La cantidad de emprendimientos caseros informales que solicitan créditos arrastra una tendencia a la baja desde el 2017. Entre ese año y el 2023, el número de microempresas de los hogares que solicitaron algún crédito se redujo en un 53,3%, como respuesta al desaliento de encontrar opciones que se adapten a sus necesidades.
Karen María Aguilar Cartín es una emprendedora de 34 años que lidera un negocio en su vivienda dedicado a la manicura en San Rafael Abajo, Desamparados, y es un ejemplo de esta situación. Su empresa, Nails & Co Karen, forma parte de las 394.540 microempresas de hogares en el país, las cuales solicitan cada vez menos créditos para desarrollar sus actividades.
Los datos se desprenden de la Encuesta Nacional de Microempresas de los Hogares (Enameh), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), y que se publicó a finales de enero del 2024.
“No he intentado acceder a un préstamo porque imagino que piden muchos requisitos. Como estoy comenzando en este mundo de las uñas, no tengo un salario fijo para pagarlo”, comentó Aguilar a La Nación. Ella lleva 2 años liderando el emprendimiento.
Aguilar señaló que con los ingresos que obtiene del emprendimiento puede mantener los gastos de su hogar y sacar adelante a sus dos hijos. Sin embargo, le ha sido difícil acceder no solo a créditos en diversas entidades, sino también a tarjetas de crédito, por ejemplo.
La cantidad de microempresas de los hogares que solicitaron un crédito pasó de 68.630 en el año 2017, a 31.833 en el 2023. Este comportamiento viene acompañado también de una menor cantidad de créditos aprobados para estos emprendedores.
Las microempresas de los hogares son aquellas que desarrollan actividades productivas dirigidas al mercado, sin estar formalmente constituidas en sociedad, operando en establecimientos, negocios, fincas, en la calle o dentro de viviendas. Además, son empresas que no están inscritas, carecen de una contabilidad formal o generalmente no pagan un salario fijo a su dueño.
Eddy Madrigal, coordinador de la encuesta, señaló que existe un desaliento entre los emprendedores más informales debido a las dificultades que tienen para acceder al crédito en diversas entidades.
A esto se suma que la cantidad de microempresas en el país disminuyó en los últimos años, lo que también impacta en un menor número de las que solicitan préstamos. Además, la pandemia, la alta inflación y la restrictiva política monetaria complicaron las condiciones de estos créditos para los emprendedores.
“La cantidad de microempresas deben desaparecer conforme mejora la economía, porque se comporta de forma inversa al mercado de trabajo. Cuando la economía está creciendo, las tasas de interés tienden a subir, eso hace que la gente acceda menos a crédito”, explicó Madrigal.
Ana Carmona Álvarez, presidenta de la Asociación de Emprendedores de Costa Rica (Asecri), explicó que parte de la tendencia a la baja en la solicitud de crédito por parte de estas empresas es que las personas no ven opciones atractivas en el sistema financiero formal o no encuentran productos crediticios que se adapten a sus necesidades.
“Los requisitos para que las personas puedan calificar a un crédito están caducados, no son herramientas financieras atractivas para emprender. Desincentivan el empezar un negocio”, señaló.
Según dijo, la práctica más común en los inicios de cada emprendimiento, cuando aún se maneja informalidad, es pedir dinero a familiares o conocidos, o bien, activos para trabajar.
Carmona destacó que ante la falta de opciones en la banca, un sector de los emprendedores ha optado por acceder a créditos en otras empresas financieras, como Gollo o Monge, o incluso fintechs, debido a que sus requisitos no son tan restrictivos.
Banca pública es la primera opción
Entre las posibilidades que manejan los microempresarios, la banca pública encabeza como la opción donde estos más solicitan créditos. El 38,8% de las microempresas de los hogares que solicitaron créditos lo hicieron en un banco público.
Por otra parte, el 20,9% acudió a un banco privado, un 13,3% a cooperativas, un 12,7% a financieras o empresas de préstamos, y un 10,9% a prestamistas particulares.
La Nación realizó consultas a diversas entidades del sistema financiero sobre el comportamiento del crédito a mipymes, así como requisitos y posibilidades que tienen las empresas informales de acceder a algún tipo de financiamiento.
Vanessa Flores, directora de Soluciones para el Cliente del Banco Nacional, indicó que en el 2023 la entidad formalizó 21.397 operaciones crediticias para mipymes. Esto incluye empresas formalizadas y no necesariamente solo las conocidas como microempresas de los hogares.
El Banco Popular señaló que tras el impacto de la pandemia, en el año 2021 la cartera de créditos otorgados a microempresas cayó, pero a partir de ese momento las colocaciones crecieron, contrario a la cifra del INEC.
Leonardo Soto, gerente de productos de Crédito de Scotiabank, explicó que algunos de los requisitos para que los trabajadores independientes sean sujetos de crédito son estar debidamente inscritos ante la Dirección General de Tributación del Ministerio de Hacienda y presentar evidencia de sus ingresos a través de una certificación emitida por un contador público autorizado.
Nazira Burgos Berdugo, gerente de Relaciones Institucionales y Sostenibilidad de Coopenae, señaló que esa cooperativa no ofrece créditos a microempresas de los hogares, por lo que pueden optar por dos modalidades de análisis: crédito para Negocio, dirigido a empresas con mínimo dos años de funcionamiento, inscritas en Hacienda y con respaldos financieros para demostrar su operación. La otra opción es un crédito de consumo presentando como respaldo constancia salarial o certificación de ingresos.
Características del crédito también varían
A pesar de que la cantidad de microempresas que lograron acceder a crédito se redujo considerablemente desde el 2017, las características de los préstamos no son las mismas.
La encuesta también calcula el monto promedio de cada crédito, así como el plazo promedio. La primera vez que se calculó esta información fue en la Enameh del 2018, y en ese momento el valor promedio del crédito era de 6.962.591, a un plazo de 70 meses. Para el 2023, la cifra promedio era de 11.256.598, a un plazo de 74 meses.
Eddy Madrigal calificó los crecimientos de monto del crédito en los últimos dos años como “extraordinariamente fuertes”, y añadió que hay un impacto fuerte de la inflación, aunque no se puede definir una tendencia clara a lo largo de los años.
De acuerdo con el INEC, es normal que el valor promedio del crédito crezca por el factor inflacionario, motivo por el cual este se disparó en el 2022 y el 2023 en comparación con el año anterior.
Madrigal añadió que el valor promedio también crece debido a que en los últimos años han desaparecido las microempresas más pequeñas, por lo que los emprendimientos más robustos tienen la necesidad y la capacidad de afrontar mayores montos de deuda y a mayores plazos.
La Encuesta Nacional de Microempresas de los Hogares se efectuó entre agosto y setiembre del 2023 por medio de consultas a un total de 2.722 microempresas hogareñas, con una tasa de respuesta del 73,1%, según se detalla en la ficha técnica del estudio.