Avianca finalizó el 2023 con una ganancia de $131 millones y logró salir de “números rojos” después de registrar una pérdida de $301 millones en el año 2022.
La empresa informó que las ventas aumentaron en un 15,3% desde el año anterior, hasta alcanzar una cifra de negocio de $4.771 millones de dólares. Por su parte, los costos de operación fueron un 2,8% mayores a los de 2022, llegando a los $4.153 millones.
Los ingresos por transporte de pasajeros, que representan el 84% del total de la facturación de Avianca, aumentaron en un 27,9% en términos interanuales. Mientras, los ingresos por traslado de mercancías (el 16% restante del total de la facturación) cayeron un 16,6%.
En tanto, el resultado de operación ascendió hasta los $618,5 millones en el 2023, lo que supone más que multiplicar por siete la cifra del año anterior.
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En lo que se refiere al cuarto trimestre, el beneficio neto de Avianca creció en un 30,3%, hasta los $46 millones, al mismo tiempo que facturó un 11,4% más que en el mismo período del año anterior.
El consejero delegado de Avianca, Frederico Pedreira, catalogó el 2023 como un año “histórico” para la compañía, en el que alcanzaron el mayor número de pasajeros transportados de toda su trayectoria.
“Volar con Avianca es más accesible a día de hoy debido a los precios competitivos que manejamos, los cuales se han mantenido estables frente a los niveles previos a la pandemia, a pesar del desafiante entorno macroeconómico”, dijo el empresario.
Desde 2022, Avianca migró a ese modelo de negocio, low cost, algo que desató críticas por parte de algunos pasajeros, pero que la compañía defiende, para enfrentar sus problemas financieros.
Como parte de su ingreso a este mercado, Avianca introdujo cambios significativos en su servicio, incluyendo una estructura tarifaria que permite a los clientes pagar solo por los servicios que desean utilizar, eligiendo entre cuatro bandas tarifarias (XS, S, M y L) con diferentes atributos.
La empresa se acogió a un proceso de bancarrota en Estados Unidos, en mayo del 2020, en medio de la crisis sanitaria del covid-19.
Las fuertes presiones de liquidez, en ese momento, fueron la razón por la que se acogió al capítulo 11 de Estados Unidos en el Tribunal de Bancarrota del Distrito Sur de Nueva York.