En el año 1908, cuatro hermanos de apellido Lindo Morales tuvieron la idea de fundar una fábrica de hielo. En una época donde Costa Rica se parecía más a Macondo, el pueblo ficticio de la novela Cien años de soledad, el hielo parecía ser un gran negocio. Así nació Florida Ice and Farm Company.
Los Lindo operaban en la finca La Florida -de ahí su nombre- ubicada en Siquirres de Limón. Las ventas del producto, que se distribuía a lo largo de las estaciones del ferrocarril en la zona Atlántica, iban bien, aunque no tanto como para imaginar en lo que Fifco iba a convertirse, 110 años después.
Cuatro años más tarde, en 1912, inicia la diversificación de productos por parte de Fifco. La empresa comenzó a caminar hacia lo que sería más de un siglo después, con la compra de la Cervecería Traube.
Este hito significó la entrada de la marca Pilsen a la nueva casa cervecera. Años después, nació la Imperial dentro de la Cervecería Ortega, empresa que también sería comprada por Fifco.
Sin embargo, el pasar de los años también significó una diversificación del público. A medida que el hielo iba quedando de lado, la oferta de Fifco se fue ampliando.
Gisela Sánchez, actual directora de Relaciona Corporativas de Fifco, destaca varios momentos significativos para la empresa. Sin duda, el primero, es la entrada en el negocio de cerveza, pero también la incursión en agua embotelladas y refrescos, y la hotelería, en los 90; y el ingreso a nuevos mercados: Centroamérica (2006) y Estados Unidos (2012), entre otros hitos.
También ingresó en el negocio del retail, por medio de la compra de las panaderías Musmanni, en el 2011.
Para llegar a esa diversificación consecuencia de la demanda del público y de los riesgos que tomaron en la compañía, el camino no fue fácil.
“A lo largo de toda la historia de la empresa ha habido momentos y retos importantes, pero quizás de los más significativos son: las épocas de recesión económica en el país y la entrada en nuevos mercados que nos ha impuesto muchos retos para adecuarnos a esos nuevos mercados”, destacó Sánchez.
Para una marca centenaria y reconocida, las expectativas de los consumidores son cada vez más exigentes, máxime si pueden elegir entre decenas de marcas de cerveza y aún más bebidas no alcohólicas. Es por eso, aseguran en la empresa, reinventarse –como marca pero también en portafolio– es parte del secreto del éxito y de la sobrevivencia.
Tras haber sido fundada por cuatro hermanos, Fifco emplea a 6.500 personas. Exportan a Centroamérica y Estados Unidos. De empezar como una fábrica de hielo pasaron, 110 años después, a producir y comercializar 1.700 bebidas diferentes, con 2.200 accionistas y ventas, en el 2017, por un total de ¢674.000 millones.