Tener una empresa con procesos, servicios o productos que impacten de forma positiva el ambiente y a la sociedad, resulta una buena práctica para disminuir costos operativos y mejorar la imagen de cara a sus clientes actuales y potenciales.
Uno de los caminos para gozar de los beneficios es aspirar a certificaciones que comprueben los esfuerzos de la compañía en materia ambiental y social. En Costa Rica existen varias organizaciones dedicadas a brindar esos sellos, entre ellas, el Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica (Inteco), Sistema B y Rainforest Alliance. ¿Qué áreas certifica cada una de ellas?
En el caso de Inteco dispone de al menos nueve certificaciones dirigidas para todas las organizaciones sin importar su tipo, tamaño o ubicación geográfica. Sin embargo, el costo y el periodo de implementación sí dependen de las condiciones de cada interesado.
Con este instituto se puede aspirar a la verificación de la carbono neutralidad, por medio de la cual se hace un inventario de gases de efecto invernadero para comprobar que es el correcto, y posteriormente, la organización puede emprender acciones para mitigar los efectos de sus emisiones por medio de actividades que buscan compensarlos.
La huella de carbono del producto permite a las empresas mostrarse como entes responsables ante la sociedad y conscientes del impacto ambiental de los bienes que proporcionan, y con un sistema de control comprobado, se trata de reducir el efecto de manera continua.
La construcción sostenible RESET, también a cargo de Inteco, busca que las nuevas edificaciones que se construyan en las zonas del trópico sean declaradas como sostenibles, tomando en cuenta requisitos ambientales, sociales y económicos, para así impulsar la unión entre la naturaleza y el desarrollo sostenible.
Las empresas en Costa Rica también pueden aspirar a formar parte del Sistema B, un movimiento global que propone que las firmas valoren de igual manera sus impactos económicos, sociales y ambientales.
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Al ser certificadas B, las firmas se someten a una revisión detallada de todos los ámbitos de la empresa en la que se consideran sus acciones en cinco áreas: gobernanza, trabajadores, clientes, comunidad y medio ambiente. Al obtener el sello, realizan un pago anual según su facturación de un año.
Según sus impulsores, una de las mayores virtudes es que en muchos casos ayuda a subir las utilidades ya que las empresas comienzan a cuestionar sus procesos y a recibir mejores prácticas de las 3.000 empresas certificadas a nivel mundial.
Finalmente, la certificación Rainforest Alliance es un programa que tiene como objetivo brindar a los productores una herramienta que les permita aplicar buenas prácticas en el uso de la tierra, el manejo de sus fincas, la protección de su entorno natural y el bienestar de sus trabajadores y de sus comunidades vecinas.
Las fincas certificadas deben cumplir con rigurosos criterios ambientales, sociales y económicos asociados con un estándar de agricultura sostenible, por lo que se auditan regularmente para verificar que los productores cumplen con los requisitos integrales de la norma.
En este caso, los costos pueden variar significativamente, dependiendo de la complejidad y alcance de la auditoría, así como la ubicación de la finca. Mientras que, el tiempo estimado para obtener la certificación, dependerá del estado en que se encuentre la finca al iniciar el proceso, el tipo de ajustes que requiera y las posibilidades del productor para cumplir con ellos, expresó Óscar Maroto, responsable de la oficina de Costa Rica.