Dayana Piedra y Jesús Garro dedicaron una parte de su vida a la recolección de café. Proceden de familias de pequeños caficultores en la zona de Los Santos. Se conocieron, se enamoraron y decidieron emprender un negocio que comenzó con tres mesas, ofreciendo tortilla con queso como plato insignia. Actualmente, el negocio ha crecido y se ha convertido en una vitrina para otros productos de la zona.
Ubicado en la carretera 226, en San Antonio de León Cortés, el emprendimiento lleva el nombre del producto emblemático de la zona: La Casa del Café. Dayana se encarga de la cocina y aprendió de la mano de una tía, mientras que Jesús se ocupa de la administración. Han sido pareja desde hace 10 años.
“Nos criamos en los cafetales, y ahí se encuentran las raíces del café”, asegura Jesús, quien se enorgullece de haber comenzado como peón y haber aprendido sobre la catación y los procesos de beneficiado.
Dayana, originaria de San Antonio de Corralillo, en la provincia de Cartago, tiene una historia similar. “De hecho, tanto mis hermanos como yo siempre hemos recolectado café, y ellos continúan haciéndolo en sus fincas”, comenta.
Hace 18 años, junto a su hermano Víctor, Jesús empezó a concebir la idea de independizarse y elaborar un café para comercializarlo con un valor agregado.
El proyecto comenzó en la casa de sus padres con un equipo que ahora considera obsoleto, pero que en aquel entonces era lo mejor que había, recuerda. Afirma que al principio “se sufrió mucho”.
Aunque su hermano llevaba la voz cantante, Jesús se encargaba de la comercialización de un café que en sus inicios no tenía etiqueta. “Él me enseñó el aspecto del comercio”, sentencia.
Con el paso de los años, la iniciativa fue creciendo. Lograron invertir en el registro de la marca Deseo Real y concretaron sus planes para exportar, lo cual consiguieron una vez obtenidos los permisos. “Desde ese momento, el café tuvo una gran demanda. Trabajar en familia es fundamental, y si se trabaja de manera adecuada y el producto es de calidad, se obtiene un buen marketing”.
El nombre de la marca refleja su significado: “Vimos en esa imagen lo que sucede cuando uno se toma un cafecito, como un deseo de hacerlo posible, porque muchas veces el café no se valora, pero hay mucha gente que sí lo valora y lo considera de gran valor real”.
La Casa del Café
Con el crecimiento del negocio, surgió la necesidad de establecer un punto de venta para comercializar el café y, al mismo tiempo, apoyar a otros productores de la zona. Jesús invirtió sus ahorros en el proyecto y construyó una pequeña cabaña con madera local, con capacidad máxima para atender a 10 personas, donde ofrecían café en grano, molido y preparado para consumir.
Dayana, de 31 años, cuenta que la idea estaba presente desde que se conocieron y se hicieron novios, y ella respaldó a Jesús para hacerlo realidad. “Me uní a él y empecé a ayudar en la cocina, aunque al principio no sabía cocinar”, explica.
Por esa razón, buscó a una tía que la entrenó en las artes culinarias. “Ella me enseñó a cocinar, empezamos a hacer tortillas y así comencé a apoyarlo, y hasta ahora seguimos adelante”, relata.
La demanda aumentó y tuvieron que ampliar el local, que inicialmente contaba con solo tres mesas. Ahora, incluye un área de mirador y muchas más mesas.
“Los fines de semana venía mucha gente y a veces tenían que esperar en el carro para poder entrar, así que decidimos expandir el negocio. Ahora tenemos 10 mesas y una gran barra”, menciona Dayana.
“Actualmente, somos un restaurante especializado en comida típica y café de calidad”, afirma con orgullo Jesús.
“Las tortillas con queso son nuestra especialidad”, agrega Dayana.
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En el local ofrecen café de variedades geisha, catuaí rojo, catuaí amarillo, Costa Rica 95, obata, entre otros. “Hemos innovado con bebidas frías nitrogenadas”, añade Jesús, de 32 años.
Aunque tienen planes de retomar su profesión en algún momento, ya que Jesús es docente y se graduó en 2016 en Contabilidad y Secretariado, por ahora se dedica al 100% al negocio y está finalizando una licenciatura.
“Cuento con el apoyo de mi esposa en esto”, aclara Jesús. La Casa del Café genera seis puestos de trabajo.
Además de café, el local promueve otros productos de la zona, como miel, vinos, dulces y postres, todos elaborados por productores locales.
Dayana y Jesús, por el momento, no tienen planes de ampliar la familia, pero siguen disfrutando como cuando se conocieron en las fiestas de San Antonio de Corralillo, hace 10 años.