Las cervezas artesanales vivieron su época dorada entre el 2013 y 2018, periodo en que se desató una locura tanto por parte de los emprendedores para crear negocios relacionados con este producto, así como una euforia de los consumidores que se aventuraron a probar nuevos sabores de la popular bebida.
Múltiples marcas salieron al mercado y la oferta de cervezas con notas de café, cítricos, chocolates y demás ingredientes tropicales, hizo que este producto creciera literalmente como la espuma. Sin embargo, en el 2019 comenzó la desaceleración económica y ya para el 2020 llegó la pandemia.
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El cierre de bares y restaurantes, así como el recorte de consumo y la disminución de ingresos en las familias hicieron que el consumo de cerveza artesanal cayera, y con ello el 38% de los agremiados a la Asociación de Cerveza Artesanal de Costa Rica tuvieran que retirarse porque cerraron sus negocios.
La reducción del consumo de estas bebidas y por ende de las ventas, llevó a los cerveceros a experimentar una caída del 78%, según datos de la organización que los agrupa. Actualmente, los que siguen en pie en la Asociación son 73 marcas cerveceras, según datos su presidente, Adolfo Marín.
El rango de edades de los agremiados es de 22 a 40 años, y el 38% son mujeres emprendedoras.
“El mercado recibió muy bien la cerveza artesanal aquí en el país, Costa Rica fue el abanderado de la cerveza artesanal en Centroamérica, empezamos hace 10 años. Hubo un crecimiento inicial muy fuerte y después se vinieron efectos macroeconómicos que empezaron a debilitar la industria”, señaló Luis Araque, gerente de la cervecería Treintaycinco.
Hoy, quienes se mantienen en el negocio, continúan su lucha para llegar a las cifras prepandemia, e inclusive para revivir aquella época de bonanza. Pero en el entorno hay nuevos desafíos por superar.
Condiciones adversas
Los cerveceros estaban esperando que la crisis sanitaria terminara para volver con más fuerza al mercado, sin embargo, la inflación se les vino encima, aunado al conflicto entre Rusia y Ucrania que los afecta directamente porque ambos países son productores importantes de cereales, cebada, malta y demás materias primas para fabricar la bebida.
En general, producir cerveza artesanal les cuesta entre 30% y 40% más solo por concepto de aumento de costos.
“A lo largo de este tiempo lo que faltó fue mucha educación y cultura en temas de consumo, y también la competencia voraz de las cervezas importadas, han hecho que las personas lo piensen un poco más para consumir una cerveza artesanal porque tiende a ser un poco más cara, dado a que Costa Rica no es un productor de la materia prima y eso nos pone en desventaja”, dijo Marín.
En promedio, una cerveza artesanal es ¢1.250 más cara que una comercial debido a los procesos, ingredientes y costos que deben enfrentar los productores.
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Además de los altos precios, los cerveceros también enfrentan vacíos legales porque en Costa Rica no existe un rubro diferenciador entre la cerveza artesanal de la industrial, y esto causa que tengan que pagar los mismos tributos que las grandes marcas, aseguran en el gremio.
A diferencia de las bebidas gasificadas, que sí tienen un impuesto para los grandes productores y otro más bajo para los pequeños, lo mismo sucede con quiénes fermentan vinos de frutas, según explicó Marín.
Por esta razón es que los cerveceros artesanales trabajan en un proyecto de ley para que puedan igualar las condiciones tanto en pago de impuestos como de tramitación de permisos para funcionar.
Datos de la Asociación de Cerveza Artesanal demuestran que este negocio genera 400 empleos directos y 1.300 indirectos, sin embargo, ante el Ministerio de Trabajo no existe una categoría de salario para maestro cervecero, cervecero líder o ayudante de cerveza. “Entonces ¿cómo les pagamos? ¿Cómo cocineros? En esto también estamos desamparados”, agregó Marín.
No solo los pequeños productores se vieron en problemas con la cerveza artesanal, ya que Florida Ice and Farm Company (Fifco) tuvo que cerrar su marca artesanal Domingo 7 la cual fue lanzada en el 2014.
“Efecto de la pandemia se han presentado cambios en los hábitos de consumo en el segmento de bebidas alcohólicas a nivel general. A inicios del año 2021, tras casi ocho años de su lanzamiento, Fifco tomó la decisión de cerrar la operación de La Micro Brewing Company, no obstante, nuestra empresa continúa desarrollando su agenda de innovación en segmentos como el de Bebidas Alcohólicas Saborizadas, así como, la incorporación de nuevas marcas al portafolio”, respondió la compañía ante la consulta de La Nación.
Un negocio que todavía tiene potencial
El mercado para cerveza artesanal está lejos de morir, según afirmaron varios de los productores. Ellos luchan contra los factores macroeconómicos así como con los vacíos legales, sin embargo, consideran que el apetito y gusto por parte de los clientes se mantiene.
“Seguimos considerando que el mercado todavía sigue en crecimiento aún cuando puede haber desaceleración económica, cuando los consumidores de repente están contando más su dinero, y pues esto claro que tiene una afectación en productos de lujo como el de nosotros, pero yo sí considero que sigue un interés fuerte por la cerveza artesanal”, aseguró Araque.
Desde la cervecería Treintaycinco también ven que existe la oportunidad para que puedan diversificarse y lanzar bebidas gaseosas, infusiones y otro tipo de bebidas.
En medio de la crisis y los factores adversos, los cerveceros artesanales se rehúsan a que la espuma del negocio baje, y más bien trabajan para continuar con sus originales marcas y su sabor.