El centro de aventura y recreación Colinas del Poás se reinventó para sobrevivir a la caída de visitantes que ha enfrentado la zona desde mediados de abril, debido al cierre del Parque Nacional Volcán Poás por las erupciones de gas, vapor y partículas del coloso.
Isabel Vargas, gerente de esta empresa, quién además ocupa la presidencia de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), explicó que, tras el cierre del Parque Nacional, el 15 de abril pasado, las visitas al lugar cayeron un 60% aproximadamente.
"Teníamos ahí a un montón de personas (trabajando), un montón de comida y todo había que botarlo, es una injusticia, tanto para la empresa misma como para el mundo, tanta gente muriéndose de hambre y uno botando la comida, imposible", contó Vargas.
Eso los hizo tomar medidas correctivas. Una de ellas fue cerrar el lugar al público. Antes las personas podían llegar de martes a domingo, de 8 a. m. a 4 p. m.
"Al principio tomamos la decisión de cerrar entre semana y abrir solo fines de semana y después se tomó la decisión definitiva de cerrar al público y abrir solo previa reservación y para eventos, como bodas. La semana pasada hicimos una muy hermosa de 180 personas, talleres, la semana entrante tenemos cinco talleres o grupos de turistas que nos hacen la reserva de 25 personas, por ejemplo", comentó Vargas.
Para las vacaciones de medio año de los estudiantes, del 1.° de julio al 16 de julio, ofrecerán un paquete 3 X 2, pueden ir tres personas y pagan dos, pero solo al canopy, no al restaurante. Igual con previa reserva. También abren para días especiales como el día del padre o el de la madre.
Otra de las medidas fue liquidar a 35 personas y volverlas a contratar pero con condiciones diferentes.
"Gracias a Dios nosotros hemos sido siempre muy ordenados en la gestión y creamos una reserva, entonces lo que hicimos fue liquidar al personal para trabajar con ellos con una modalidad diferente, los llamamos cuando operamos, pero en este momento no tenemos personal de planta, solo quedan los de mantenimiento", explicó Vargas.
Así, bajo esta nueva modalidad, pueden seguir siendo rentables, sostuvo Vargas.
¿Subsistirán otros?
La caída de visitantes es una prueba que están pasando también otros negocios aledaños al Volcán Poás.
En un estudio que publicó esta semana la Universidad Latina, tras encuestar a 21 de 38 negocios de Fraijanes, Poás y Poasito, los negocios reportaron una caída en las ventas de 70% en promedio, tras el cierre del Parque Nacional y por ello el estudio estimó que, de mantenerse la situación, algunos no lograrán sobrevivir.
Negocios cercanos al volcán Poás reportan caída de 71% en sus ventas
Según la investigación, el 16% de los negocios ya no pueden hacer frente a la crisis, 68% de las empresas no aguantarían un mes más en esta situación, el 11% soportarían dos meses más, y el 5% solo cuatro meses más.
Lionel Araya, presidente de la Cámara de Comercio de la zona de Poás explicó que al volcán Poás no se puede entrar, pero existen otros atractivos como la laguna de Fraijanes, la catarata de La Paz, hay varios tours, como el de la leche y las fresas y hay restaurantes abiertos que tienen zonas verdes y paisajes hermosos.
Vargas comentó que, desde Canatur, tienen una estrategia similar.
"Una de las cosas que estamos planeando desde Canatur, para apoyar a la región, es precisamente revertir lo que los medios de comunicación han hecho al dar noticias que han quedado en el imaginario colectivo con imágenes fuertes de las erupciones, y revertirlo a través de mayor comunicación de las actividades que hay en la región", comentó Vargas.
Añadió que en Costa Rica no existen leyes para proteger al empresariado turístico cuando hay una emergencia.
"¿Qué cosas se podrían hacer? Se podrían dar dispensas de pago de patentes, estamos pagando patentes que no estamos usando, estamos pagando pólizas, que en el caso de aventura son caras y no las estamos explotando como deberíamos, estamos pagando impuestos, salarios, debemos mantener la planilla", comentó.
Añadió que no todos los pequeños negocios tienen la posibilidad de reconvertirse, ni un fondo de prevención para seguir pagando, pues la mayoría son empresarios pequeños.