El desarrollo gastronómico en barrio Escalante juega a favor y en contra de los comerciantes interesados en ocupar esta zona de San José: el sitio se tornó muy concurrido por comensales, pero el efecto sobre los precios de los alquileres no tardó en hacerse aparecer.
Hace cerca de cuatro años, un comerciante podía arrendar un establecimiento con fines comerciales entre $10 y $12 el metro cuadrado (m²) por mes pero hoy, esas mismas propiedades y otras más pequeñas, como patios y cocheras, están siendo alquilados hasta en $17,50 el m², según un mapeo de la firma Colliers.
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Sin embargo, varios comerciantes consultados por La Nación afirmaron que en algunos casos esas cifras pueden llegar hasta $27 por m².
Atraídos por sus grandes casas, su esencia única y su atractivo mercado gastronómico, los vecinos y propietarios de Escalante han comenzado a vender o arrendar sus inmuebles.
Hoy es común ver propiedades con anuncios de alquiler o venta en sus fachadas.
Diego Castro, dueño del restaurante Impar, que se ubica en una casa construida en 1940, sobre la calle 33, afirma que un garaje se puede alquilar entre $4.000 y $4.500 al mes.
Cuando Castro abrió Impar, hace dos años, existían 19 restaurantes y, hoy, se pueden contabilizar hasta 69.
Zona estratégica. Para Colliers International, una mezcla de ubicación estratégica y entretenimiento hacen del sitio un destino atractivo.
Fernando Gómez, gerente de Saúl Méndez (propietarios de Saúl Bistro), asegura que la cantidad de comercios que existen hace que los restaurantes tengan que innovar constantemente y dar “lo mejor de sí”.
Afirma que aunque la zona no está saturada todavía, se acerca poco a poco al tope.
Empero, la propia exigencia del mercado y los altos precios de alquiler de los locales se ha encargado de que muchos se vayan tan rápido como llegan.
“La gente está agarrando el tema de tener un negocio en barrio Escalante menos seriamente de lo que es. Se ilusionan con la idea de tener un negocio aquí porque piensan que solo por estar en el barrio les va a ir bien, pero mantener un negocio aquí requiere de mucho trabajo, dedicación y muchos errores”, admitió Camille Rattón, propietaria del restaurante Kalú, que tiene cuatro años de haber abierto en ese vecindario.
Para Rattón, es necesario que la Municipalidad de San José y la Policía de Tránsito ofrezcan una solución, no solo al otorgamiento desmedido de patentes comerciales, sino al ordenamiento vial, ya que a pesar de convertirse cada vez más en un barrio comercial, Escalante sigue albergando a familias que hacen de él su hogar.
Se consultó a la Municipalidad de San José sobre regulaciones en el otorgamiento de patentes, pero no hubo respuesta.
La influencia del barrio también se ha movido a las zonas aledañas.
La consultora Cushman & Wakefield asegura que el crecimiento no solo ha modificado la dinámica de las bienes raíces de ese sector, sino también de las zonas que lo rodean, algo en lo que también coincide Colliers.
Los desarrollos inmobiliarios, comerciales y de oficinas que se ubican cerca de Escalante son ahora mejor valorados y ofrecen esta cercanía como una amenidad para los posibles compradores.