Intel atraviesa tiempos de cambio, con una reestructuración que implicó el recorte de miles de empleos y la pausa en el pago de dividendos a partir del cuarto trimestre de 2024, con el objetivo de ahorrar $10.000 millones en costos y continuar sus planes de inversión a nivel global.
Hace pocos días, las oficinas centrales de la firma, ubicadas en Santa Clara, California, volvieron a resonar con una noticia de The Wall Street Journal que impactó al mundo de la tecnología.
Este medio, que citó fuentes relacionadas al caso, reveló que Qualcomm contactó recientemente a Intel para plantear una posible adquisición de la compañía. Por el momento, el acercamiento no constituye una oferta oficial de compra, pero es una señal clara de una situación que parecía impensable hace algunos años.
Intel, el gigante estadounidense de la industria de semiconductores, redujo su valor de mercado en los últimos nueves meses y cedido parte de su protagonismo a otros participantes del sector, como la empresa de procesadores Nvidia. Qualcomm, uno de los competidores de Intel en este campo, estaría buscando aprovechar la coyuntura para adquirirla.
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En medio de este contexto, el gestor de activos Apollo Global Management también ofreció concretar una inversión accionaria de hasta $5.000 millones en Intel. La dirección de la empresa de semiconductores estaría estudiando la propuesta, según reveló, en otra publicación, Bloomberg.
¿Cómo se llegó a este punto?
En los últimos años, los resultados financieros de Intel no han sido los mejores. En 2022, las utilidades netas fueron de $8.000 millones, lo que representó un desplome del 60% en comparación con 2021, cuando las ganancias netas de la firma tecnológica fueron de $19.900 millones.
Un año más tarde, en 2023, registró una reducción en sus beneficios, disminuyéndolos hasta el 79%. Esta tendencia se ha mantenido durante el 2024, pues la compañía anunció pérdidas por $1.610 millones durante el segundo trimestre.
En una entrevista con La Nación, en febrero pasado, David Zinsner, director financiero de Intel, manifestó que en 2023 experimentaron una ralentización en sus ventas debido a que hubo una aceleración durante la pandemia, lo que desembocó en una menor demanda de sus clientes para sus inventarios.
Vanessa Gibson, directora de Clima de Inversión de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde), coincidió en que aspectos relacionados con la pandemia llevaron a las empresas a sobreestimar sus inventarios.
Esto provocó un rebalanceo de las operaciones en busca de volver a puntos de equilibrio más ajustados a la realidad actual. Gibson agregó que, en el terreno global, factores como la inteligencia artificial (IA), la automatización y un mayor nivel de complejidad están replanteando la forma de hacer negocios, lo que implica una búsqueda de mayores eficiencias.
“Esa misma dinámica también da espacio para nuevas adquisiciones o fusiones que se dan para ganar presencia o tener dominio en nichos muy específicos con mayor oportunidad de negocio”, señaló Gibson.
La empresa, que en 2022 tenía una capitalización de mercado estimada en $220.000 millones, ahora tiene una valoración de aproximadamente $100.000 millones, según las bolsas de valores. Incluso, semanas atrás llegó a rondar los $80.000 millones.
Qualcomm tiene un mayor músculo financiero, pues esta compañía, especializada en procesadores Snapdragon para smartphones y PC, ya cuenta con un valor de mercado que casi duplica al de Intel ($187.000 millones).
Ante este panorama, Intel, fundada en 1968, ha tenido que tomar medidas drásticas, como el recorte de 15.000 empleos, la suspensión del pago de dividendos a los accionistas y el retraso de sus ambiciosos proyectos de nuevas plantas de manufactura en Alemania y Polonia, que se pospondrán, al menos, dos años.
Pero la compañía no solo ha perdido terreno en el mercado de PC y centros de datos. Otro desafío para Intel es su poca presencia en el mercado de IA, donde Nvidia ha conquistado a la mayoría de los clientes con sus productos especializados.
Nvidia produjo el 88% de todos los GPU (siglas en inglés para las unidades de procesamiento de gráficos) autónomos entregados en el mundo en el primer trimestre de 2024, según la consultora Jon Peddie Research. En este campo, también enfrenta la competencia de AMD, que tiene un 12% del mercado, mientras que Intel se encuentra por debajo del 1%.
En su lucha por mantenerse competitivo, Intel lanzó el pasado 24 de setiembre su procesador Xeon 6 y los aceleradores de IA Gaudi 3, optimizados específicamente para IA generativa a gran escala.
Pat Gelsinger, director ejecutivo de Intel, afirmó en una nota enviada a sus empleados, el pasado 16 de setiembre, que la compañía vive “su transformación más significativa en más de cuatro décadas”.
“Necesitamos luchar por cada centímetro y ejecutar mejor que nunca. Porque esa es la única manera de acallar a nuestros críticos y lograr los resultados que sabemos que somos capaces de lograr”, aseguró el máximo ejecutivo de la compañía.
Sobre la compra, las fuentes relacionadas señalaron que “está lejos de ser seguro”, ya que plantea ciertas dificultades como enfrentarse a investigaciones antimonopolio por parte de distintas autoridades, al tratarse de la adquisición de una de las principales empresas tecnológicas de procesadores en el ámbito global.
¿Qué pasa en Intel Costa Rica?
En Costa Rica, la empresa tecnológica tiene operaciones desde 1997. Actualmente, cuenta con un Centro de Investigación y Desarrollo, una planta de ensamblaje y prueba, y un centro de servicios globales.
En sus operaciones locales, Intel emplea a unos 3.400 colaboradores directos y más de 4.000 indirectos. En su entrevista, en febrero, Zinsner destacó que desde el país se toman decisiones para toda la compañía.
En agosto de 2023, Intel informó de que asignó $1.200 millones para sus operaciones en Costa Rica, destinados a actualizar procesos y trabajar en las tecnologías más novedosas en un periodo de dos años.
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En relación con el rebalanceo de las operaciones de multinacionales en general, Gibson señaló que el impacto local está determinado por el grado de transformación, la posición en las cadenas de valor y el tipo de operación establecida en el país.
La Nación consultó a Intel Costa Rica, el lunes 23 de setiembre a las 12:25 p. m., sobre el avance de este plan de inversión en su primer año y si la estrategia se mantiene sin cambios tras los recientes anuncios. Al cierre de edición no se obtuvo respuesta.
A inicios de agosto, cuando se anunciaron los despidos masivos, Intel Costa Rica afirmó que están enfocados en identificar reducciones de costos y mejoras en la eficiencia mediante múltiples iniciativas, incluidas reducciones de fuerza laboral en áreas específicas de toda la empresa.
Así de turbulento como el mercado de los semiconductores, la travesía de Intel por Costa Rica ha estado marcada por fuertes altibajos desde que en 1996 se anunció la millonaria inversión de una planta de ensamblaje en la Ribera de Belén. Dieciocho años más tarde, en el 2014, la compañía anunció el cierre de esta manufactura, y no fue sino hasta el 2020 cuando decidió reabrir esta operación, con la promesa de nuevas inversiones y la ejecución de procesos más complejos desde Costa Rica.