Los hoteles boutique en Costa Rica se apalancan de sus características diferenciadoras para la atracción de turistas tanto nacionales como extranjeros, por lo que apuntan a una atención más personalizada, una oferta gastronómica de alta calidad así como una operación con menor impacto ambiental.
Este tipo de alojamientos se diferencian de los más tradicionales por los espacios y decoraciones que mantiene, así como por una cantidad más reducida de habitaciones, un lobby más pequeño, entre otros.
Datos brindados por Newmark Central America, empresa de consultoría inmobiliaria, señalan que los cantones de Santa Ana, San José y San Carlos son parte de las zonas que más concentran esta modalidad de hospedaje.
“Es una tendencia que se inició en los años 90 y ha mantenido un crecimiento constante en todos los sectores; tanto en la playa, como en la montaña y la ciudad. Desde hace más de 10 años, el ICT (Instituto Costarricense de Turismo) incorporó a los hoteles boutique como modalidad registrada de hospedaje”, comentó Danny Quirós, investigador de mercados de Newmark Central America.
Información suministrada por el ICT muestra que actualmente existen 63 empresas de hospedaje registradas bajo la categoría de hoteles boutique, que representan 2.114 habitaciones. Esta categoría se estableció en el 2011, periodo en el que se contabilizaban 45 alojamientos de este tipo con un rango entre tres y cinco estrellas, según una nota publicada por este medio de comunicación en dicho año.
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Un ejemplo del hotel boutique es Lagarta Lodge, en Nosara de Guanacaste, que se fundó en el 2016 y desde su nacimiento se conceptualizó de esta manera.
“El concepto se utiliza para definir a aquellos hoteles con ambientes íntimos y que generalmente tienen una denotación de lujo. Además, suelen ser pequeños, de pocas habitaciones, con una personalidad e identidad propias y buscan dar una experiencia única al cliente por medio de su atención y servicios”, explicó Alonso Bermúdez, gerente general de Lagarta Lodge.
Para el gerente de Lagarta Lodge, otra de las características es el servicio único y personalizado que se brinda desde la reservación hasta el alojamiento del turista. Con esto coincidió Marco Montoya, gerente general de Grano de Oro, un hotel boutique ubicado en el corazón de San José y con estilo victoriano tropical.
Montoya resaltó que la atención minuciosa del cliente tanto nacional como extranjero es primordial en este tipo de alojamientos así como el mantenimiento de las instalaciones para brindar un espacio acogedor y calidad y la capacitación continua del personal.
“En esto del concepto boutique no hay secretos o fórmula mágica, es hacer bien el trabajo, la búsqueda permanente de la excelencia y la mejora continua (...)”, dijo el gerente de Grano de Oro.
En la zona montañosa también pueden encontrarse este tipo de lugares y uno de ellos es Río Celeste Hideway, que brinda los servicios de spa y diversos tours que buscan conectar a sus huéspedes con la belleza escénica natural de la zona cercana al Parque Nacional Volcán Tenorio.
“La diferencia entre un hotel boutique y los otros hoteles se basa en cada detalle que lo convierte en exquisito y único, somos un hotel boutique de montaña, nuestras principales características son autenticidad y que somos una propiedad exótica ofreciendo una experiencia única con la naturaleza”, comentó Óscar Bermúdez, gerente de ventas de Hotel Río Celeste Hideaway.
Otro de los alojamientos estilo boutique es Studio Hotel, ubicado en Santa Ana, que cuenta con una importante colección de arte nacional como parte de sus instalaciones. Justamente, ocho de sus habitaciones están intervenidas por artistas, es decir, fueron diseñadas y decoradas a su gusto; Jorge Jiménez Deredia, Daniela Vargas y Édgar Zúñiga son parte de los artistas que han participado en el diseño del alojamiento.
Gastronomía y sostenibilidad
Otra de las cartas de presentación que buscan resaltar los hoteles boutique es la gastronomía de alta calidad, con elementos de sostenibilidad ambiental en algunos casos, o con restaurantes de gran reconocimiento en otros.
En este tema, el hotel Lagarta Lodge busca satisfacer los paladares más exigentes con una carta compuesta de productos de alta calidad, gran sabor y de la costa azul del país, orgánicos y “kilómetro cero” (producidos en zonas cercanas al alojamiento).
En el caso de Grano de Oro, también cuenta con su propio restaurante, que tras la fama que adquirió en la década anterior tuvo que expandirse en el 2007 para atender tanto a los huéspedes como a los comensales externos que lo visitan.
Asimismo, Studio Hotel cuenta con una terraza con piscina climatizada con paneles solares, como parte de los esfuerzos del alojamiento por ajustarse a estándares ambientales sostenibles.
Por otro lado, el director de gestión turística del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), Rafael Soto, explicó a La Nación, el pasado 8 de abril, que Costa Rica se posiciona a nivel mundial como un destino de turismo sostenible, lo que también explica el porqué algunos proyectos de inversión en hotelería pretenden posicionarse como categoría boutique.
“Los empresarios que están invirtiendo en estos proyectos hoteleros pretenden llamar la atención de segmentos del mercado turístico más exigentes, buscando posicionar una oferta mucho más diferenciada”, explicó Soto.
“El mayor objetivo va más allá de vender una noche de habitación hotelera, el objetivo es ofrecer a los huéspedes una vivencia única, a la medida, donde se entrelazan el servicio recibido, la experiencia gastronómica y el disfrute de la naturaleza”, agregó.