Santiago y San José. Pese a que revolucionaron la industria de la aviación comercial, las aerolíneas low cost (de bajo costo) pasan por un complejo momento. En el 2018, una decena de estas aerolíneas se vieron obligadas a desaparecer, entre otras cosas, porque no supieron hacer frente a la alta competencia ni fueron capaces de sortear un año en el que el precio del combustible llegó a aumentar 50% respecto del verano de 2017.
La firma de origen belga VLM, la danesa Primera Air y la chipriota Cobalt Air tuvieron que cesar operaciones en el 2018. En tanto, en lo que va del año, ya quebró la compañía alemana Germania y Air France anunció su intención de clausurar su filial de bajo costo Joon.
Germania se declaró insolvente y canceló todos sus vuelos el pasado 4 de febrero. El colapso lo precipitó sus dificultades para obtener financiamiento después de un año turbulento con altos precios de los combustibles, el debilitamiento del euro frente al dólar, el retraso en la entrega de aviones y costos de mantenimiento inesperados en aeronaves.
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A ellas se suma la irlandesa Ryanair, una de las pioneras en el rubro, que durante la última presentación de resultados trimestrales admitió pérdidas de 19,7 millones de euros ($22,2 millones) y explicó que comenzarán a implementar un profundo plan para recuperar la rentabilidad.
Por su parte, la compañía Norwegian Airlines, anunció este año fuertes pérdidas en el 2018, que la obligaron a buscar una inyección de capital de unos 3.000 millones de coronas suecas ($345 millones).
De acuerdo con la publicación The Economist, las finanzas de Norwegian se deterioraron desde que se embarcó en el negocio de los vuelos trasatlánticos.
Cuando nació, el operador cubría rutas domésticas y de corto recorrido en Escandinavia. En este entonces (2013), obtuvo una ganancia operativa anual de 970 millones de coronas noruegas ($166 millones).
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Sin embargo, a inicios de febrero, Norwegian dijo que había tenido pérdidas operativas de 3.850 millones de coronas noruegas (unos $443 millones) en el 2018, durante las cuales casi la mitad de sus vuelos se encontraban en rutas de larga distancia, indicó esta revista especializada.
Problemas con la entrega de unos motores, las pérdidas en coberturas de combustible y la dura competencia en un período de fuerte crecimiento, fueron algunas de las razones que obligaron a Norwegian a un fuerte ajuste que pasa por reducir costos, flotilla y rutas.
La historia de cada una de estas aerolínea tiene sus detalles diferenciadores, pero los problemas debido a los mayores precios en los combustibles terminan siendo una ruta en común para todas ellas.