Entre 2014 y 2018, una familia de Alajuela pasó de estar en pobreza extrema a adquirir su casa propia, mediante un bono de vivienda. Se trata del núcleo familiar de un colaborador de Florida Ice & Farm, que figura entre más de un centenar de empresas en Costa Rica que toman acciones para combatir la pobreza extrema entre sus empleados.
El primer esfuerzo conjunto en este campo lo lanzó la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED) en el 2011, a partir de una experiencia individual de la empresa Holcim.
Erika Linares, directora de la Dimensión Social de AED, explicó que la iniciativa se llama Alianza de Empresas sin Pobreza Extrema y consta de un programa de capacitación de ocho sesiones mensuales, en el que han participado más de 90 empresas.
“Se pretende que la empresa desarrolle las capacidades básicas para erradicar la pobreza extrema entre las y los colaboradores y sus familias, mediante un enfoque integral y multidimensional del fenómeno de la pobreza”, explicó.
En sus esfuerzos, las compañías toman acciones que van desde capacitar a su población sobre temas puntuales hasta tener impactos masivos.
Hoy las organizaciones cuentan con varias opciones para atacar el problema con la metodología que mejor se adapte a sus necesidades. Una de estas es el índice de pobreza multidimensional empresarial (IPM), de Horizonte Positivo.
José Aquilar, director ejecutivo de Horizonte Positivo, explicó que trabajan con la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano (OPHI) de la Universidad de Oxford, y aplicaron una adaptación de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), que permite recolectar la información para calcular el IPM dentro de las organizaciones.
“Convertimos la encuesta en un formulario en línea, fácil de usar, que los colaboradores pueden llenar desde cualquier dispositivo con acceso a Internet. Adicionalmente, hemos desarrollado una metodología de implementación para acompañar a las empresas durante todo el proceso, desde que ingresan a lo que llamamos la Comunidad IPMe, una red de empresas buscando impactar el desarrollo humano de sus colaboradores y sus familias”, dijo.
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Gisela Sánchez, directora de Relaciones Corporativas de Fifco, afirmó que se trata de una intervención 360, donde se incluyen asesorías en nutrición y salud, educación de los miembros de las familia, vivienda y finanzas familiares. Cada familia tiene un padrino, que es otro empleado de Fifco, y los acompaña mes a mes para evaluar avances, para buscar refundición de deudas, entre otros.
“Los acompañamos con el proceso de bono y además los ayudamos con todo lo que tiene que ver con masculinidad. La mayoría de nuestros colaboradores son hombres y los sensibilizamos sobre cómo ser mejores esposos, mejores padres. Es un proceso integral. Invertimos alrededor de $600.000 al año solo en este programa, y lo que nos da los resultados que tenemos es el seguimiento y el equipo técnico que los acompaña”, enfatizó.
Con el IPM, la población que atenderán en la segunda oleada de combate a la pobreza supera los 400 empleados, un 6% del total.
Aeris tomó esta metodología y creó en el programa De la mano con Aeris, que está atendiendo a su primera oleada de colaboradores. Con base en la información obtenida, han aplicado tácticas como seguro social para familiares, campaña de salud financiera, becas de Bachillerato por madurez, soluciones de vivienda, entre otros.
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Cuestión estratégica
¿Por qué preocuparse por la situación de la gente fuera de la empresa? Las razones van más allá de la buena voluntad. La Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED), una de las precursoras de estas iniciativas, recoge cinco beneficios de negocio para quienes combaten la pobreza de sus empleados:
Pueden alinear programas ya existentes y validar su pertinencia según los resultados del estudio
Disminuyen factores de riesgo de rotación de personal, estrés laboral y otros por razones de sobrendeudamiento
Incorporan programas de desarrollo integral, bienestar y apoyo a familiares para apoyar a los hogares a mejorar en forma integral su situación de pobreza
Pueden diseñar programas específicos para cierto personal de acuerdo a las áreas críticas detectadas
Destinan recursos que tenían dirigidos a donaciones externas, a programas internos para sus colaboradores
Además, las empresas pueden tener impactos permanentes en la sociedad, pues la atención integral ayuda a romper el ciclo de la pobreza, al darle más y mejores herramientas a las nuevas generaciones, para la toma de decisiones financieras y de vida.
“Los resultados han sido sorprendentes. Hemos logrado encuestar a 11.071 hogares, lo que se traduce en 35.567 personas. De estos hogares, identificamos 1.999 que se clasifican en vulnerabilidad según IPM”, explicó Aguilar.