En 2017, Luis Barboza era un estudiante asistente en el laboratorio de microalgas del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), junto con dos compañeras. Como parte de un proyecto académico, tuvieron una idea que quisieron llevar adelante, y para ello se acercaron a la incubadora de empresas de la institución académica.
Como resultado, y tras procesos de búsqueda de financiamiento, Barboza cofundó Hemoalgae, una de las empresas más valiosas de “deep-tech”, o tecnología profunda, en Costa Rica. Estas empresas utilizan tecnologías de vanguardia para generar algún tipo de solución y monetizar a través de ella.
En los últimos años, las empresas de deep tech ganaron terreno en América Latina, debido a la disponibilidad de mano de obra calificada y tendencias como el nearshoring y el friendshoring, que fomentan la ubicación de operaciones cerca de las casas matrices o en países con buenas relaciones comerciales.
Costa Rica no es una excepción en este auge, especialmente en los sectores de dispositivos médicos y biotecnologías, que han contribuido a que el país sea el cuarto ecosistema más valioso para los emprendimientos de tecnología profunda en América Latina, según el estudio “Deep Tech: la nueva ola” publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en julio de 2023.
Según el documento, seis empresas de implementos médicos y biotecnologías en Costa Rica representan el 22% del valor del ecosistema en la región, equivalente a poco más de $1.800 millones.
El informe también destaca que Costa Rica es superada por Chile, Brasil y Argentina, cuyos ecosistemas representan valores del 25%, 23% y 23% respectivamente. Estos cuatro países acumulan el 90% del valor del ecosistema “Deep Tech” en América Latina y el Caribe.
El estudio menciona que la empresa más valiosa de este sector en América Latina es costarricense. Se trata de Establishment Labs, firma dedicada al campo de la salud estética y reconstrucción mamaria, cuyo valor es de aproximadamente $1.750 millones. Esto quiere decir que la mayor parte del valor de Costa Rica en este segmento lo acapara esta empresa.
Juan José Chacón-Quirós, fundador y director ejecutivo de Establishment Labs, opina que Costa Rica debe enfocarse en la creación de tecnología, ya que es lo que ha comenzado a generar valor y lo seguirá haciendo en el futuro.
El estudio menciona que Costa Rica se encuentra en la senda de otros países como Chile y Uruguay, adoptando el sector de tecnologías y fabricando implementos, con un enfoque en energía renovable. Esto trae beneficios como la reducción de costos, creación de empleo y menor impacto ambiental, aspectos que resultan atractivos para el posicionamiento de empresas.
La investigación también resalta que Costa Rica cuenta con una notable densidad de emprendimientos de Deep Tech, con 1,2 emprendimientos especializados por cada millón de habitantes. Esta densidad es significativa, especialmente en comparación con países más grandes como México, que cuenta con 0,2 emprendimientos por cada millón de habitantes, según resalta el estudio.
En Costa Rica, los dispositivos médicos representan un 97% del valor del ecosistema, en gran parte debido al gran éxito de Establishment Labs. El 3% restante que destaca el estudio se atribuye a empresas de biotecnología.
Biotecnologías levantan la mano
Las biotecnologías representan el 61% de los emprendimientos en Deep Tech en la región y se espera que este campo continúe teniendo un peso relevante y oportunidades para la región, especialmente debido a sus conexiones con la alimentación y la agricultura.
El estudio resalta a ClearLeaf, Speratum, Cenibiot y Hemoalgae como las empresas más valiosas de biotecnología en el país.
Hemoalgae, cofundada por Luis Barboza, desarrolla un compuesto a base de microalgas con el que se pueden producir herbicidas naturales. Aunque el estudio estima su valor en un máximo de $1 millón, Barboza valora su empresa en aproximadamente $12 millones debido al potencial de crecimiento en biotecnologías.
Luis Barboza admitió que Costa Rica, por su ubicación en el trópico, optimiza la producción de compuestos de biotecnología, lo que da una ventaja competitiva al país.
A pesar de eso, el emprendedor señaló que impulsar desarrollos de biotecnología en Costa Rica puede tener algunas dificultades, como la falta de financiamiento para incursionar, o la dificultad y tardanza para conseguir registros.
“Monetizar en biotecnología es complejo, porque se pueden tardar hasta 10 o 12 años. El ecosistema nacional no está preparado para entender este tipo de negocios. El preparar un fármaco o agroquímico puede tardar una década donde no se ve una ganancia como tal. Se trabaja con inversionistas de capital y otros fondos privados para ir desarrollando las tecnologías”, concluyó el emprendedor.