El 2022 se caracterizará por ser un año de precios altos, tanto en alimentos como en materias primas para sectores dinamizadores de la economía, como la construcción.
El efecto por los elevados costos arrastró a la actividad hacia un crecimiento menor, que amenaza con convertirse en una contracción para este año.
A partir de finales del 2020 y los primeros meses del 2021 el precio de materiales como el acero estructural y de refuerzo así como los cables eléctricos, todos indispensables para la actividad, comenzó un camino al ascenso del cual aún no se han desviado.
El acero de refuerzo reporta tasas de variación interanual por encima del 30% y aunque para diciembre del 2021 desaceleró su recorrido, en marzo pasado subió nuevamente. Entre los factores se podría encontrar la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que el último país es exportador del material, así como otras dificultades logísticas.
En cuanto al acero estructural, para finales del año anterior presentó variaciones interanuales de más del 90%. Ambos tipos de materiales se ubicaron, para julio anterior, cercanos al 20% de variación interanual y son solo un ejemplo de los 18 artículos que incluye el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) en su Índice de Precios de la Construcción.
Con los altos precios de las materias primas, la construcción se volvió a internar en un ciclo de dificultades y repliegue, presentado incluso desde antes del inicio de la pandemia y agravada por la crisis económica y de suministros generada por las consecuencias de la enfermedad en las economías.
El Informe de Política Monetaria del Banco Central de Costa Rica (BCCR) de julio de este año, señala que para el segundo trimestre la construcción también disminuyó debido a la caída en el gasto en obras privadas, principalmente de edificios (viviendas y oficinas), así como de naves industriales y de locales comerciales. Asimismo, la ejecución de la inversión con destino público también se contrajo.
Esto, porque los altos precios disminuyen la demanda de la población, principalmente en un contexto en el que la inflación nacional alcanzó el 11,8% para junio.
Para el año en curso se espera una caída de la construcción, tanto por el efecto base con destino privado que se reportó en el segundo semestre del 2021, como por el alza en los precios de los materiales en los últimos meses.
Para junio anterior, la producción del sector cayó de forma interanual en un 20,7%, según el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), publicado este jueves.
Pese a que en enero la estimación del Banco Central era cerrar el año con un crecimiento del 2,4% para la construcción, en abril la previsión bajó a 0,8% y para julio se ubicó en -3,8%.
Con un menor crecimiento del sector, también podría verse impactada la recuperación del empleo, principalmente, los trabajos informales, estrechamente relacionados con la actividad. Asimismo, la afectación se traslada a otras actividades como el comercio.
Demanda impactada
Consultados por La Nación, las ferreterías Novex y EPA, que mantienen varias sucursales a lo largo del país, confirmaron que han experimentado afectaciones en la demanda del acero, por el alto valor de mercado que sostiene.
“Hemos sufrido diferentes aumentos de precios en los productos por los efectos derivados de la pandemia; debido al mismo aumento, el consumo se ve reducido”, explicó Carlos Ramírez, gerente país de Novex Costa Rica.
Sobre los traslados al consumidor, Ramírez aseveró que si se traslada toda la subida, se afecta al eslabón final en la cadena de abastecimiento.
“En algunos casos los mismos proveedores han absorbido parte de estos aumentos, para en conjunto tratar de generar el menor impacto posible en los clientes”, subrayó el gerente de Novex.
Además de los aceros, el sector de la construcción también enfrenta el alza en los costos de los combustibles que para julio presentaron una variación interanual de 47,41% y los fletes internacionales.
Ante el encarecimiento de gran parte de la cadena logística, las actividades productivas han tenido que recurrir al aumento de precios de los bienes.
“(Esto) nos ha obligado a aumentar el precio en algunos de los productos derivados, por ello, realizamos revisiones continuas de los precios con la finalidad de convertirnos en la mejor opción para nuestros clientes”, agregó Bernardo Martínez, gerente de mercadeo de EPA.
Expectativa inmobiliaria
Por otra parte, la inflación también crea expectativas en la actividad inmobiliaria, que no se exceptúa de aquellos quienes se preguntan qué vendrá en los próximos meses.
Sobre esto, el asociado de mercados capitales en Cushman & Wakefield, Mariano Moya, comentó que aunque la percepción de los efectos de la inflación es mucho más ágil en algunas esferas de la economía del país, en otras, como la inmobiliaria, todavía no se pueden ver impactos tangibles.
“Esto quiere decir que, de momento, este fenómeno macroeconómico no ha permeado a los precios o la disponibilidad del mercado. Podemos estimar que habrá aumentos en los costos, sí, pero cuánto será este incremento y otros cambios serán visibles en uno o hasta dos trimestres más”, recalcó Moya.
Ante el aumento de los precios de la construcción, el especialista aseguró que cada actor inmobiliario tiene características distintas dependiendo de la naturaleza de su proyecto, el subsector geográfico donde se ubica y muchas otras variables.
Agregó que, por ello, es recomendable asesorarse con un experto inmobiliario para analizar todas las aristas que pueden estar en riesgo ante el aumento de precios y diseñar planes de contingencia que puedan convertir este momento en una oportunidad.