspección de los cumplimientos, Quesada dijo que se realizará en coordinación con empresas privadas, las cuales aportarán personal para verificar en el sitio las condiciones. Reveló que una de esas compañías es Florida Ice and Farm Co. (Fifco).
Asobarest repitió que en las negociaciones dejó muy claro la necesidad de cerrar negocios con incumplimientos, pues por unos casos no se puede perjudicar a todos los empresarios.